El fuerte Dunree está ubicado en el sinuoso fiordo de Lough Swilly, uno de los grandes puertos naturales de Irlanda. Dunree fue un importante emplazamiento defensivo con papel protagónico en muchos acontecimientos históricos de la isla desde las invasiones vikingas hasta la huida de los Earls en 1607, la rebelión de 1798 y la Primera Guerra Mundial.
El Fuerte permaneció en manos británicas tras la partición de la isla en 1921 y sólo fue transferido a la República de Irlanda en 1938. Durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas irlandesas fueron estacionadas en Fort Dunree para evitar que las naciones en guerra violaran la neutralidad del país. Luego, el ejército irlandés utilizó el fuerte para entrenamiento hasta 1990. Sin embargo, en la actualidad, su impresionante belleza natural y su abundante fauna atraen a un número cada vez mayor de visitantes a uno de los lugares más bellos y tranquilos de Inishowen.
El Museo Militar de Fort Dunree se abrió al público por primera vez en 1986 para presentar el papel vital que desempeñó Fort Dunree en la defensa de la costa y la protección de la neutralidad irlandesa, así como una serie de artillería costera y artefactos que dan significado y visión al funcionamiento diario del Fuerte. El Fuerte alberga la Colección Rockhill, una colección privada de recuerdos militares perteneciente a Jackie Keenan y Jim Gallagher, que la han cedido al Museo Militar de Fort Dunree. Esta exposición se encuentra en la Galería Saldanha, que cuenta con una sala de Descubrimiento de la Vida Salvaje y otra para exposiciones de arte. Estas exposiciones de arte contemporáneo que tienen lugar en la Galería Saldanha están a cargo de Artlink, que se fundó en 1992 y es la compañía de arte profesional más antigua de Inishowen, Co. Donegal, Irlanda. Las oficinas, el estudio y sus talleres se encuentran en el Museo Militar de Fort Dunree.
Teniendo en cuenta el patrimonio histórico de Fort Dunree y las posibilidades de discusión y representación que los espacios que actualmente forman parte de la vida cultural que el fuerte puede ofrecer a la comunidad, propusimos un seminario. El objetivo es explorar la representación artística y material de la guerra y la paz en diferentes contextos. Las posibilidades del arte y su inscripción en el lazo social.
El arte y la guerra tienen una relación compleja, ambos son opuestos: el arte es creativo, la guerra es destructiva. La guerra es una actividad netamente humana. También lo es el arte. Además, el arte se ha utilizado como propaganda, para reforzar la moral y la construcción de la nación, por un lado. Por el otro, para hacer campaña contra la guerra mediante respuestas viscerales y altamente personalizadas a la brutalidad de la guerra.
Además, el arte permite recordar la violencia, registrando la experiencia de personas que pueden ser olvidadas por el registro histórico, y reescribir la historia de la guerra, y también facilitar el olvido de la violencia mediante la censura. Así, la guerra inspira el arte, pero el arte también puede ser saqueado en tiempos de guerra o destruido por ella. El arte igual ofrece un medio para ampliar la comprensión de la naturaleza y el carácter de la guerra a través de la aplicación de diferentes lentes, y, fundamentalmente, un medio para comprender las actitudes cambiantes de la sociedad hacia la guerra y la paz. Así, después de una guerra, el arte puede permitir a la gente recuperarse. No es de extrañar que desde que la humanidad libra guerras y busca la paz, los artistas hayan respondido de formas tan variadas y diversas como las guerras que las provocaron.
El seminario reflexionará sobre la relación entre arte, guerra, paz y patrimonio. El panel debatirá sobre las posibilidades del arte como herramienta o medio que puede complementar los procesos de construcción de la paz a través de la representación del conflicto para fomentar el diálogo comunitario, la elaboración del pasado, la reflexión y el pensamiento de un nuevo futuro colectivo. A partir de la exposición Arqueología del Color: Volver de la Guerra se reflexionará sobre las posibilidades que un diálogo constante entre el Museo Militar y Artlink puede ofrecer a la región y al mundo.
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Desde la primera mitad del siglo XX, autores como Walter Benjamin, Theodor Adorno y Max Horkheimer han identificado profundos cambios en el arte, tanto a nivel material y procedimental como conceptual. Estos son el resultado de las conquistas de la tecnología moderna y de la profunda reconfiguración del mundo social. Más recientemente, desde la década de 1970, el arte no sólo trabaja con lienzos y materiales, también con conceptos, personas, instituciones y problemas sociales, entre otros. Hoy en día la obra de arte se piensa como parte de un todo y, como tal, se espera que dialogue con la sociedad.
Para las sociedades en transición, que han vivido periodos prolongados de violencia como Colombia e Irlanda del Norte, y que ahora se enfrentan a los retos de la construcción de paz, las cuestiones sobre el papel de los museos, los archivos, los memoriales, el patrimonio cultural y su representación contemporánea a través del arte son de gran interés. Los ponentes debatirán sobre la importancia del arte para facilitar los procesos de memoria y la influencia que puede tener en la forma en que una sociedad avanza desde la reflexión y la comprensión de la violencia, el trauma y la pérdida, así como la relevancia del arte en la construcción de narrativas colectivas y subjetivas en torno a estos acontecimientos traumáticos/complejos con miras a su reparación.