El incremento de bandas urbanas y la disputa rural entre “los Urabeños” y la guerrilla del Eln, tiene a las autoridades de Chocó en alerta por el aumento de los secuestros y el alto riesgo de desplazamientos forzados.
La más reciente denuncia la hizo el Defensor del Pueblo del departamento, Luis Enrique Murillo, quien informó que hay vulneraciones a los Derechos Humanos en 20 de los 30 municipios chocoanos; que los pleitos entre ilegales han tenido confinadas a 4.000 personas este año; y que en abril han secuestrado a ocho personas, entre ellas seis indígenas.
“Son varios derechos los afectados, el más recurrente ha sido el confinamiento y la restricción a la movilidad, el desplazamiento de familias o comunidades internas”, señaló Murillo a Colprensa.
EL COLOMBIANO consultó a investigadores policiales sobre la situación de Chocó en materia de crimen organizado. Coinciden en que la principal amenaza es la disputa entre “los Urabeños” o “Clan del Golfo” y el frente Resistencia Cimarrón del Eln, que lleva más de cuatro años activa y se concentra en el sur de la región, por el control de la ruta del Pacífico.
El citado frente fue el que secuestró a los hermanos Patrocinio y Odín Sánchez, hecho que frenó varias semanas las negociaciones de paz entre el Gobierno y el Eln.
El presunto líder de “los Urabeños” en Chocó es Eber Monterrosa Ramos (“Furia”), al mando de unos 420 militantes; y su supuesto cabecilla en Quibdó es Juan Carlos Cuesta Palacios (“Segundo”).
En la capital chocoana también actúan bandas locales, como “los Mercenarios”, “los Gavilanes”, “los Pachitos”, “los Pinkys” y “los Jotas”, que se dedican al sicariato, tráfico de drogas, extorsión y uso de menores para delinquir.
“Estos grupos le trabajan al mejor postor, llámese guerrillas o ‘Clan del Golfo’. Así lo han hecho siempre, antes trabajaron para ‘los Rastrojos’ y ‘Renacer’”, cuenta uno de los investigadores, quien pide la reserva de su identidad.
El general Carlos Rodríguez, comandante de la Región 6 de Policía, acota que su institución brinda seguridad en los cascos urbanos, “pero muchas disputas se dan en corregimientos lejanos, donde no hay presencia policial. Estos grupos usan como autopistas los ríos Atrato, San Juan y Baudó; ahí tenemos apoyo de la Armada”.