Un Nairo Quintana más suelto, sin presión de lograr resultados en la carretera, fue el que se le midió al #RetoOquendo en el Instagram de EL COLOMBIANO.
El corredor boyacense, que se estrenó a comienzo de año como líder del Arkéa francés recordó sus inicios en Cómbita, donde después de intentar en muchos deportes en los que no tuvo suerte, se decantó por la bicicleta gracias a la influencia de su papá.
“La verdad, le gustaba más a él que a mí. Se levantaba temprano a prepararme la comida que él creía que me daba fuerza, cuando llegaba de entrenar limpiaba la bicicleta, la reparaba y verlo correr detrás mío con una caramañola en las carreras pese a su condición de discapacidad me impulsaba”, confesó el ciclista de 30 años mientras compartía con sus seguidores fotografías de sus primeras competencias al lado de su progenitor (Luis Quintana).
Esa relación y el vínculo tan fuerte que creó con él a través del deporte quiere replicarlo con sus hijos; no obstante, sin que sea, precisamente, el ciclismo el obstáculo para compartir con ellos.
“Ayudarle a los niños en las tareas me ha gustado mucho porque, por el afán, te desentiendes, los mandas al colegio y que allá se defiendan. Son dos meses acompañándolos en clases y ya quedará como un hábito para no perderte los momentos en los que comienzan a escribir, leer, que son únicos”.
Ser como la “rana sorda”
Al hablar de su carrera, Nairo recordó varios momentos que han marcado su trayectoria, como la victoria en la etapa 20 del Tour de Francia en el 2013, el 20 de julio, día de la Independencia de Colombia.
“Ese día lloré de alegría porque no me lo podía creer. Sabía que en ese momento mi vida había cambiado, esa etapa me marcó muchísimo”, contó el pedalista, que con ese triunfo de etapa se consagró campeón de la montaña y de los jóvenes, además de su primer subtítulo de la ronda gala.
Así mismo, hizo memoria de la etapa en la que asumió el liderato del Giro de Italia 2014, en la que, sin tener buen estado de salud, venció, e hizo una analogía con la “rana sorda”.
“Ganar con esa mentalidad del ‘yo puedo’, dejando a un lado las adversidades y hasta sin escuchar bien fue increíble. Me pasó lo de la ‘rana sorda’ que la pusieron a subir una torre y le decían cosas y logró llegar a la cima porque no escuchó ningún comentario negativo. A veces hay que ser así”..