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En el cine, las mamás de hoy no son como las de antes

Las más recientes películas de Disney muestran un cambio en el patrón de comportamiento de las madres, de cuyos errores se aprende para sanar.

  • Red es la historia de una niña adolescente durante su crecimiento. FOTO Cortesía
    Red es la historia de una niña adolescente durante su crecimiento. FOTO
    Cortesía
  • En Encanto se ve a la abuela Alma reflexionar sobre su papel dentro de la familia y el posible daño que ocasionó. FOTO Cortesía
    En Encanto se ve a la abuela Alma reflexionar sobre su papel dentro de la familia y el posible daño que ocasionó. FOTO Cortesía
16 de mayo de 2022
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En Coco, Mamá Imelda entiende que se equivocó al frustrar las aspiraciones musicales de sus herederos y se sana el error para la felicidad de toda la familia; en Encanto, Alma Madrigal deja a un lado la carga de la perfección, y en Red, Ming Lee deja en libertad a su hija para seguir su propio camino.

No parece ser una coincidencia que haya una tendencia a la exploración de los vínculos familiares desde la madre en las más recientes películas de Disney, que además se escenifican en culturas no anglosajonas, con una fuerte carga matriarcal. Para la psicóloga clínica Yessica Montoya, esto se debe a que la evolución social ha hecho que se empiecen “a ver unas mujeres mucho más fuertes, pero también con más errores, de lo que antes no se hablaba, y que eran pie, por ejemplo, para el desarrollo de enfermedades psicosomáticas en los individuos. En cambio, ahora que se hablan, se trabajan incluso a partir de películas, hay una transformación colectiva de esos patrones”.

El hecho de que las madres sean más visibles en las películas animadas de Disney se puede deber también a la ruptura de una tradición. Cuenta la leyenda (confirmada por el productor de Maléfica, Don Hahn, en una entrevista de 2014), que los personajes principales de estas cintas no solían tener madres porque la muerte de la de Walt Disney, Flora Call Disney, le dejó un gran dolor, que terminó reflejado en las películas que producía.

El cine tiene una misión

Para Montoya, el estudio de mercado que hacen ahora los productores probablemente los llevó a la conclusión de que deben solucionar ciertas necesidades en las familias a las que llegan, como ayudarles con los conflictos heredados y a entender más de dónde vienen los comportamientos de las generaciones anteriores. “En estas historias, los padres se muestran en sus etapas de adolescentes, de niños, y desde la identificación. Los espectadores pueden relacionar su historia personal y ver cómo resuelven ellos mismos los conflictos, empiezan a sanar esquemas”.

Las nuevas generaciones de padres tienen una relación más horizontal con los hijos, hay una comunicación más asertiva, e incluso, Montoya ha detectado en su práctica, que los más jóvenes empiezan a entender que es posible que sus padres nunca cambien, y que ellos deben encontrar mecanismos para enfrentar esa dificultad. El ideal es llegar a esa sanación a la que llegan los personajes en las películas, pero para muchos, puede ser solo una fantasía.

En Encanto se ve a la abuela Alma reflexionar sobre su papel dentro de la familia y el posible daño que ocasionó. FOTO<b> Cortesía</b>
En Encanto se ve a la abuela Alma reflexionar sobre su papel dentro de la familia y el posible daño que ocasionó. FOTO Cortesía

El ejercicio creativo

El poder blando, es decir, el poder sutil de la cultura o de las ideas para influenciar el comportamiento, no solo es ejercido desde los Estados o las corporaciones, también puede ser una herramienta personal. La creación artística, en cualquier de sus formatos, puede ser vehículo de exploración personal y sanación. Un ejercicio que los artistas hacen público, pero que los espectadores pueden hacer de manera personal, con resultados similares.

Paola Cardona, maestra en escritura creativa y fundadora de Territorio de Letras, da periódicamente talleres de escritura sanadora y afirma que la escritura “nos conecta con nuestra esencia, con eso que somos, con nosotros mismos, con ese ser al que no podemos mentirle (por lo menos no cuando dejamos que las palabras fluyan en el papel o en el computador, de manera honesta y vulnerable, sin ponerle filtro a los sentimientos)”.

El ejercicio creativo puede permitir sacar una emoción a la luz y verla desde otras perspectivas, para procesarla. De igual forma, evidencia el interés y la conciencia creciente por la importancia de la salud mental, además, del aumento en el acceso a diferentes herramientas, de todos los presupuestos, para trabajarla y alcanzar el cambio social desde el individual.

“Es lo que vemos hoy en el cine y en la literatura, muchas mentes creativas que encontraron en el arte de unir las palabras una forma de narrar, de narrarse, y de, sin necesidad de finales felices o de citas aleccionadoras, ayudar a otros, conseguir que esos otros sientan que no están solos, que hay personas a las que les ha pasado lo que a ellos y que han podido salir adelante, que sí es posible. Es la belleza del acto creativo, el mensaje que podemos entregar”, afirma Cardona.

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