El escritor español Javier Cercas siempre ha dicho que una vez termina una novela se olvida de ella, de su historia, para darle espacio a una nueva idea y otra aventura literaria.
Siempre busca escribir el mejor libro que pueda hacer, no piensa en el lector, porque sólo conoce a uno, a Javier Cercas, pero una vez culminó Terra Alta, con el cual logró el Premio Planeta 2019, no ha podido sacarse la historia de la cabeza, lo seguía el lugar y, en especial, el personaje: Melchor Marín.
Le tomó un tiempo, se resistió a él, pero una vez se dio cuenta que continuaría en su vida, arrancó lo que ha denominado una novela dividida en cuatro entregas, quizás cinco, que inició con Terra Alta y ahora continúa con Independencia, que ya está disponible en librerías del país.
Un retrato demoledor de la élite político-económica barcelonesa, pero sobre todo en un furioso alegato contra la tiranía de los dueños del dinero y los amos del mundo. Una conversación con el autor.
En esta novela, ¿cómo fue estructurando la moral de Melchor Marín?
“En realidad, Melchor Marín lo es todo en Independencia y lo será en el ciclo completo desde Terra Alta y las próximas dos. Serán novelas que son autónomas pero que hacen parte de un ciclo completo que está centrado en este personaje, que surge de golpe, de mi propia furia, de un estado de ánimo creado por la crisis catalana de 2017, que fue brutal, una crisis a la que yo nunca creí que íbamos a llegar.
Tanto como persona y articulista escribo de lo que opino de manera razonable, pero soy un ser humano, y por dentro llevo una furia terrible que fue la que creó a Melchor Marín, con todo su dolor, furia y violencia, que salió de mí. Él es mi parte oscura y la literatura da el espacio a ello, porque si esto aflorara en la vida cotidiana nos destruiríamos.
Pero el tema de esta serie de novelas no es lo ocurrido en Cataluña. El carburante es esa furia, porque los novelistas somos animales carroñeros que nos alimentamos de lo malo, de la crisis, del dolor, porque en un mundo feliz no habría literatura, al menos no novela, poca poesía y sería malísima”.
¿Cuál es el corazón de esta novela?
“La búsqueda de la justicia y la verdad. La justicia y su sombra, que en este caso es la venganza, con una pregunta central en todo este ciclo narrativo: ¿es legítima la venganza cuando la justicia no hace justicia? En la vida real la respuesta sería no, pero las novelas no funcionan así.
La literatura es un placer, como el sexo, por eso es una forma de conocimiento, como el sexo. Por eso, a la gente que me dice que no le gusta leer solo me queda darle el pésame y acompañarlos en su dolor.
La literatura nos obliga a cuestionar nuestras certezas más arraigadas. Nos saca de nuestras casillas, nos obliga a empatizar con comportamientos, con personajes que en la vida cotidiana nos parecerían horribles, abominables. Somos capaces de simpatizar con monstruos como Ricardo Tercero de Shakespeare o Michael Corleone.
Pero en la novela hablamos, a partir de lo sucedido en Cataluña, del manejo de las élites, cualquiera que ella sea, y que están pegadas al poder, lo cual pasa en España pero que en América Latina saben bien de ello. Esta novela contiene un retrato realista de la élite económica catalana.
La democracia, tomada en serio, es el mejor instrumento que hemos creado para poner freno a estas élites. Quemar contenedores de basura no sirve para nada. Lo que sirve es tomarse la democracia en serio y leer a Cervantes”.