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Velia Vidal escribe desde lo profundo de su mar

  • La autora recibió una Beca para la creación de autoras afrocolombianas, negras, raizales y/o palenqueras del Ministerio de Cultura. Foto: cortesía Velia Vidal
    La autora recibió una Beca para la creación de autoras afrocolombianas, negras, raizales y/o palenqueras del Ministerio de Cultura. Foto: cortesía Velia Vidal
  • Aguas de Estuario fue publicado por Laguna. Foto: cortesía Velia Vidal.
    Aguas de Estuario fue publicado por Laguna. Foto: cortesía Velia Vidal.
01 de octubre de 2020
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A veces solo firma sus cartas como Velia y otras como Vel, pero quizá la que más la describa sea Veliamar. Las aguas hacen parte de su piel, tanto así que cuando transcurre un tiempo largo en el que no las toca, siente una sensación que ella bautizó como “ausencia de mar”.

Nació en Bahía Solano, Chocó, a unos 100 metros del mar. Calcula que el hospital del pueblo está como a cuadra y media de la orilla. “El mar estaba en el aire que respiré cuando nací”, cuenta Velia Vidal, directora de la Fiesta de la Lectura y la Escritura de Chocó y ahora autora de su primer libro Aguas de estuario, un compilado de cartas que empezó a escribir en 2015 y que presentó en la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín.

Le dio nombre a esa añoranza en su adolescencia cuando empezó a darse cuenta de que a pesar de haber sido una niña muy alegre, también tenía algo de introvertida, que a veces prefería recorrer la orilla del mar por su cuenta.

Empezó a disfrutar mucho sus caminatas cuando la marea estaba baja y conocía la bahía, una que era profunda, tanto que “a veces parece un lago, no el mar, aquí no ves olas reventando”.

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Se dio cuenta de que en esa profundidad ocurrían un montón de cosas que a simple vista no se notaban. Cerca llegaban las ballenas o tiburones ballena debido a esa misma profundidad.

“Para mí eso empezó a ser todo un concepto, que yo era así. Me podía ver muy serena, pero por dentro estaba revuelta y tenía unas grandes fieras”, cuenta ella. Esa era su relación con ese mar que visitaba cada que podía y que sufría como una ausencia cuando vivió en Cali y 15 años en Medellín.

Parte de una tradición

Eso fue parte de lo que la impulsó a regresar a su tierra chocoana después de vivir en Antioquia por tanto tiempo. Su mar, su tierra, su familia (especialmente su abuela) y sus letras la llamaron de nuevo a vivir en Bahía Solano para cumplir un anhelo suyo, acercar la lectura y la escritura a su departamento, tanto como ella se sentía cerca al mar.

A Veliamar también se le puede relacionar con amor. Uno de los más grandes es ese por la palabra, que la rodeaba en conversaciones familiares, de tangos y boleros. Esa que después se manifestó en letras que sus tíos le enseñaron a leer y escribir y que se convirtieron en una vocación. “Es una relación que se ha tejido muy desde lo ancestral, desde lo genético”.

Ahora Velia dirige la corporación Motete que se dedica a la gestión cultural en su departamento y ya ha sacado adelante tres ediciones de la Fiesta de la Lectura y Escritura del Chocó y que ha hecho de los libros seres más cotidianos, conocidos y cercanos en la región.

Por ahora, Vidal y Motete celebran también otros logros. Fueron ganadores de una subvención de 40.000 dólares para que los niños de Chocó nivelen algunos conceptos de escolaridad que han perdido a causa del coronavirus.

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A una carta de cercanía

Fragmentos de esa travesía y de sus encuentros en ese regreso los narra a través de cartas a un amigo, un destinatario confidente cuyas respuestas sí le llegaron a Velia de vuelta en su momento.

“Puedes desear escribir cartas, pero si no tienes nadie dispuesto a esa correspondencia, no va a funcionar”, cuenta Vidal. Esas misivas lo lograron y le merecieron ahora ser la primera ganadora de la Beca para la creación de autoras afrocolombianas, negras, raizales y/o palenqueras del Ministerio de Cultura.

“Toda la correspondencia, todo lo que está ahí, fue enviado vía correo electrónico. Es lo que tenemos hoy, pero hay unas cartas que si fueron enviadas por correo”, todavía las tiene el destinatario. También hay cartas después de estas que fueron publicadas porque esa correspondencia no ha parado. “De absolutamente todo hay respuesta.

Son las respuestas más bellas que te puedas imaginar, son muy breves pero recogen mucho en pocas palabras”.

Por ahora, esas respuestas a la profundidad de esa bahía pueden ser imaginadas por el lector. Al fin y al cabo, quien se tope con este libro también será, de alguna manera, ese destinatarioI

$!Aguas de Estuario fue publicado por Laguna. Foto: cortesía Velia Vidal.
Aguas de Estuario fue publicado por Laguna. Foto: cortesía Velia Vidal.
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