Tao Geoghegan Hart, un joven londinense de ascendencia escocesa e irlandesa, se convirtió ayer en el segundo ciclista británico en inscribir su nombre en el palmarés del Giro de Italia, dos años después de Chris Froome, y se confirmó al más alto nivel.
Tao -que en gaélico quiere decir “silencio”, muy ligado a sus orígenes británicos-, lleva años instalado en Girona (Cataluña, noreste de España).
Junto a su pasión por la bicicleta, es un gran entendido en el café, viaja con su propia cafetera y diserta en su página web sobre granos o filtros utilizados para degustar esa bebida.
A sus 25 años, Geoghegan Hart pasa de promesa a realidad y encarna a la perfección el ciclismo tendencia en el mundo anglófono, interesado por la competición pero también por las nuevas formas de business (negocios) que lo acompañan. Es el mayor de cinco hermanos y creció en Hackney, un barrio situado al este de Londres.
Carácter indomable
Su padre, un albañil con raíces mitad irlandesas y mitad escocesas le inculcó la cultura del esfuerzo, que Tao aprovechó desde niño para los diferentes deportes que fue probando. Pasó por el fútbol y la natación e incluso, con 13 años, fue el más joven de un grupo de relevos que atravesó a nado el Canal de la Mancha.
Pero finalmente se dejó enamorar por la bicicleta y el Hackney Cycling Club Keir Apperley fue su primer club.
Su carácter, testarudo y perfeccionista, es conocido por sus colaboradores cercanos y comienza también a ser popular en el pelotón.
“Nos ocupamos de él cuando era júnior suministrándole bicicletas, pero también le dimos un trabajo los sábados en la tienda, durante el invierno, para que ganara algo de dinero”, contó a The Guardian Greg Needham, del fabricante de bicicletas Condor. “Sabíamos que tenía algo, era un chico supermotivado y concentrado”.
Geoghegan Hart, cuyo nombre se debe a su ascendencia irlandesa, probó con el ciclismo en pista, como buena joven promesa británica. Pero optó por el ciclismo en ruta.
Entró en el grupo juvenil del equipo de Axel Merckx, un gran impulsor de jóvenes talentos, en 2014. Dos años después pasó a Sky en pruebas y se unió por completo al equipo de Dave Brailsford en 2017, a la vez que su nombre empezaba a hacerse conocido entre los entendidos.
En 2018 contribuyó enormemente a la victoria del galés Geraint Thomas en el Dauphiné. Participó el mismo año en su primera gran ronda, la Vuelta a España, y estuvo en 2019 en el Giro de Italia, donde se fracturó una clavícula y abandonó en la 13ª etapa, poco después de haber ganado dos etapas en el Tour de los Alpes.
En 2020 ha conseguido sacarse esa espina en el Giro. “Me gustó mucho el Giro”, afirmaba a principios de año en alusión a la edición de 2019, ganada por el ecuatoriano Richard Carapaz.
“Hay muchas más oportunidades que en el Tour de Francia”, subrayaba. Y ha sabido aprovecharlas, en una edición atípica por la pandemia del nuevo coronavirus. El título lo ganó ayer en la última etapa en contrarreloj individual al sacarle ventaja de 39 segundos a Jai Hindley con quien igualaba en tiempo en la general .