Víctor Moreno comenzó otra temporada con el DIM. Con Arias conservó el puesto en la nómina titular. FOTO
Camilo Suárez
Tiempo. Eso es lo que piden en el DIM para que el equipo juegue mejor, obtenga resultados y los futbolistas se apropien de la idea del entrenador uruguayo Alfredo Arias.
Ya no solo hace ese pedido el timonel. Los futbolistas también sienten lo mismo. En la rueda de prensa posterior al triunfo 1-0 sobre Junior, el defensa Víctor Moreno fue claro en que a la plantilla le han hecho falta entrenamientos por el calendario tan apretado que han tenido.
“En la zona defensiva, que es una línea con nuevos jugadores (José Ortiz y Leyser Chaverra) nos han dado teoría en el tablero y luego nosotros hemos intentado seguir lo que nos pide el profe. Ante Junior nos juntamos con los volantes para ser agresivos y esperamos que con tiempo de trabajo podamos hacer las cosas mejor”, aseguró el defensor chocoano de 28 años.
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Por su parte, el técnico Arias se mostró contento por la primera victoria de su proceso al frente del cuadro rojo y confía en seguir haciendo respetar la casa para que los acompañen. “Somos los encargados de que nuestra gente venga, de que tenga el ánimo y el deseo de venir a alentar”, agregó el timonel, que este miércoles (7:00 p.m.) se mide a Pasto en el duelo de los octavos de final Copa Colombia.
¿Cómo fue el partido del DIM contra Junior?
Los hinchas le creen al Medellín. Por eso, a pesar de que el Poderoso acumulaba tres partidos sin ganar en la era de Alfredo Arias (un empate y dos derrotas), llegaron al Atanasio Girardot para acompañar y alentar al equipo desde temprano.
Eran la 7:10 p.m. Faltaba una hora para que empezara el partido. La llegada de la noche mermó el fuerte calor que hizo el domingo desde la mañana en Medellín. Sin embargo, en las inmediaciones del estadio se sentía bochorno. Por eso se veían a los grupos de aficionados –tanto a los que estaban en la zona contigua al estadio, como a los que se ubicaron afuera, sobre la Avenida Centenario, al frente del Obelisco– tomando gaseosa, cerveza, productos hidratantes y comiendo carne, chuzos, papas fritas, luego de no poderse resistir al fuerte olor a comida asada que se mete por la nariz y hace que el estómago se retuerza.
Un espacio para compartir
En los bajos del Obelisco sonaba salsa. Un grupo de seis hinchas en el que había varias personas jóvenes y un adulto mayor, se estaba tomando fotos. Todos tenían puesto un gorro alto, parecido a los que usan los magos para sus trucos, que los hacía ver uniformados y llamaba la atención de quienes pasaban por el lugar. Ellos, al igual que muchos aficionados, decidieron que su parche de domingo fuera ir al estadio.
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Lo mismo pasó con la familia Mesa Hoyos, quienes llegaron desde el sur del Valle de Aburrá para ver el juego. Faltaba media hora para que empezara el partido. Doña Alejandra Hoyos estaba con Camilo Mesa, su hijo y con Samuel, su nieto, en la parte de afuera de la tribuna occidental. En los negocios cercanos sonaba vallenato. El papá y el niño se pasaban un balón que tenían. Se veían contentos.
“Nosotros siempre venimos en familia. Llegamos temprano para que Samuel viera la llegada del equipo, que le encanta”, comentó Hoyos con una sonrisa en el rostro.
“Hoy venimos a apoyar el equipo porque tenemos fe de que las cosas se le van a dar al profe Arias”, agregó Camilo. “Y hoy seguro ganamos. No sé con qué marcador, pero yo creo que Luciano Pons hace gol”, concluyó Samuel, con una sonrisa de tranquilidad en su rostro.
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Los tres emprendieron su camino para entrar a la tribuna oriental, que en la parte de afuera del Atanasio estaba cercada con unas mallas que separaban los kioscos de la calle que rodea el estadio debido a la falta de Policía que hubo en el escenario, para encontrarse con Jean y Ana María, los otro miembros de la familia.
Emociones en la cancha
En la parte baja de la tribuna occidental hacía calor. El partido estaba a punto de empezar. Los aficionados que llegaron tarde subían afanados para no perderse el juego. Los equipos salieron a la cancha. Los futbolistas del Medellín salieron con unos perros al terreno de juego. Los caninos los acompañaron en los actos protocolarios. Sonaron los himnos de Colombia y Antioquia.
En las tribunas los hinchas empezaron a corear “vamos rojo, pongan huevos, que ganamos”. Los jugadores hicieron caso. Salieron a correr todas las pelotas, a presionar alto. Luciano Pons no dio por perdido un balón, al minuto 22, y llegó hasta donde estaba el arquero del Junior. La bola le rebotó y casi es gol. Los aficionados se levantaron de emoción. No fue gol.
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Tampoco fue gol el remate de Pons que dio en el travesaño, hizo gritar a la gente que pensó que era gol y luego dejó el estadio sumido en un silencio incómodo. El que no se quedó callado fue el técnico Arias. Que todo el primer tiempo se la pasó dándole indicaciones enérgicas a sus jugadores y protestando las decisiones arbitrales con las que no estaba de acuerdo. La primera parte terminó empatada.
El triunfo anhelado
En el segundo tiempo, el Medellín mantuvo la intensidad que mostró en el primero. Por eso salió decidido a atacar, a vencer a su rival, a conseguir el primer triunfo de la era Alfredo Arias. Cetré desbordó varias veces, pero no encontró compañeros en el área. Después entró Ánderson Plata y el rojo siguió volcado al ataque, pero el gol anhelado no llegaba.
Fue al minuto 65 cuando Luciano Pons cazó, casi cayéndose, una pelota dentro del área, la empujó y puso celebrar a rabiar, casi como locos, a los hinchas del Medellín que llegaron al estadio. “Señores soy hincha del rojo y lo llevo en el alma...”, cantaron tras la anotación.
En los minutos restantes el cuadro rojo tuvo otras llegadas. No las concretó pero se quedó con el resultado. Samuel, el niño de 8 años que fue el estadio con su familia, tuvo razón: en la noche de este domingo caluroso, con gol de Pons, el DIM de Arias por fin ganó.
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