A medida que crece el número de infectados en el mundo por el virus del Zika, también se intensifica la carrera para buscar un método que prevenga o cure la enfermedad o para frenar el vector que lo transmite, el mosquito Aedes aegypti.
Laboratorios privados y centros de investigación oficiales trabajan en la búsqueda de una vacuna, es decir, en un método de prevención universal de la enfermedad, que se ha diseminado en gran parte del continente americano, África y Oceanía, incluso más allá de las zonas tropicales.
Pero esta plaga del siglo XXI también se podría controlar mediante un “ataque biológico”, como se deduce de los trabajos de campo realizados en diferentes países.
Ayer mismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que acabar con el mosquito que transmite no solo el zika, sino también el dengue, fiebre amarilla y el chikunguña, puede requerir métodos como la modificación genética.
“La fumigación, seguida de la liberación controlada de mosquitos modificados genéticamente, es una posibilidad a considerar para detener la propagación del virus de Zika”, dijo la organización en un comunicado del pasado 8 de febrero y que generó preocupación en grupos ecologistas, por considerar que aún no hay estudios contundentes sobre las consecuencias de la eliminación de una especie de insectos.
Pero ayer, la organización internacional reiteró su llamado. “Dada la magnitud de la crisis del zika, la OMS anima a los países afectados... a aumentar el uso de técnicas de control de mosquitos, tanto viejas como nuevas, como la línea defensiva más inmediata”, dijo la OMS en un comunicado citado por la agencia AP.