Débora Arango y Ethel Gilmour incomodaron con su arte a la sociedad colombiana, porque nada molesta tanto como los espejos mostrando nuestros defectos.
Su cuestionamiento de los temas sociales hizo que ambas, en sus momentos, hubieran sido relegadas de los espacios de arte. Y ahora es la causa de que una muestra de sus obras se presente en el Museo Juan del Corral, de Santa Fe de Antioquia.
Los proscritos. La obra escandalosa y prohibida de Débora Arango. Esta exposición reúne 16 cuadros, entre acuarelas y óleos, de la pintora colombiana.
“No solo se trata de una buena muestra —señala Martha Lucía Villafañe, directora del museo— sino una exposición cargada de pedagogía sobre la sociedad colombiana”.
La exhibición está provista de notas explicativas de las obras en la vida nacional y de cronologías que van explicando qué estaba sucediendo en el país y en el planeta en los años en que fueron creadas.
Así, por ejemplo, un cuadro que enseña una gallina con cinco huevos en su nido, condecorada con medalla y portando una bandera, titulado Doña Bertha (óleo de 117 x 146 cm), poco les dirá a los visitantes del Juan del Corral.
“Por eso, junto a ese cuadro está la información de quién era doña Bertha Hernández de Ospina, una mujer que permaneció durante unos 20 años ostentando el poder detrás del trono en la dirigencia nacional”.
Débora Arango, nacida en Medellín el 11 de diciembre de 1907, fue alumna de Eladio Vélez y de Pedro Nel Gómez, en el Instituto de Bellas Artes, y llegó a convertirse en maestra del expresionismo.
Este es un movimiento estético que se caracteriza por la intensidad en la expresión de los sentimientos, mediante el desequilibrio y la fuerza de los colores y las formas.
A esta artista, reconocida como una de las más grandes creadoras del continente, le descolgaron sus exposiciones y la criticaron con dureza por los temas de sus obras. Y hasta en su vida personal fue acosada por los sectores reaccionarios de la sociedad y la política colombiana, y amenazada de excomunión por parte de la Iglesia.