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“La consulta popular va a ser usada por la oposición para hacer ‘el todos contra Petro’”: presidente de la Cámara

El presidente de la Cámara, Jaime Raúl Salamanca, pide al Senado permitir que el pueblo se pronuncie y alerta que el mecanismo será usado por la oposición para atacar al Presidente. Crítica la polarización.

  • Al insistir en que el Senado debe permitirles a los ciudadanos pronunciarse, Salamanca señala que, aun cuando no se alcance el umbral, una votación importante en la consulta será un claro mandato. FOTO Colprensa

    Al insistir en que el Senado debe permitirles a los ciudadanos pronunciarse, Salamanca señala que, aun cuando no se alcance el umbral, una votación importante en la consulta será un claro mandato.

    FOTO

    Colprensa

hace 10 horas
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La consulta popular finalmente fue radicada ayer en el Congreso y ahora arranca un álgido debate que tendrá de político lo mismo de jurídico para definir su conveniencia. Si bien ese primer ‘sí’ que requiere el mecanismo impulsado por el presidente Gustavo Petro es tarea del Senado, desde la Cámara de Representantes están atentos a la discusión y no serán ajenos al pulso.

En diálogo con EL COLOMBIANO, el presidente de la Corporación, Jaime Raúl Salamanca –de la Alianza Verde, pero con tendencia petrista– le pide a los senadores que “no le den la espalda al pueblo” y permitan que se pronuncie sobre la iniciativa. Advierte además que la oposición usará el mecanismo para materializar el ‘todos contra Petro’. Sin embargo, pide que la consulta no “se vuelva en un plebiscito” frente al mandatario.

Reconoce que la campaña de 2026 “empezó hace mucho rato” y reclama que “desde el primer día que Petro se posesionó ya querían tumbarlo o elegirle reemplazo”. Se refiere también al nivel de crispación al que ha llegado el debate político y que ha llevado al propio presidente a llamar a otros ‘HP’, y habla de la controvertida carta del excanciller Álvaro Leyva. “Doy fe de todo lo contrario de lo que él dice”.

La polarización en Colombia ha llegado a tal punto que inclusive el presidente Petro ya se refiere a sus adversarios como ‘HP’, puntualmente, contra el presidente del Senado, Efraín Cepeda. Usted, como cabeza de una de las ramas del poder, ¿qué lectura hace del nivel de crispación al que se ha llegado?

Debemos darle altura al debate político. Nuestro país no aguanta más polarización y con ella está perdiendo el pueblo colombiano. El uso de este tipo de adjetivos lo único que hace es profundizar las diferencias y cerrar cada vez más la posibilidad de construir consensos en torno a unos mínimos en donde podamos trabajar desde las distintas miradas que tiene el país, pues no todo el mundo piensa de la misma manera.

No está bien decir que el presidente es un drogadicto ni que el senador Cepeda es un HP. Debemos debatir los temas de fondo, hablar de los problemas de la gente y dejar de lado la polarización.

¿A qué atribuye esa actitud tan agresiva del presidente que llega a este extremo de acudir a los insultos?

Yo entiendo, y comparto además, la crítica que se le hace a algún sector del Senado que no le quiere aprobar nada al presidente y que se ha cerrado a la banda a ni siquiera discutir. En la Cámara, hemos hecho un gran esfuerzo por construir consensos en las distintas reformas que se han propuesto por parte del Gobierno ajustándolas en un 85 % casi todas a las miradas con representatividad en la Corporación.

Y duele, a mí también me duele, que ese trabajo se pierda porque unos pocos congresistas de una comisión ni siquiera les da por debatir. Obvio eso genera indignación y la comparto.

Por eso también comparto la idea de escuchar al pueblo colombiano en una consulta popular a ver si está de acuerdo con la visión que nosotros lideramos desde la Cámara de construir consensos y hacer cambios en materia laboral que generen mayor productividad en el sector empresarial y condiciones justas para los trabajadores o si, por el contrario, están de acuerdo con los siete congresistas de la Comisión Séptima que hundieron la reforma.

Pero una cosa es esa indignación y estar de acuerdo en movilizar a la gente en las urnas en un mecanismo constitucionalmente aceptado y pertinente, y otra cosa es caer en estos insultos de carácter personal que, como ya lo he dicho, en nada contribuyen a la paz de nuestro país y a la reconciliación nacional.

Avalar la consulta popular será tarea del Senado, pero ¿cómo ve el ambiente en general frente al trámite de este procedimiento en el Congreso?

Espero que el Senado no le dé la espalda al pueblo colombiano y permita que el constituyente primario se pronuncie. No hay ningún argumento, en mi opinión, válido para evitar que la gente salga a votar por el ‘sí’ o por el ‘no’ en estas 12 preguntas. Quienes están en contra saldrán a hacer campaña para oponerse a estas iniciativas que se dan por parte del Gobierno Nacional. Y quienes estamos a favor usaremos nuestros argumentos para convencer a la mayoría del pueblo colombiano de participar.

Estos mecanismos los han usado varios presidentes de distintas corrientes en el país: Álvaro Uribe utilizó el referendo, Juan Manuel Santos utilizó el plebiscito y nosotros los verdes –yo fui uno de los líderes– la consulta anticorrupción. Por lo tanto, no tiene por qué tenerle miedo el Senado a utilizar la Constitución de 1991.

¿Qué implicaciones tendría que el Senado concluya que la consulta no es conveniente y se la niegue al presidente?

Ese escenario ni siquiera lo contemplo. Sería algo muy negativo e inaceptable, no sé si desde el punto de vista constitucional es posible. Habría que revisar –no soy un experto constitucionalista–, si al negar el Senado la posibilidad de la consulta, aún así esta se pueda realizar.

He escuchado algunas voces que dicen que el concepto del Senado no es vinculante, que simplemente es un concepto que se emite, pero que la consulta va porque va. Pero si el Senado aun así, tuviese la posibilidad de negar la consulta popular, pues tendríamos que insistir nuevamente en presentarla. Pero nos quedaríamos sin argumentos para que el constituyente primario se pronuncie y se den los debates en torno a estos temas que son importantes para el país.

Es decir, ¿cómo el Senado va a decirle a las personas con discapacidad de este país que ni siquiera se discuta la posibilidad de que de cada 100 empleos haya dos trabajadores que puedan ser parte de la nómina? La discapacidad no es una limitante, al contrario, por eso se habla de capacidades distintas. Son posibilidades de inclusión en una sociedad que generan desde muchos puntos de vistas ventajas para las empresas en nuestro país.

Ninguna empresa se va a quebrar por reconocerle un salario mínimo a un aprendiz del Sena. Ninguna empresa se va a quebrar por luchar contra las violencias en el ambiente laboral o reconocer justamente unos derechos laborales que antes se tenían frente a recargos nocturnos y dominicales y festivos.

Usted ya anunció que hará campaña a favor del “Sí” y que integrará uno de los comités en favor de la consulta, ¿cómo es eso si no se ha aprobado el mecanismo?

Considero que la Constitución de 1991, en este aspecto de los mecanismos de participación ciudadana, ha dejado un gran legado que debemos aprovechar. Que la sociedad se vincule directamente a las decisiones del Estado es lo que hace que nuestra democracia sea más fuerte.

No siempre las grandes decisiones del país se pueden dejar en manos de la democracia representativa. La democracia directa es importante, no solo para elegir a quienes nos representan en el Congreso, en la Presidencia, en las gobernaciones y en las alcaldías, sino también lo es para las decisiones del Estado.

Todos estos mecanismos usados por presidentes en el pasado ha permitido que nuestra democracia, a pesar de tanta violencia y de tantos problemas, se mantenga como una de las más sólidas de nuestro continente.

Por lo tanto, voy a hacer campaña, voy a hacer pedagogía y voy a contarle al país por qué la Cámara construyó consensos en la gran mayoría de esos puntos. Son puntos no solo para reconocer derechos de los trabajadores, sino también para generar mayor productividad. Esta no es una reforma en contra del empresariado, es a favor también de los empresarios.

La lógica nuestra es que si usted tiene más trabajadores reconocidos en sus derechos dignamente y con una remuneración justa y digna, usted va a lograr mayores índices de productividad porque va a tener trabajadores felices, comprometidos con sus empresas, generando mayores utilidades y generando mayor empleo porque esas empresas van a crecer.

Si usted tiene un trabajador subvalorado y no reconocido, pues escasamente va a cumplir con lo necesario y la productividad no va a ser la misma. Eso tenemos que salir a decírselo a la gente. No voy a salir a polarizar, sino al contrario. Voy a hacer pedagogía de lo que nosotros estudiamos en la Cámara para que la gente decida libremente si apoya o no estas propuestas. En Cámara les dijimos que sí y esperamos que en las urnas la gente también pueda acompañar.

¿Cómo ve el tema del umbral? Se requieren 13,6 millones de votos para que la consulta sea válida... en la consulta anticorrupción no lo lograron.

Es duro. Yo recordaba la ‘plebitusa’ que aún no me ha pasado cuando creíamos que el ‘Sí’ iba a ganar y la consulta popular anticorrupción, cuando uno pensaba que obviamente se iban a alcanzar los votos necesarios. A propósito de esa reflexión de esos dos procesos en los que he estado, yo pensaba –no para esta consulta, pero sí para más adelante– que debería revisarse ese umbral tan alto para también promover que más gente pueda incidir directamente en las decisiones del Estado.

Es duro, pero no por eso hay que dejar de usar el mecanismo. En el plebiscito por la paz, en el referendo que hizo Uribe y en la consulta anticorrupción, aún sin lograr los umbrales necesarios, hubo mandatos ciudadanos que debemos entender quienes estamos en la democracia representativa, representando los ciudadanos en corporaciones públicas y también el Ejecutivo.

El solo hecho de poner el debate en las calles y sacarlo de los salones sombríos del Congreso va a ser una gran victoria y si se sacan los votos o una buena votación importante, va a haber un mandato. El objetivo tiene que ser lograr la votación importante y que estas reformas se den, porque se necesitan en el país y porque son importantes.

¿Pero adelantar justo ahora esta consulta no es adelantar la campaña de 2026? Más con el ambiente político tan crispado...

La campaña empezó hace mucho rato: desde el primer día que eligieron al presidente Petro. Soy nuevo en esto, es mi primer periodo en el Congreso y no paso de la sorpresa. Desde el primer día que Petro se posesionó ya querían tumbarlo o elegirle reemplazo. La oposición ha hecho campaña desde hace mucho rato. Es increíble, pero así es.

Seguramente algunos van a querer asociar esto a un plebiscito a favor o en contra de Petro, y los opositores van a salir a hacer campaña. Esta no será la campaña del presidente y de sus amigos para el 26. La consulta va a ser usada, y está siendo usada, por la oposición para hacer ‘el todos contra Petro’.

En lo que no podemos caer es en esa tentación de seguir polarizando sino, por el contrario, analizar cada uno de estos 12 puntos. El debate tiene que ser ese y debemos darle altura, y no permitir que esto se vuelva en un plebiscito contra Petro. Y si es así –porque hay gente que lo va a hacer–, pues lo van a hacer quienes están a favor y lo están haciendo quienes están en contra.

Días atrás se conoció la controvertida carta del excanciller Álvaro Leyva en la que asegura que supuestamente el presidente es un drogadicto. Usted ha sido cercano al jefe de Estado y ha compartido escenarios con él, ¿qué opina de semejantes acusaciones?

El ataque político más bajo es el que se hace en alusión a temas del resorte personal de cualquier dirigente y esto habla muy mal de la persona que los hace. Es criticable y es un acto de bajeza que habla muy mal de excanciller Leyva. Pero más allá de eso, yo doy fe de todo lo contrario de lo que dice el doctor Leyva.

He compartido como presidente varios espacios con el presidente de la República y veo a un hombre trabajador, juicioso, comprometido y con un gran amor por el país.

Estuve en Honduras hace muy poco y el discurso del presidente respecto a los retos de la integración latinoamericana y del Caribe con el mundo es fundamental para responder a los desafíos económicos que tiene hoy todo el planeta por las situaciones ya bien sabidas. Fue una un liderazgo internacional de Petro que lo hace a uno sentir muy orgulloso. He compartido en muchos otros espacios y tiene el país en la cabeza, está juicioso trabajando, nada de lo que el excanciller refiere.

No estoy de acuerdo con todo lo que el presidente dice, no estoy de acuerdo como trató a Efraín Cepeda, no estoy de acuerdo a veces con el manejo de su red social en X, pero de ahí a que, de manera atrevida, se diga que el presidente es un drogadicto, me parece que hay una distancia muy grande y que también es una falta de respeto. Es igual de irrespetuoso decir que Petro es un drogadicto y que el presidente del Senado es un HP.

Ni drogadicto uno, ni HP el otro. Aquí hay que darle altura al debate y concentrarnos en los problemas del país. La gente está cansada de la pelea entre los políticos y espera soluciones. No sé si es que ningún sector de este país se ha dado cuenta de eso. Yo me he dado cuenta, salgo, me subo en el Transmilenio, me subo en la buseta y escucho a la gente. En Boyacá escucho a los campesinos. Y a la gente poco o nada le importa las peleas entre los políticos. Ya ni las escuchan. Esperan que los políticos solucionen los problemas que históricamente quienes han gobernado a Colombia no han podido solucionar.

¿Usted cree, como han sugerido algunos miembros de la posición, que para disipar estas dudas el presidente debería someterse a exámenes toxicológicos y psicológicos?

Es una falta de respeto siquiera esa insinuación. Entiendo que la salud del presidente debe estar al escrutinio del Congreso, así lo dicen las normas. Pero una cosa es eso y otra que se utilice de manera oportunista una carta de un exfuncionario sin ningún tipo de prueba para ir a pedir exámenes de toxicología al presidente.

También la oposición debe respetar la investidura del primer mandatario del país y concentrarse en debatir por qué es conveniente o no reconocerle a los trabajadores su remuneración justa por recargo nocturno después de las 6:00 de la tarde o por trabajar dominicales y festivos. Hay que debatir y no acudir a esos ataques tan bajos a la persona porque seguramente también por eso el presidente responde como responde y no justifico una cosa ni la otra.

Aquí debe dársele eco más a las voces que queremos que el país se reconcilie y que queremos que los políticos solucionen los problemas de la gente, no a este tipo de oportunismo político de la oposición que lo único que hace es debilitar nuestra institucionalidad. Aquí no se trata del presidente Petro.

Mañana hay otro presidente y lo acusan de quién sabe qué cosa, entonces también hagámosle una prueba de alcoholemia al presidente a ver si está borracho o no. Esto es una falta de respeto y una falta de altura en el debate de ambas partes. Hay algunas voces, como la mía, que piden parar esto ya.

Usted hace parte de la Alianza Verde, ¿qué reflexión hace del fallido proceso de escisión y qué opina de que tengan que volver a llegar juntos a 2026?

Escisión ya no hubo. Nos tocó juntitos desde la diferencia gestionar esas diferencias y constituirnos como alternativa de poder.

¿Cree que Carlos Amaya, como dejó entrever días atrás, renunciará para ser candidato?

Si Carlos Amaya renuncia a la Gobernación de Boyacá y es candidato presidencial, tendremos uno de los aspirantes más fuertes en el partido para competir en el 26. Insisto que tendremos que hacerlo unidos desde la diferencia y dando ejemplo al país de cómo debemos reconciliar las posiciones distintas buscando lo que nos une, no lo que nos separa.

Ahora tenemos un Verde como alternativa de poder importante en el 26 tanto en el Congreso como si Amaya renuncia en el caso de las presidenciales.

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