Tan solo 24 horas después de presentar el proyecto de reforma a la salud que desató polémica y críticas incluso de su propia coalición de Gobierno, el presidente Gustavo Petro salió al balcón de la Plaza de Armas de la Casa de Nariño, frente a la icónica Plaza Núñez ubicada entre la Presidencia y el Congreso de la República, para tratar de demostrar que tiene músculo de “masas”. Desde allí dio un discurso con el que prácticamente chantajeó al Legislativo para que le dé luz verde a todos sus planes reformistas.
Desde el balcón de Palacio y mirando de frente al Congreso, Petro dio ante centenares de sus seguidores un discurso en tono de campaña electoral con el que advirtió que si sus proyectos reformistas no son aprobados por el Congreso, se podría generar un nuevo brote de violencia como el que provocó el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. En esa línea insistió en que en Colombia no habrá “paz ni democracia” si no se aprueban sus reformas de salud, laboral y pensional.
“Quizás se repitan los hechos de 1938 cuando detuvieron la Revolución en Marcha. Quizás en los círculos del poder económico se tejan mecanismos para impedir, a partir del dinero, una época de cambios en Colombia. Si eso es así, solo hay que recordar 1938, detener la Revolución en Marcha condujo al asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y a una violencia que aún no termina”, aseguró el Jefe de Estado.
Esta actividad fue citada por el Mandatario para tratar de medir su capacidad de convocatoria y revivir su vieja estrategia de dar discursos desde un balcón y junto al “pueblo”, como lo hizo tras su destitución de la Alcaldía Mayor de Bogotá en 2013. En este caso Petro aseguró que haría una “socialización” y “pedagogía” de sus reformas, pero terminó siendo un ejercicio de proselitismo político.
De hecho, Petro volvió a hablar en el tono que lo hacía cuando fue candidato, e incluso le lanzó una pulla a su propio equipo de trabajo al plantear que “quizás haya funcionarios que no den la talla” para resolver los problemas del pueblo, y habló de elecciones para afirmar que quienes votaron por él no lo hicieron “por una simple moda”, sino exigiendo cambios.
Pese a que se aseguró que el Jefe de Estado haría “pedagogía”, lo que en realidad terminó haciendo fue un llamado a sus simpatizantes para que se sigan movilizando y fue insistente en que sus reformas de salud, laboral y pensional tienen detrás una lucha de clases, y señaló que hay dos banqueros –cuyo nombre no aclaró– que se oponen a sus planes. “No vamos a imponer el socialismo, sino una democracia, la justicia social”, dijo.
El Presidente prefirió no profundizar en el contenido de sus reformas y en su lugar reiteró el discurso que dio para sus propuestas de campaña. Entre ellas destacó que busca garantizarle un bono pensional a los adultos mayores del país para evitar que estén trabajando en las calles vendiendo productos como “Bon Ice”, y señaló que creará un fondo único en el que se capitalizarán los recursos de salud del Estado, con lo que volvió a lanzar pullas a las EPS, frente a las cuales cuestionó que “nunca invirtieron en la prevención de la enfermedad”.
Con estas propuestas, Petro trató de restarle importancia a las críticas que expresaron partidos aliados suyos como el Conservador, Liberal y La U, quienes pusieron en duda su apoyo a la reforma a la salud y les mandó un mensaje tácito de presión política al señalar que si el Congreso no lo apoya “lo único que están haciendo es no construir los caminos de la paz”.
Por otro lado, insistió en generar una lucha de clases al plantear que la ley vigente en materia pensional fue diseñada y aprobada “para dos negociantes”, en lugar de haber pensado en los intereses del “pueblo colombiano, el pueblo trabajador y para los viejos”. Y al tratar de explicar su reforma laboral aseguró que está del lado del “pueblo trabajador explotado” y no del empleador que explota e impide que haya jornadas de trabajo más cortas y mejor pagas.
Esta puja entre clases que trató de dejar claro el Jefe de Estado quedó en evidencia cuando aseguró que lo que su Gobierno está proponiendo es un “pacto social para que la oligarquía ceda en sus privilegios y permita construir una democracia y la paz”. Y en esa línea hizo un llamado a sus adeptos para que se levanten y no se arrodillen para defender sus reformas, sin importar lo que decida el Congreso.
Apoyo popular autoconvocado
Este llamado del Presidente a sus seguidores a levantarse para presionar al Congreso se dio en un contexto de movilización social que fue convocada desde la propia Casa de Nariño, pues Petro pidió a sus adeptos reunirse en las plazas públicas del país para defender reformas cuyo contenido de fondo se acababa de revelar, como la reforma a la salud.
En el caso de Bogotá, la concentración principal partió desde el Parque Nacional, desde donde al menos 1.100 personas se movilizaron hacia la Plaza Núñez. En Medellín, la concentración se hizo en el Parque de los Pies Descalzos y partió hacia el Parque de los Deseos, trayecto al que se integró el alcalde Daniel Quintero, quien trató de mostrar su respaldo al Gobierno Petro.
Para este miércoles está previsto que se desplieguen en las mismas calles las voces de la oposición que convocaron a quienes no apoyan a Petro a manifestarse en contra de estas mismas reformas