Juanes, ovacionado en su casa: así fue el primer concierto de Juan Es Colombia
En el centro de espectáculos La Macarena fue evidente el amor que el paisa le profesa a su tierra, el cual es correspondido. Juanes se fue cargado de la energía de los suyos para iniciar su gira por el país.
Juanes cantó ante los suyos en el primer concierto de la gira Juan Es Colombia. FOTO Sebastián Carvajal.
El público llevó carteles y toda la energía para este concierto. FOTO Sebastián Carvajal.
A las 9:08 de la noche Juanes caminó hacia el centro del escenario con la sencillez de siempre. Levantó su mano derecha, a manera de saludo, ante los gritos de los asistentes a La Macarena, y empezaron los acordes de Gris, una de las nuevas canciones de Vida Cotidiana, su más reciente y premiado álbum.
Con un imponente juego de luces que lo iluminaban a él, y a su banda, desde la parte superior, empezaba una noche memorable para el paisa y su público. Era volver a casa, cantar frente a su gente, su famiila –incluida su madre Alicia Vásquez quien a sus 94 años asistió al concierto porque no se lo quería perder–, sus amigos de toda la vida, los fanáticos que lo han visto tocar tantas veces hasta en las épocas de Ekhymosis y hasta quien quizá nunca lo había visto en vivo.
Así comenzaba Juanes su Juan Es Colombia, el tour con el que recorrerá 5 ciudades del país que han seguido de cerca su carrera. El primer escenario tenía que ser Medellín, su casa, su vida, su constante inspiración. Fueron, no una ni dos, sino varias veces en la velada en las que Juanes se puso las manos en la cara y se tocaba el corazón, hubo otro momento en el que hasta se arrodilló en el escenario ante su gente.
Juanes conversó con el público, como si hablara con un amigo en la sala de su casa, contó anécdotas, soltó algunos dichos bastante antioqueños como “quien pidió pollo” y uno que otro hijueputazo. Recordó su paso por EL COLOMBIANO como Director por un día para destacar que trabajando en esa edición reiteró que esta ciudad tiene demasiado talento que a veces no vemos por tanto ruido que nos agobia.
Sin dar pie a silencios, las primeras canciones se pegaron una a la otra, de Gris pasó a Mala gente y luego a Amores prohibidos, también de Vida Cotidiana.
Si alguien seguía dudando de la capacidad de La Macarena de dar un buen sonido, con Juanes y su show quedó evidenciado que oír, claramente, todo lo que un artista canta y habla, es posible en este lugar. Para muchos, todo un reto acústico, pero lo de Juanes fue nítido, brillante, totalmente bien calibrado.
En medio de las primeras canciones también fue evidente la calidad de Juanes como guitarrista. Siempre se lució y sacó aplausos del público con sus solos de guitarra, su instrumento base, ese con el que se funde en uno solo y muestra esa actitud de rock star en el escenario. “Ese man es un gran músico”, se escuchaba entre los asistentes en pleno show.
Hablando de los espectadores, cabe anotar que había varias generaciones. Desde jóvenes hasta mayores, familias enteras (padres con sus hijos adolescentes) y un número parejo de hombres y mujeres. A Juanes lo admiran todos, sin distinción de sexo, edad o condición social. La Macarena estaba llena y la felicidad brotaba por sus muros.
No hay que dejar de lado la gran banda que escolta a Juanes, se les nota el camino que han recorrido juntos. Se acompañan con precisión, soltura, adrenalina y fiereza. Hacen que el show, combinado con un colorido y sensorial juego de luces, se sienta completo.
El público llevó carteles y toda la energía para este concierto. FOTO Sebastián Carvajal.
Hablo en primera persona. A Juanes lo sigo y lo conozco desde hace casi 30 años, cuando hacía parte de Ekhymosis. He sido testigo presencial de su crecimiento como artista y lo de anoche me volvió a sorprender. Cada concierto de Juanes supera al anterior. Su férrea disciplina lo ha vuelto, no solo un guitarrista prodigioso, sino un cantante preciso. Su voz es su marca personal, esa que no se parece a la de nadie más. Se dio el lujo de subir a niveles inalcanzables con Querida, su cover de Juan Gabriel y hasta de pegar uno que otro grito desgarrado, bien rockero, invitando al público a cantar con él. Que bien se escuchó la voz de Juanes en La Macarena. Cuidarla, siempre, previo a cada espectáculo es una muestra de esa responsabilidad que siente ante ese público que lo va a ver.
El show siguió con canciones ya clásicas como Nada valgo sin tu amor,Volverte a ver y Fotografía, que interpretó al lado de su pupila, Antonia Jones, quien abrió el concierto y demostró soltura y calidad ante el público. Siguió Es tarde y Para tu amor, cantada abajo con la gente (y sus celulares de telón de fondo), en medio de la localidad VIP y dedicada a su madre, testigo presencial del éxito de su hijo en su propia tierra, en ese momento sacó una que otra lágrima entre la gente.
Juanes interactuó tanto con su público que hasta invitó a un joven que, con letrero en mano, le había pedido que lo dejara tocar con él. Martín se llama y cumplió su sueño de tocar esa guitarra blanca de Juanes.
Un medley para nostálgicos fue la cereza del pastel de la noche. Juanes nos hizo sacar la cédula a muchos al preguntar quién estaba por ahí, en La Macarena, por allá, en 1994, para dar paso a los éxitos que tuvo con la banda que lo vio nacer como estrella: Solo, De madrugada y Sin rencores para luego invitar al escenario a Fernando “Toby” Tobón y Felipe Alzate, sus antiguos compañeros de banda, para cantar La tierra, abrazarlos en un presente lleno de recuerdos y decirles que los quería, como invitó al público a hacerlo constantemente con la gente que aman, una reiteración de que fue una noche llena de amor: “Te amo Medellín, nunca te había amado tanto como esta noche. Después me pongo a pensar y es como si todo tuviera sentido por este momento. Para estar esta noche aquí han pasado tantas cosas muchachos que sería como otra noche entera para contarles mis historias”, dijo.
Esa euforia sirvió para dar paso a los que ya son himnos: La camisa negra, A Dios le pido, Yerbatero, Juanes se despidió y volvió ante el grito desgarrado de la audiencia que quería más. Me enamora cerró con broche de oro una noche mágica, el reloj marcaba las 11:15 p. m.
Qué buena manera de comenzar esta ruta por Colombia. Juanes se fue muy satisfecho a su casa, así como los cerca de 12.000 asistentes que llegaron a ver al hijo, que siempre vuelve a recargarse con sus montañas y su energía, “solo me falta andar de machete”, bromeó con la gente.
Juan Esteban, hasta la próxima, en tu casa siempre estarán las puertas abiertas.