El tiempo se agota. En poco más de un mes los candidatos postulados ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) por grupos significativos de ciudadanos o movimientos sociales tendrán que entregarle a la Registraduría Nacional del Estado Civil al menos 580.620 firmas válidas para que se avale, por fuera de los partidos políticos tradicionales, su aspiración para las elecciones presidenciales que se celebrarán en 2022.
De acuerdo a la información del CNE a la que tuvo acceso EL COLOMBIANO, hay 45 grupos significativos de ciudadanos registrados –que reúnen al mismo número de candidatos– con el propósito de recolectar las firmas y entregarlas antes del próximo 17 de diciembre. Entre estos 45 candidatos solo hay 10 que son ampliamente conocidos por la opinión pública, mientras que los otros 35 son ciudadanos, sin renombre, que no pierden la ilusión de gobernar al país y reemplazar a Iván Duque en la Casa de Nariño.
Detrás de los diez reconocidos entre los que están tres exalcaldes (Federico Gutiérrez, Enrique Peñalosa y Rodolfo Hernández), dos exministros (Alejandro Gaviria y Juan Carlos Echeverry), un exgobernador (Luis Pérez Gutiérrez), un excomisionado de Paz (Miguel Ceballos), un senador (Roy Barreras), una lideresa social (Francia Márquez) y un líder cristiano (Alfredo Saade), hay 35 personas con ciertas particulares que hacen únicas sus precandidaturas presidenciales, empezando por los nombres de algunos de ellos. Además, se destaca que en el listado solo hay cinco mujeres inscritas.
A pesar de que no se ha completado la fecha para entregar las firmas, cuatro de los precandidatos que empezaron a recolectar firmas ya se “bajaron del bus”: Rafael Augusto Capacho Rojas (Movimiento Republicano Patriota), Efrain Torres Plazas (Eliminemos las Ratas Políticas Marcando Aquí), Luis Carlos Agudelo Galvis (Organización Socialdemócrata Colombiana) y Luis Alfonso García Carmona (Movimiento Partido Nacional PNC), quienes confirmaron que desisten de su aspiración.
Candidaturas particulares
En el listado de aspirantes a la Presidencia por firmas hay tres ciudadanos en particular que sobresalen entre los demás por lo original de sus nombres. Se trata de tres “sin tocayos” que tienen nombres de pila que se remontan a hechos históricos como la Segunda Guerra Mundial y los orígenes del cristianismo.
Uno de ellos es John Hitler Delgado Salazar, quien recolecta firmas a través del comité al que llamó Movimiento Democrático Independiente (Modic). Este colombiano, quien trabaja como mecánico, asegura que espera convencer a los 17,2 millones de ciudadanos que decidieron no votar en las elecciones de 2018 y su principal propuesta es reformar la Constitución Política de 1991, para mejorar la distribución económica en el país.
Según detalló Delgado Salazar a través de sus redes sociales, su padre fue tan fanático de la historia y de las guerras que decidió llamarlo Hitler y estuvo cerca de ponerle de primer nombre Adolfo, tal y como el máximo dirigente de la Alemania Nazi.
Otro de los aspirantes que sobresale entre las particularidades es Judas Armando Echeverría Chiriboga, quien se ve como el sucesor de Duque en el poder el próximo año con su Movimiento de Restauración Democrática. Apartado del más común referente, Judas Tadeo el apóstol que traicionó a Jesús de Nazaret, este colombiano dice que lo que más identifica a su proyecto político es su misión de transformar al país con lo que ha aprendido en materia económica en los últimos 30 años viviendo en Estados Unidos.
El tercer precandidato que sobresale por su llamativo nombre es Dimas Herney Cruz Mesa, quien comparte nombre con Dimas el “Buen Ladrón”, uno de los dos malhechores crucificados junto a Jesús de Nazaret. Con su grupo Justicia por Colombia, Cruz Mesa espera ser candidato en 2022 y cambiar teniendo como una de sus principales una reforma pensional con la que buscará que los hombres se jubilen a los 55 años y las mujeres a los 50 años.
Lo llamativo de los comités
A los 41 aspirantes que continúan en la carrera por recolectar las firmas exigidas los respaldan diferentes comités que a través de sus nombres dan una lectura previa del enfoque que tendría la campaña de estos precandidatos, que decidieron no buscar aval en un partido político tradicional.
Entre esos comités hay diversas particularidades. Por ejemplo, tres de esos grupos hablan de una lucha contra la corrupción: Colombianos contra la Corrupción en la Presidencia, del precandidato Efraín Torres Plazas; Proyecto Anticorrupción del Pueblo, de Alexánder Amaya; y Liga de Gobernantes Anticorrupción, Hernández. Además, en esta lista puede incluirse también el comité de Torres Plazas, que transmitía un mensaje de lucha contra las “ratas” (ladrones) en el ámbito político nacional.
Por otro lado llama la atención la propuesta del precandidato Fernando Parra López, quien al parecer buscaría acabar con un elemento básico de las democracias, los partidos. Se tomó tan en serio esa distancia con las colectividades políticas ya establecidas, pues su premisa es Por una Sola Colombia sin Partidos Políticos.
En la lista aparecen otros grupos con nombres llamativos, pero abstractos a primera vista. Es el caso de Gatovierno Vesinocrático de César Augusto Curvelo Beleño; además del La I, de Alejandro Tiquidimas Fernández. A estos ambiguos comités los complementa Por la Purga de Álvaro López.
Participación femenina ínfima
Además de los nombres, un hecho que no deja de llamar la atención es que apenas cinco mujeres estén inscritas entre más de 40 aspirantes por firmas. La limitada cuota femenina dentro de este grupo está en: Clara Ines Posso Mayorga (Colombia Libre), Francia Márquez (Movimiento Político Soy Porque Somos), Elizabeth Moreno Sanabria (Movimiento Social Plan Salida), María Inés Castillo Vargas (Es Nuestra Oportunidad) y Amparo Valdivieso (Amparo La Esperanza de Colombia).
Esta situación motivó a la Misión de Observación Electoral (MOE) a emitir una alerta por la poca participación femenina. “Hasta el momento solo cinco de más de 40 aspirantes a candidaturas por firmas a la Presidencia son mujeres, por lo que resulta importante estar atentos a si este panorama cambia hacia uno más representativo y de mayor visibilidad de los liderazgo femeninos”, expuso la entidad.
En este grupo de precandidatos un aspecto que tampoco pasa desapercibido es que aunque la premisa de los que recolectan firmas es distanciarse de los partidos políticos, algunos de ellos sí han estado cerca de colectividades conformadas (ver Paréntesis), lo que podría desdibujar la intención de búsqueda de un aval ciudadano