Cuadros callejeros, con la cotidianidad de las casas de altos tejados de su Santa Fe de Antioquia, y otros eróticos, que seguramente guardan esas paredes encaladas, habitan los versos del libro Viajero de la soledad, de Juan Carlos Sepúlveda.
Este escritor y periodista ha conseguido alimentar su sensibilidad poética con “sus andanzas en el oficio”. El oficio de reportero en el que, como pocos, se basa en la relación con otros humanos, es decir, en escuchar historias de las personas más disímiles que existen, de observar la Naturaleza y la urbe.
Ambos elementos, las conversaciones y la observación detenida de personas, animales, vegetación, riachuelos, calles... todo, permiten la creación con detalles que le dan vida a los textos.
La confusión de gatos en el tejado, los perros en el atrio de la iglesia, la sombra, un sacristán, el amor barato de los burdeles, las palabras de la abuela... La vida misma anda por los poemas de Juan Carlos Sepúlveda. “Todo lo que pasa, pienso y siento está en mis poemas”.