Tras las amenazas de muerte contra tres funcionarios de la Unidad Nacional de Protección (UNP) –entre ellos, su director, Augusto Rodríguez–, este viernes Juliette De Rivero, representante en Colombia de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, pidió apoyo internacional y una “investigación inmediata y exhaustiva”.
Previamente, la entidad había denunciado que al correo institucional de Rodríguez llegó “una grave amenaza contra su vida y la de su hija”, así como contra dos altos funcionarios que vienen adelantando las investigaciones penales y disciplinarias por diferentes hechos de corrupción al interior y en el entorno protectivo y de contratación de la entidad.
Ante ello, De Rivero condenó las intimidaciones e instó a la Fiscalía a que adelante una “investigación completa, pronta y exhaustiva” que permita el esclarecimiento de los hechos. También elevó un llamado a que se implementen acciones articuladas por parte de las autoridades estatales que permitan que la UNP pueda cumplir su labor esencial y objetivos en condiciones de dignidad y seguridad.
“Deploramos absolutamente estas amenazas. Urgimos a la Fiscalía hacer una investigación inmediata y exhaustiva de esta situación. Apoyamos el trabajo que está haciendo la UNP de limpieza de la corrupción en la institución y de mejorar los servicios para proteger a los defensores de derechos humanos”, explicó la representante, quien ofreció el acompañamiento de la ONU.
En el correo intimidatorio contra los 3 funcionarios se les advierte que “dejen de seguir jodiendo la gente”. Rodríguez ha denunciado irregularidades dentro de la Unidad, que van desde el uso indebido de vehículos blindados hasta actos de corrupción.
En marzo pasado, una serie de presuntas chuzadas a su celular personal, seguimientos nocturnos y movimientos sospechosos cerca a su residencia fueron algunas de las señales de alerta por las que el director de la Unidad Nacional de Protección, Augusto Rodríguez, ya sospechaba de un posible atentado en su contra.
Finalmente, y pese a las medidas de precaución que tomaron él y su equipo de escoltas, el ataque armado se produjo el pasado 7 de marzo, dejando a uno de los presuntos criminales muerto y a un escolta con heridas leves.
Según su relato, el director de la UNP recogió a su hija en la universidad y se dirigió a su residencia ubicada en Ciudad Montes, en la localidad Puente Aranda de Bogotá.
Una vez llegaron a casa, Augusto cambió la rutina de siempre, en la que los escoltas se bajaban primero, y decidió descender del vehículo con su hija sin esperar la respectiva verificación. Ya entrando a su casa, los escoltas empezaron a escuchar el ruido de varias motos que era inusual a esas horas de la noche en un sector relativamente tranquilo de la ciudad.
Sin verlos todavía, uno de los escoltas se acomodó en posición de disparar por si algo ocurría. Y así fue. Mientras Rodríguez y su hija ingresaban a la vivienda, las motos se acercaron más y más hasta que quedaron cerca de la camioneta de seguridad.
Lo que los salvó, según contó el director, fue que ambos alcanzaron a entrar cuando inició el tiroteo y observaron los hechos desde adentro. “Fue una balacera muy fuerte en la que hubo por lo menos 20 intercambios de disparos entre ellos. Las motos se fueron en contravía y a unos 100 metros una persona cayó de una moto. Uno de mis escoltas tuvo una herida leve en la pierna, sufrió un rozón y la camioneta tenía varios impactos”, contó el director en entrevista con RCN Radio.