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A los escenarios del Festival llegó por primera vez cuando acababa de terminar su pregrado y estaba empezando la maestría en Piano en la Universidad Eafit, con los maestros Claudio Suzín y Blanca Uribe. Fue ganador de la convocatoria de jóvenes talentos, un programa donde el director artístico de ese entonces, Stephen Prutsman, viajaba por el país buscando artistas para que los escucharan en Cartagena.
En esa época pasó mucho tiempo fascinado por los compositores colombianos que se dedicaron a la música de cámara, con algunos compañeros de la universidad formó el trío Valencia y fue tan amplio el repertorio que se encontraron a nivel nacional, que ni siquiera alcanzaron a explorar los compositores latinoamericanos en este subgénero (ver Radiografía). Luego siguió su formación en Europa y volvió a Colombia para ser profesor en su alma mater.
El regreso al Festival se da justo cuando el tema es uno de sus predilectos, la música de cámara. Este resultó inesperadamente, pues se tenía pensado rendir un homenaje al compositor de ópera italiano, Gioachino Rossini, lo que exigía una gran cantidad de músicos, así que para reducir la logística y ayudar en el control de los aforos para prevenir el contagio del covid-19, se optó por la música de cámara, que solo implica pequeños grupos. Igual Rossini hizo presencia, en el concierto que dio el maestro Mora junto a los internacionales Silvia Careddu, Nora Cismondi, José Gómez, Guido Corti, Ariana Haering y Stefano Malferrari, el 7 de enero. Allí se exploraron composiciones instrumentales tempranas de Rossini, apenas cuando se preparaba para explorar el tema vocal que le traería reconocimiento.
Para Mora, la música de cámara se trata de “tomar las ideas de la otra persona, volverlas de uno y viceversa, volverlas música. Finalmente es como llegar a un consenso, porque así yo estudie una pieza por mucho tiempo, me encontraré con otra persona que viene haciendo lo mismo, pero con otras ideas. No vamos a tener la misma versión, lo que lo hace muy interesante”. Es un campo más creativo y menos jerarquizado, incluso en el momento del concierto se pueden dar innovaciones que no se dieron en ensayos.
La clave es la preparación, “entregar todo”, dice el maestro, pues lo que aprendió en estos diez años es que cada experiencia trae cosas nuevas y si se es disciplinado en el estudio, se estará preparado para las nuevas conquistas.
Periodista cultural del área de Tendencias de EL COLOMBIANO.