El Gobierno y la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito presentaron este miércoles el monitoreo de cultivos ilícitos de 2019, en el que se reportó una disminución del 9 % en el área cultivada con hoja de coca, registrando 159.000 hectáreas, y un aumento del 1,5 % en la producción de cocaína, alcanzando 1,317 toneladas métricas, con respecto al 2018, el máximo en la historia del país.
EL COLOMBIANO consultó a María Alejandra Vélez y a David Restrepo, investigadores del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (Cesed) de la Universidad de los Andes, para que expliquen el comportamiento de ambos fenómenos y los efectos que estas cifras tienen en territorio.
¿Cómo puede explicarse que la cantidad de hectáreas de coca haya disminuido mientras la productividad de cocaína aumenta?
“El resumen ejecutivo del reporte explica que los ‘enclaves cocaleros’ (zonas con mas de diez hectáreas sembradas con hoja de coca por kilómetro cuadrado) ahora son más competitivos debido al incremento en la rentabilidad de los cultivos y de los procesos de extracción y refinación: variedades más productivas (mas hojas por mata; mejores prácticas agrícolas o cultivos más tecnificados, disminución en los costos de producción (insumos o mano de obra más barata); disminución costos de transporte.
Esto es preliminar, pero puede estar mostrando que la presión de la guerra contra las drogas, genera incentivos para aumentar la productividad... esto a largo plazo no son necesariamente buenas noticias si de lo que se trata es de disminuir la producción de cocaína”.
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¿Esta disminución en el área sembrada es un síntoma de que se están tomando buenas decisiones en la lucha contra las drogas?
“El resumen ejecutivo del informe afirma que ‘en los territorios intervenidos con erradicación forzosa o voluntaria, se ha notado una reducción en los cultivos de coca del 22 %’. También explica que ‘en 2019, fueron erradicadas de manera manual 101.273 hectáreas de cultivos ilícitos: 94.670 por parte de la Fuerza Pública y 6.603 por parte del Plan Nacional Integral de Sustitución de Cultivos (PNIS)’.
A esto hay que hacerle un análisis de costo/beneficio y costo/efectividad. El PNIS reporta una resiembra de menos del 1 %, mientras que para la erradicación manual (forzada), la evidencia muestra que la resiembra es mucho mayor (22 % según el resumen ejecutivo).
Los esfuerzos siguen estando en el eslabón mas débil de la cadena y la promesa de desarrollo alternativo del PNIS no se ha cumplido por falta de recursos asignados al programa, por ejemplo, menos del 1 % de las familias tienen proyectos productivos. En estas condiciones, probablemente la reducción de hectáreas cultivadas, que depende la erradicación forzada, no será sostenible y se trasladará a otras zonas.
El narcotráfico no está perjudicado, sigue exportando la misma cantidad de cocaína o más según los cálculos de productividad”.
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¿Cuáles son las condiciones que favorecen la consolidación de los seis enclaves del narcotráfico?
“La mayoría de ellos son sitios de frontera con un Estado ausente (bienes públicos: justicia, hospitales, infraestructura, etc.), hay una integración de la cadena: cultivo y transformación en el mismo territorio controlado por grupos armados y facilidad en la logística de transporte.
Preocupa mucho que cuatro de esos enclaves están en el Pacífico, y aunque no hay detalles de localización exacta, estos enclaves pueden estar en área de influencia de territorios de comunidades negras: Frontera Tumaco (Nariño), El Charco-Olaya Herrera (Nariño), El Naya (Cauca-Valle del Cauca), Argelia-El Tambo (Cauca). Aunque se reporta disminución en los territorios de comunidades negras, el 16 % de los cultivos está en consejos comunitarios. Urge una política diferencial donde herramientas como los pagos por servicios ambientales en contextos de territorios colectivos entren apoyar economías locales que les genere bienestar. Es necesario fortalecer procesos locales organizativos y llegar con un Estado integral, no solo seguridad, a estos territorios donde hay además control de grupos armados que amenazan cualquier esfuerzo de las comunidades de transformación de los territorios.