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Se estrena Nuestra película, el registro televisivo de la violencia que en Colombia se volvió costumbre

Es el primer largometraje documental de la cineasta y productora Diana Bustamante que explora y recuerda los momentos más duros de la violencia en la Colombia de los 80 y 90.

  • Imágenes de los noticieros de televisión de los 80 se unieron para formar Nuestra película, un relato de la violencia en Colombia unido en un collage de imágenes. FOTOS Cortesía
    Imágenes de los noticieros de televisión de los 80 se unieron para formar Nuestra película, un relato de la violencia en Colombia unido en un collage de imágenes. FOTOS Cortesía
  • Diana Bustamante es la directora de Nuestra película. FOTO Cortesía
    Diana Bustamante es la directora de Nuestra película. FOTO Cortesía
01 de junio de 2023
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Es un collage de imágenes, repeticiones y memorias, construido a través de la intervención de los archivos de los noticieros de televisión emitidos en Colombia en los 80 y 90. Se llama Nuestra película y es el primer largometraje documental de Diana Bustamante, reconocida productora de películas como Los Viajes del Viento y La Tierra y la Sombra.

Diana reunió un archivo de cerca de 600 horas de lo que se veía en Colombia en los noticieros de televisión en ambas décadas: noticias desgarradoras, violencia, muerte, desplazamiento. “A través de una mirada reflexiva, Diana examina cómo estas imágenes moldearon la identidad de una generación que creció rodeada de relatos normalizados de violencia. Es la historia de una generación que creció rodeada de esas imágenes hasta que las hicieron normales, carentes de sentido”, dice la reseña.

Un proyecto que inició en 2016 y que por cosas de la vida se fue aplazando hasta que llegó el momento de organizarlo. Ahora está en cartelera y en Medellín se verá este fin de semana en Cine Colombia de Vizcaya y en Procinal Las Américas y la semana siguiente en el Museo de Arte Moderno y en el Colombo Americano.

EL COLOMBIANO conversó con Diana Bustamante sobre este proyecto que toca a varias generaciones del país.

Nuestra película es un documental ensayo o cómo se puede definir...

“Más bien definamos lo que no es. No es el típico documental que trata de explicarte algo objetivamente como la historia de Colombia. Este tipo de películas tratan de proponerte una conversación. Cuando uno habla de documental de ensayo, la gente se puede asustar, pero no hay por qué. Son películas que te proponen caminos diferentes acerca de una misma idea.

Nuestra película aborda el material de archivo de las noticias de los años 80 en Colombia, no desde una perspectiva historiográfica de acá pasó esto, mataron a este, hicieron esto, sino que le propone al espectador un viaje por la memoria y un viaje más de emociones que lo que esperamos es que también redunde en un viaje a la memoria individual, a pensarnos como sociedad, a recuperar esa memoria que creo es muy importante, a pensar en el papel de los medios, en la construcción de una sociedad. Son imágenes que todos creemos haber visto, pero que estoy segura de que no han visto de la manera en que la película se las presenta”.

Quienes vivieron esas décadas y veían televisión en esos años se sienten muy tocados por este registro, pero ¿qué esperar de los más jóvenes que no la vivieron, el objetivo con ellos también es tocar emociones?

“La película la ha visto gente muy joven y justo la semana pasada tuvimos una proyección muy linda en la Universidad de los Andes y había muchos chicos de diferentes facultades, sobre todo de arte y hay un grandísimo interés porque justamente una de las cosas que logró esa creciente de la violencia contra la población civil en Colombia en los años 80 y 90 fue el silenciamiento de la sociedad civil, porque teníamos mucho miedo que generó un nuevo corte en la narrativa y en la memoria, entonces para la gente más joven esta película es un descubrimiento de una realidad que no conocían. En esa proyección hubo un chico que hizo un comentario muy fuerte después de verla, dijo: ‘Ahora ya entiendo a mis papás, ya entiendo por qué mis papás son así, porque ustedes vieron unas cosas muy horrorosas’”.

También hay imágenes que la película muestra que quizá quienes vivieron en esa época no recuerdan...

“Así funciona la memoria en general y la película también trata de emular cómo funciona la memoria, es caprichosa. A mí me pasó. La película la empecé a pensar cuando me di cuenta de que una de las primeras imágenes audiovisuales que yo tenía grabada en mi memoria era el asesinato de Luis Carlos Galán y yo me veía a mí misma viendo eso en televisión. En el momento en que pasó y yo me acordaba de la metralleta, la tarima y que se caen, y yo veía que salía un chorro de sangre de la tarima, y pues eso no es un chorro de sangre, eso es un cable, pero eso lo descubrí después y yo pensé en cómo estaría normalizada en mi mente la sangre que para mí era más fácil pensar que había un chorro de sangre y no un cable. La memoria está atravesada por nuestras emociones, por el paso del tiempo, por el momento en el que recordamos las cosas en el presente y también hay procesos de olvido que son como anestesias, tú cortas con ciertos recuerdos porque son recuerdos muy dolorosos”.

Diana Bustamante es la directora de <i>Nuestra película</i>. FOTO Cortesía
Diana Bustamante es la directora de Nuestra película. FOTO Cortesía

¿A nivel personal cómo le afectaron todos estos hechos?

“Yo creo que de muchas maneras. Lo que me pasó también haciendo la película, justamente en ese reconocimiento del trauma, fue darme cuenta que nos habían robado la inocencia. Recuerdo uno de los años más horribles de este país, 1988. La revista Semana llegaba a mi casa, tenía como portada el reinado de belleza y esa semana fue la masacre de Segovia que solo salió abajo en un recuadrito minúsculo que decía ‘Horror en Segovia’ con unas imágenes de unos niños llorando. Yo me acuerdo de esa imagen y de sentir indignación a los 8 años por eso, no te puedo explicar por qué, pero creo que al final debería ser lo que nos sucede a todos, me refiero a que la empatía no tiene que ver con que me mataron a mi papá o a mi hermano o a mi tío, la empatía tiene que ver con sentir a cualquier ser humano como si fuera tu papá, tu hermano. A mí me impresionaba que hablaran de las masacres sin mencionar a las personas que estaban ahí muertas, me impresionaban muchas cosas desde muy chiquita. Mi mayor nivel de afectación es que me hayan robado la capacidad de sorprenderme, incluso del mal y ser una persona un poco entristecida, como parte de una generación que está entristecida, con mucho miedo, desesperanzada”.

¿Por qué cree que banalizamos la violencia?

“Entre otras muchas por el papel que han tenido los medios en esa banalización, eso es un poco la película, porque cuando tú construyes un discurso que básicamente a lo que propende es al titular, lo que está generando es miedo, pero no está generando empatía, estás diciendo que esas 34 personas, se llamaban Pedro, Juan, Jacinto, Ignacio, que dejaron hijos, que dejaron viudas, ni estás diciendo por qué los mataron, solamente te estás hablando en el que los mataron. Hubo una forma narrativa en las noticias de esa época que invisibilizan a las víctimas, que imposibilitan que nos empaticemos y que solamente tengamos miedo y que nos olvidemos del dolor que siente el otro, y que simple y llanamente veamos la noticia y la violencia como un paisaje. En ese paisaje nosotros aprendimos a sobrevivir sin preguntarnos nada, porque tampoco las noticias ni lo que sucedía nos interpelaban nada, solamente eran datos que no cuestionaban lo que estaba sucediendo, entonces por una parte creo que sí había que sobrevivir”.

¿La película tiene algún orden?

“No, no tiene ningún orden cronológico, sino más bien como estético. Está construida sobre tres cosas que son las repeticiones, la acumulación y el vacío, entonces mi teoría a través de esos principios es que las cosas que se van repitiendo se vuelven tan acumulativas que al final carecen de sentido”.

¿Cómo fue el proceso de buscar esos archivos, tenía claro cuáles hechos quería buscar? Y sumado todo eso, ¿cuánto material consiguió al final?

“Yo sabía que quería las noticias de la televisión desde los 80 hasta los 90, sabía hechos específicos que quería abordar, los magnicidios, los asesinatos de la UP y las masacres. Buscando el archivo pues se evidencia la necesidad de trabajar sobre la memoria de nuestro país, porque acá el único archivo que está bien organizado es el de Caracol Televisión, el resto es un desastre, sobre todo el del Estado. Lo del patrimonio fílmico es desolador, el desorden, la ineficiencia, el mal estado y el desconocimiento. Entonces había una gran cantidad que estaban en lo que era la Autoridad Nacional de Televisión (ANTV). Yo tuve la fortuna de poder acceder completamente a ese archivo que está muy mal clasificado, pero también al estar tan mal clasificado, pues lo que pude hacer fue ver muchas cosas y encontrarme con otras que no esperaba, como una arqueología. Pero ese material, por ejemplo, hoy en día no está en acceso público, lo cual es un sinsentido, o sea, eso es la memoria del país y las colecciones tienen que comunicarse a la gente.

Entonces, fue una arqueología muy grande y luego un montón de tiempo de visualización, son como casi 600 horas de material en total entre lo del patrimonio, lo de Caracol y lo de la ANTV para ir armando lo que es la película como tal”.

¿Y cómo enfrentarse a esas 600 horas?

“Me senté pensando como si fuera una escultura, porque lo que tenía enfrente era un montón de material, que era como un gran bloque de piedra, y el material mismo te va diciendo qué pieza puede ser. Entonces el visualizarlo tanto, el conocerlo tanto, me permitió ir encontrando los puntos comunes que yo quería trabajar sobre esos principios que tenía desde el inicio. Fueron muchos años, era imposible hacer ese trabajo como de un tirón. Yo pensaba en las cosas, miraba, armaba un pedacito, hacía otra película, hacía otras cosas, y ya empecé a pensar eso en el 2016, compré el material en el 2017 y del 2017 al 2020 estuve haciendo otras cosas y ya en 2020 me senté a editarlo en serio y ya la cosa avanzó muchísimo más”.

Finalmente, porque quizá mucha gente estará pensando que el narcotráfico y Pablo Escobar entraron en la película y no fue así, ¿fue una decisión consciente?

“Yo soy de acá y justamente porque siento que la narrativa de Pablo Escobar es la justificación de todos los males de Colombia, cuando lo que estaba sucediendo era muy diferente, por su puesto que fue un sociopata y una cosa terrible para la sociedad, pero el exterminio de la UP no lo hizo Pablo Escobar, las masacres en Urabá tampoco. Aquí estaban sucediendo unas cuestiones políticas muy fuertes y un crecimiento del paramilitarismo con una permanente convivencia del Estado colombiano que estuvo eclipsada por la narrativa de Escobar, lo que yo hago deliberadamente es sacar a Pablo Escobar de la narrativa y pensar que si lo sacamos nos queda este otro elemento que es igual de horrible”.

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