Más allá de saber si el ciclo de Carlos Piscis Restrepo llegó a su final después de la opaca presentación de la Selección sub-20 en el Suramericano de Ecuador, decisión que deben tomar los directivos de la Federación Colombiana de Fútbol y el propio entrenador, este es un momento propicio para analizar cómo se está proyectando el balompié criollo.
En un deporte que se basa en resultados inmediatos y que en este caso desfavorecen al cuerpo técnico porque se cumplió una de las peores campañas, sumado a un país deportivo sin memoria, seguramente habrá cambio. La presión de un amplio sector de la afición, alimentada por la crítica periodística, terminará influyendo en la determinación.
Piscis asumió el cargo en 2012 en remplazo de Eduardo Lara. Un año después fue campeón suramericano, luego subcampeón en 2015, clasificó a los mundiales de Turquía y Nueva Zelanda, y le dio el cupo a Colombia para los Olímpicos de Río-2016 después de 24 años. Pero no logró el cupo para el Mundial de Corea del Sur-2017 y se lo quieren cobrar.
Para algunos, su estilo no agrada y sus selecciones no enamoran. Le recriminan fallas en la elección de los jugadores y dicen que ya cumplió el ciclo. “Tuvo demasiadas oportunidades”, apunta el entrenador Gonzalo García (Leivinha), quien asegura que en Colombia se prefiere la talla y la velocidad al talento y al buen fútbol, como lo ha evidenciado en la actual Sub-20.
Aparte de la imagen negativa que proyectó el equipo en el Suramericano, los expertos encuentran vacíos que necesitan llenarse para evitar retrocesos en menores y mayores, pues el recambio debe ser permanente. Con Piscis o sin él, hay que fortalecer las bases. Los errores, como sucedió en esta ocasión al no tener una buena preparación y fogueos, resultan dañinos.
Poco trabajo de formación en clubes
“Hay muchas carencias en las bases de los equipos profesionales del país”, remarca Leivinha, quien se aterra al ver jóvenes que ya han tenido experiencia en el rentado y no saben entregar un balón a ras de piso, ni tienen control dirigido y manejo de pelota acorde a su formación. “Estamos en mora de volver a los futbolistas pequeños de talla, pero con talento”.
Puntualiza que cada club debe tener un fundamentador en las categorías menores, como sucede en Europa y las potencias de Suramérica. “La clave para jugar bien es la técnica, “el trabajo táctico y físico se adquiere fácil”.
Escogencia de jugadores, punto clave
Guillermo Chiqui Londoño, scouting del Manchester City de Inglaterra, apunta que Piscis ha hecho un buen trabajo, pero al mismo tiempo entiende que esta vez no pudo lograr la meta, y que todos los procesos tienen su fin.
Añade que en este tipo de torneos, por la presión, se juega más pensando en un objetivo y no en cómo se logra. “En esta ocasión el profesor tampoco tuvo suerte por las lesiones de varios jugadores de la categoría”.
Es ahí cuando resulta importante mantener un seguimiento riguroso de los posibles relevos. La Federación está en la obligación de ofrecer garantías, consolidar grupos desde infantil, con entrenadores idóneos y bien remunerados.
Es hora de revisar si el sistema actual es viable o necesita reestructuración. Viene el Suramericano sub-17 y seguro el técnico Orlando Restrepo, quien se estrena en esta categoría, estará en la mira de los críticos en relación con la Selección.
Futbolistas que maduran biches
Un hecho que preocupa al entrenador Pedro Sarmiento es que Colombia está exportando jugadores sin terminar su formación. Importa el negocio, así más adelante se cierren puertas. Un ejemplo es Marlos Moreno, transferido al Manchester City y cedido a préstamo a La Coruña, en el que no ha podido sobresalir.
La parte mental también es clave. Hay que luchar para que los deportistas tengan los pies sobre la tierra antes y durante las competencias, en las que abundan los empresarios. Cuentan que antes de viajar a Ecuador, los integrantes de la Sub-20 exigieron premios, al estilo de los mayores. Ahí empieza a enredarse el camino.
Javier Álvarez, exseleccionador nacional, asegura que la norma del sub-20 debe volver a la Liga local, pues además de brindarles fogueo y roce a los muchachos, los seleccionadores tienen más opciones para conformar los equipos.