Una esquina, un barrio, una ciudad. Una casa en Laureles, occidente de Medellín, se convirtió en galería de arte. Una donde hay un gato que se llama Apolo: maúlla, está inquieto, salta, va del comedor al sofá, del sofá a la cocina. Una en la que se expone Volverse Polvo, la propuesta del artista Camilo Castaño. Las palabras “volverse” y “polvo” son porque él aprovechó este material, que muchas veces se ignora, para dibujar y hacer obras de arte.
Mientras se camina por este espacio que mide nueve metros cuadrados y está iluminado por cuatro lámparas y la luz natural que entra por una ventana, Camilo cuenta que es una exposición en la que los muros son tan limpios que no hay textos ni fichas ni guías. Solo una introducción antes de ingresar: “Las series Amnesia voluntaria y Diarios, todavía en proceso, abordan la fragilidad de la memoria del país frente a hechos violentos que han marcado su historia reciente”.
Seis cuadros de una serie abierta (está en proceso) colgados en la pared, seis archivos fotográficos que fueron convertidas por Camilo en dibujos exactos que recuerdan cómo los reporteros gráficos del periódico El Mundo de Medellín cubrieron la violencia que vivió la ciudad entre los años 1988 y 1994.
El proceso de creación de Castaño fue así: seleccionó la foto y la reconstruyó tal cual, la dibujó a lápiz en un cartón rígido especial de conservación que permite que la obra no se descomponga con el tiempo y resista porque esta es una técnica acuosa. Es líquida porque el último paso fue pintar el dibujo con una mezcla de agua y polvo que recogió con brochas, como sacudiendo, del mítico y desaparecido edificio Mónaco de Pablo Escobar Gaviria ubicado en el barrio El Poblado.
Este material estuvo acumulado en las habitaciones de los apartamentos, en los rincones, en las ventanas. Camilo recolectó cerca de 350 gramos antes de que la Alcaldía derrumbara la edificación en 2019.
“La memoria de ese edificio era la memoria del inicio de los carrobomba en Medellín, allá le pusieron una a la familia de Escobar. Cuando se decidió derribarlo esa memoria se perdió, por eso me interesó recoger este polvo para hablar del olvido que vendría, como todo lo que pasa en este país”, cuenta Camilo.