Sin olvidar la tragedia ni los seres queridos que perecieron el 28 de noviembre de 2016 en el accidente aéreo, pero sí con la firme convicción de no escarbar en ese dolor, el Chapecoense regresa a Medellín para la final de la Recopa, que se jugará el miércoles a las 7:45 p.m. en el estadio Atanasio Girardot.
Las directivas del club brasileño le pidieron el favor a la Alcaldía de Medellín no hacer más homenajes referentes a ese triste episodio de su historia y llegan convencidos en que la mejor forma de exaltar a esos “héroes” es quedándose con el título.
“La mejor forma de honrarlos es dejando todo en la cancha por esta final”, aseguró el técnico Vágner Mancini a los medios brasileños.
De todas formas, la Alcaldía les dará un recibimiento con honores, el lunes en la base aérea de Rionegro, y les entregará una placa que sellará definitivamente la hermandad entre Medellín y Chapecó, en un acto que se realizará el mismo día del partido, a las 5:00 p.m.
Ivalberto Tozzo, vicepresidente de Chapecoense, dijo que ya han llorado a sus amigos y que es hora de no pensar en la tristeza para tratar de regalarles una alegría.
“Estamos eternamente agradecidos con Medellín y Nacional, pero al igual que ellos queremos ser campeones de la Recopa”.
Chapecoense saldrá a la cancha con la ventaja de un 2-1 que consiguió en el duelo de ida en su casa. Cabe recordar que en esta final no cuenta el gol visitante en caso de paridad de la serie.
Así que Nacional está obligado a revertir la serie si quiere quedarse, por primera vez, con la Recopa Suramericana, final que ya disputó en 1990 ante el Boca Juniors, en Miami, cuando se jugaba un solo partido, y que perdió por la mínima diferencia (1-0).
De lograr este trofeo, a Nacional únicamente le quedará faltando en su vitrina el título de la Copa Suramericana.