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El arte formula preguntas. Al menos eso piensa Harold Ortiz, director artístico de Timebag, un proyecto cultural que desde 2014 busca espacios alternativos de circulación y de producción artística. En la primera edición los antiguos talleres del ferrocarril de Bello dejaron de ser un depósito de óxido y de piezas del pasado para convertirse por unos días en el escenario del arte alternativo de la ciudad. Al año siguiente las preocupaciones de los organizadores del Timebag se centraron en los procesos de gentrificación –esa dinámica social y económica que expulsa de los territorios a los habitantes pobres– y por ello realizaron la segunda edición en unas bodegas al frente del Museo de Arte Moderno de Medellín.
Y esa búsqueda de preguntas y reflexiones ha llevado al Timebag a diferentes espacios: el hospital san Juan de Dios, de Bogotá, y el hotel Nutibara, de Medellín. Ahora, la edición de 2022, que va del ocho al 31 de diciembre, tiene sede en un convento al interior del antiguo colegio Palermo, en El Poblado.
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“El Timebag es una plataforma para crear experiencias de arte en espacios no convencionales”, dice Ortiz. Y con eso en mente la programación del Timebag 2022 incluye exhibiciones, muestras de arte, subastas, laboratorios creativos, presentaciones de artes vivas y conciertos. La pregunta de este año gira alrededor de la gestión cultural y las actuales prácticas artísticas. Las restricciones sanitarias por la Covid-19 dejaron patente la fragilidad de las instituciones culturales y artísticas. Por ese motivo buena parte de los actos del cronograma de este año de alguna manera abordará dicho asunto.
El proceso curatorial del Timebag tuvo dos caminos. En el primero los organizadores invitaron a curadores a convocar artistas cuyas obras pudieran propiciar un diálogo respecto al norte conceptual de la edición de 2022. Y también abrieron una convocatoria al público, lo que permitió que en los pasillos y cuartos del convento haya trabajos artísticos de varias regiones del país: Cauca, Atlántico, Risaralda, Quindío, entre otras.
“Entre exhibiciones de arte, curadurías, acciones y proyectos, el público podrá ver muestras de más de setenta artistas, la mayoría está compuesta por colombianos radicados fuera del país”, dice Ortiz. También, por supuesto, hay distintos formatos de quehacer artístico: dibujos, fotografías, pinturas, esculturas instalaciones, videoarte y performance. “Timebag tiene un abanico bastante amplio de las artes hoy”, dice.
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Timebag busca crear un jardín cultural en Medellín, al menos durante diciembre. También pretende ofrecerla a la ciudadanía un escenario alternativo para pasar el tiempo libre de las vacaciones de fin de año. Para eso cuenta con una agenda cultural que cada semana se renovará. Dentro de los muchos actos se destacan la obra Colombianización, de Nadia Granados, obra ganadora del XI Premio Luis Caballero, y Rebis: Clima, crisis y creación, de María Isabel Rueda, una de las artistas nacionales con mayor proyección internacional.
“En las exhibiciones hay obras de artistas como: Chantal Peñalosa, Yoshua Okón y Lorena Wolffer (México), Regina José Galindo (Guatemala), Santiago Sierra (España), Dread Scott (EE. UU.), así como de artistas Colombianos como Patricia Bonilla, Jorge Marín, Ernesto Restrepo, David Escobar, Adriana Martínez, Juan Obando, Calderón y Piñeros”, informa el comunicado de prensa oficial del Festival.
Los precios de ingreso a Timebag varían: por un día la boleta cuesta $30.000, pero por un fin de semana cuesta $60.000. Una vez dentro el público podrá disfrutar una oferta de gastronomía y música.