Si bien el presidente Gustavo Petro intentó sacar pecho por los resultados de las elecciones regionales del domingo y negó que representaran una derrota para las fuerzas políticas que lo respaldan, lo cierto es que el triunfo categórico de varios de sus críticos y opositores en los territorios manda un tajante mensaje a los cimientos de la Casa de Nariño y abre interrogantes frente a su gobernabilidad y el futuro de sus ambiciosas reformas.
En varias partes del país se impuso el descontento frente al “gobierno del cambio” y –pese a la influencia de maquinarias y chequeras que siempre afloran en las regionales–, triunfó el voto castigo en una jornada que terminó siendo casi un plebiscito contra el primer gobierno de izquierda en Colombia.
Sin embargo, el fin de la época electoral sería la esperada palomilla que aguardaba Petro. Pese a ser de orillas políticas opuestas, las congresistas Paloma Valencia (Centro Democrático) y Catherine Juvinao (Alianza Verde) temen que concluidas las elecciones, el Gobierno afine sus fichas en el Congreso y logre sacar adelante sus reformas, pese al mensaje de las urnas.
“Los congresistas regionales, esos que ya aseguraron sus clanes y feudos, van a comenzar a idear qué sacarle al Gobierno. No solo aprovecharán que quedó golpeado, sino que algunos negociarán sin asco. Sin una ciudadanía que los castigue en elecciones van a sacar adelante reformas a cambio de prebendas”, vaticinó Juvinao. Valencia compartió ese temor al menudeo y a la irresponsabilidad de congresistas que, también a cambio de inversión regional, pueden terminar transando con el Gobierno, “lo que desprestigiaría todavía más al Congreso”.
Inclusive, la representante Katherine Miranda (Alianza Verde) fue más allá y alertó que el Gobierno tiene la sartén por el mango, “porque tiene la chequera y parte de los proyectos en las regiones tienen que pasar por su revisión, bien sea porque los financia o los cofinancia”.
El mapa a partir de 2024
Aun cuando Petro reclama réditos en nueve y hasta 10 gobernaciones, lo cierto es que una revisión con lupa desvirtúa su optimista lectura de la situación. El Pacto solo logró una gobernación propia: la de Nariño. Las otras cinco que podrían atribuirse al petrismo –Caldas, Cauca, Magdalena, Amazonas o Vaupés–, fueron conquistadas por partidos que hacen parte del Pacto, pero que no lograron cohesionarse alrededor de la plataforma que en 2022 llevó al presidente al poder y le dio mayorías en el Congreso.
La radiografía muestra que se imponen los gobiernos considerados independientes (13), seguidos de los independientes con tendencia a la oposición (6). (Ver infografía al final)
Sin embargo, el presidente intenta reclamar como suyos los resultados del Partido Liberal que, aunque permanece en la coalición, ha marcado distancia y sigue formulando reparos. Para la muestra un botón: en Atlántico ganó Eduardo Verano de la Rosa, de la Casa Char.
Algo similar sucede en Boyacá, donde repetirá el exgobernador Carlos Amaya que, aunque es de la Alianza Verde –que sigue en la coalición de gobierno–, tomó distancia del Pacto e inclusive en 2022 hizo campaña a favor de Rodolfo Hernández.
En alcaldías el balance es semejante. De las próximas 32 administraciones, 14 son independientes al Gobierno y otras seis tienen tendencia a la oposición. En Bogotá o Medellín están los casos más visibles del rechazo al cambio que propone Petro.
Por todo esto, las tres congresistas consultadas para este artículo coincidieron en que el mensaje para el presidente es que su visión de país sigue sin calar en la mayoría, por lo que es necesario concertar las reformas y hacer ajustes. “Hay que hacerle reformas a las reformas”, sostuvo Valencia. “El cambio no puede ser a las patadas”, aseguró a su turno Juvinao, mientras que Miranda alertó: “Se tienen que moderar las reformas. Este es un mandato que nos obliga a replantearlas”.
Pese al revés electoral, desde el Pacto Histórico aseguraron que los resultados del domingo no fueron para ellos una gran derrota, sino un crecimiento. Así lo expresaron el expresidente de la Cámara, David Racero, y la actual primera vicepresidenta del Senado, María José Pizarro, quienes aseguraron que el “Pacto Histórico avanzó, es una realidad clara”. Racero sostuvo que “el Pacto dejó de ser una fuerza marginal en los departamentos. Tenemos diputados, tenemos alcaldías, somos una fuerza más fuerte de lo que éramos en el 2019”.
Este miércoles la plenaria de la Cámara concluirá la discusión de la reforma a la salud en el segundo de sus cuatro debates. ¿Calará el mensaje de cambio o habrá derroche de mermelada?