Juan Carlos Arango, mejor conocido como JuanK El Gordo –aunque ya no lo es tanto gracias a la bici–, es el claro ejemplo de que los retos, por muy difíciles que parezcan, se pueden superar desde que haya disciplina y convicción por lo que se anhela, aún más cuando se quiere ser fuente de inspiración.
El pasado fin de semana, y por tres días seguidos (de mañana, tarde y noche), este hombre de 43 años de edad, con cada pedalazo que daba, logró despertar gran cantidad de sentimientos entre quienes lo alentaban en su desafío y los que siguieron su aventura a través de las redes sociales.
Mientras escalaba repetidamente en bicicleta por una de las cuestas más duras y tortuosas del ciclismo colombiano, por algunos tramos del recorrido rodando lento porque creía que las piernas se le iban a estallar, Arango generó entusiasmo, alegría, orgullo, tensión, nervios, angustia y hasta miedo mientras devoraba kilómetros en ascenso para lograr lo que muchos consideraban una locura: escalar 22 veces el Alto de Las Palmas hasta completar un doble Everesting.
Este consiste en realizar ascensos repetidos en una montaña hasta alcanzar la altura total acumulada de dos Everest, es decir, 17.696 metros de desnivel.
Cada vez que JuanK llegaba a la cima, ubicada a 2.550 metros de altura, partiendo desde el Club Country y terminando en el centro comercial Viva, recorriendo 11,4 km en cada subida y con rampas que alcanzan el 18% de desnivel, daba gusto verlo más y más, como aquellas buenas series que nadie se quiere perder y que se desea tengan un final feliz.
Y el desafío de Arango sí que tuvo un desenlace genial, más allá de que en algunos instantes el frío, la lluvia y el cansancio acumulado fueran parte de sus peores enemigos. Durante esas eternas jornadas solo tenía derecho a dormir dos horas (la primera vez que concilió el sueño lo hizo por 45 minutos; la segunda durmió una hora y 45 minutos, al límite de lo permitido).
La subida más rápida la hizo en una hora y 11 minutos; la más lenta en 1:47.00.
“Lo que más se me venía a la cabeza cuando terminaba una subida era que sin el apoyo de las personas no lo iba a lograr, más allá de ser fuerte mental y físicamente. La buena energía que me dieron me ayudó a seguir firme, a mantener el equilibrio”, comentó Arango, quien inició la prueba a las 4:04 de la mañana del viernes y la concluyó a las 5:03 de la tarde del domingo.
Entre las decenas de mensajes que recibió hubo uno que lo llenó de más valor, el de Rigoberto Urán (EF), quien estaba compitiendo en China.
“Las palabras de Rigo me llegaron en un instante sensible. Me motivó aún más. Parte de querer hacer este reto era agradecerle a la vida por tantas cosas bonitas que me ha regalado, entre ellas compartir y aprender de mi ídolo Urán”, dijo JuanK, quien sufre un síndrome en el que sus plaquetas se autoconsumen y tras el cual estuvo en quimioterapia oral en 2017.
En ese tiempo pesaba 122 kilos y al cambiar de hábitos de vida, en los que la cicla fue una de sus mejores compañías, está ahora en 79.
“Lo que viví subiendo a Palmas fue una guerra mental constante. El viernes me sentí muy bien. Al principio sabía que debía guardar fuerzas, pero al final ni las tenía. Cumplí los 22 ascensos gracias al aliento de cada persona que se me acercaba”, reiteró el pedalista, quien se convierte en el segundo antioqueño en hacer un doble Everesting, después de Dorancy González en 2022.
“Nunca me imaginé algo tan apoteósico, el estar tan acompañado, estoy feliz. Por lo que le mueve a uno el corazón vale la pena darlo todo, ya sea en el deporte, el trabajo, en el amor o en cualquier otra cosa. No hay imposibles, si el gordo pudo, los demás también”, señaló JuanK, un crack de la bici y la vida.
