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Las películas de Quentin Tarantino no tienen términos medios, el público las ama o las odia. Los aduladores destacan su trabajo transgresor, la estética, los tributos y los diálogos, mientras que sus críticos lo califican como un “imitador” y reprochan la violencia explícita.
Así ha sucedido desde su debut en 1992 con Reservoir Dogs (Perros de reserva), producción en la que dejó claro su sello: sátira, violencia y homenaje a las cintas de artes marciales y western. Ese esquema se ha mantenido, además del doble rol que ha manejado varias veces: ser director y actor en ocho de sus trabajos, en algunos solo con su voz. Aunque no esta vez.
Hoy se estrena Once Upon a Time in... Hollywood (Había una vez en... Hollywood) en la que tiene como actores a figuras de la talla de Leonardo DiCaprio, Brad Pitt, Margot Robbie y Al Pacino, un filme que debutó en EE.UU. como se esperaba, con polémicas, críticas y elogios.
El portal FilmAffinity le dio una nota de 7.5 sobre 10, mientras que Imbd la calificó con 8.4. Los comentarios negativos provienen de Espinof y Boyero, que señalan que “es lo más torpe que ha grabado Tarantino”.
Nostálgica, melancólica o emotiva son otros elogios poco “tarantinianos” (palabra usada para definir su estilo) que los expertos le dedicaron al filme. El mismo director, en entrevista con la agencia Efe, admitió que es muy personal, con una mirada al cine de los años 60, “en el que no todo es tan bonito y brillante como parece”.
Es la historia de un actor venido a menos de wésterns (vaqueros), interpretado por DiCaprio, y de su doble de acción (Pitt), que se adentran en Los Ángeles, una ciudad en medio de cambios sociales y políticos.
El estreno de este jueves muestra la decadencia del sistema de estudios en Hollywood, a la vez que retrata una sociedad marcada por la influencia hippie y de nombres como Charles Manson. “Se ha recreado esta época antes, pero pensé que sería interesante abordarla y crearla con dos personajes que no son de esta cultura”, detalló Tarantino a Efe. Aparecen personajes icónicos como Bruce Lee, Steve McQueen y Sharon Tate. Los devuelve a la vida.
El productor David Heyman la describió en el comunicado de la cinta: “Esta es una película única dentro de la filmografía de Quentin, y es la más emotiva. De alguna forma mira al pasado, a lo que le ha influido y a las películas que ama, al periodo en el que creció y lo que le hizo ser quien es. Es una carta de amor a un Hollywood que ya no existe”.
A diferencia de los referentes de su filmografía, en Había una vez... en Hollywood, Tarantino muestra una faceta más íntima, sin renunciar a los diálogos hilarantes y la mezcla de estéticas y géneros cinematográficos. Es menos sangrienta.
Nacido en 1963 en Knoxville, EE.UU, trabajó en una videotienda donde vio todos los títulos disponibles y así afianzó su afición por las cintas de artes marciales y western spaghetti, llamadas Tipo B (por su bajo presupuesto y discutible calidad técnica y argumentativa).
Otra de las características de sus producciones es la recurrencia de los mismos actores. Uma Thurman fue su actriz fetiche en Pulp Ficition y Kill Bill, mientras que con DiCaprio estuvo en Django y ahora repite. Con Brad Pitt ya había trabajado en Bastardos sin gloria. El récord de presencias es para Zoë Bell que ha estado en seis de sus títulos.
Por supuesto que hay otro elemento tarantiniano: son tres horas frente a la pantalla, aunque lo acompaña la música.. Eso no falta
Periodista, apasionado por el cine, la televisión y el fútbol. Egresado de la U. de A, y envigadeño de nacimiento y residencia.