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Las redes de los hijos de “el Chapo” en Colombia

Los herederos del cartel de Sinaloa tienen negocios ilegales en los enclaves del narcotráfico y la Costa Pacífica.

  • Escena de la destrucción ocasionada por el cartel de Sinaloa en Culiacán, luego de la captura de Ovidio Guzmán (“el Ratón”). FOTO cortesía.
    Escena de la destrucción ocasionada por el cartel de Sinaloa en Culiacán, luego de la captura de Ovidio Guzmán (“el Ratón”). FOTO cortesía.
Infográfico

La captura de uno de los herederos del cartel mexicano de Sinaloa generó alerta en los productores y traficantes de cocaína colombianos, pues Ovidio Guzmán López está en la lista de sus clientes más importantes.

La detención de “el Ratón”, hijo del capo Joaquín Guzmán Loera (“el Chapo”), ocurrió en la madrugada del pasado jueves en Culiacán, en una operación que dejó 10 militares muertos y 35 heridos, así como 19 delincuentes dados de baja y 21 capturados.

Además, desató una oleada de terrorismo en esa ciudad, con balaceras indiscriminadas, enfrentamientos con la Fuerza Pública, bloqueos de vías, cierres del aeropuerto, escuelas y locales comerciales.

Los ecos de esa captura retumbaron en Colombia, a 3.169 kilómetros de distancia, pues el cartel de Sinaloa, junto al de Jalisco, son las organizaciones que más dinero invierten en la siembra, producción y exportación de cocaína, tal cual ha venido denunciando EL COLOMBIANO.

La facción sinaloense constituyó sus redes desde los años 80, en ese entonces en alianza con el cartel de Medellín, y ha sabido mantenerlas a lo largo del tiempo con otros actores. Fuentes policiales y de Inteligencia explicaron que sus socios de la actualidad son “la Oficina”, el Clan del Golfo, el ELN, las disidencias de las Farc, “los Pelusos”, “Comandos de Frontera” y la nueva Junta Directiva del Narcotráfico (JDN), más una serie de narcos invisibles que las autoridades no han logrado rastrear.

Estas alianzas le permiten a la empresa criminal de “el Ratón” acceder a zonas de cultivo en los enclaves de coca (Nariño, Putumayo, Bajo Cauca y Catatumbo); laboratorios en los Llanos Orientales y la región de El Naya (Valle y Cauca); plataformas de exportación en Urabá, la Costa Caribe, Tumaco, Chocó y Buenaventura; y puntos de acopio en las fronteras con Ecuador, Panamá, Perú, Brasil y Venezuela (ver la infografía).

“Ellos siguen con sus tratos de cambiar armas por droga con grupos ilegales que están en la Costa Pacífica”, acotó un agente de Inteligencia, y agregó: “Están comprando tierras en territorios de los indígenas de Cauca, por medio de testaferros, para camuflar su producción con los cultivos ancestrales que permite la ley”.

De la misma manera financian el hurto de hidrocarburos del oleoducto Trasandino de Ecopetrol (Putumayo y Nariño), para llevarlos a refinerías clandestinas en la selva y transformarlos en un disolvente especial para fabricar cocaína, llamado “cochinillo”.

Las reuniones para concretar estos negocios se hacen en Miami, Medellín, Bogotá, Barranquilla, Cartagena, Cali, Guayaquil y Caracas. En la capital antioqueña son recordados los pasos de otro hijo de “el Chapo”, Jesús Alfredo Guzmán (“Alfredillo”), quien entre 2016 y 2018 departió con otros narcos bajo la protección de “la Oficina” y el Clan del Golfo.

El último delegado de Sinaloa detectado por las agencias de seguridad fue Brian Olguín Berdugo (“Pitt”), capturado en Cali en abril de 2022.

Llegó a Medellín en febrero para reunirse con los socios de “la Oficina”; luego viajó al Valle en marzo, para concretar un cargamento de cocaína con miembros de la columna Dagoberto Ramos de las disidencias farianas; y después se quedó en Cali, disfrutando de unas cortas vacaciones con su novia colombiana.

En la vigilancia a estas conexiones transnacionales, la DEA y la Policía le siguen la pista a un escurridizo miembro de la nueva Junta Directiva del Narcotráfico, quien sería fundamental en los tratos con los mexicanos.

Trabajó para el extraditado Daniel “el Loco” Barrera hace dos décadas, con el alias de “el Flaco”, y ahora que asumió los contactos directamente se cambió de apodo: “Boyaco Sinaloa”.

Los agentes afirmaron que tiene vínculos con los herederos de “el Chapo” y con Ismael “el Mayo” Zambada, otro de los líderes del cartel, no solo para el tráfico de narcóticos, sino también para el lavado de activos.

“Boyaco Sinaloa” oculta su fortuna en el mercado de esmeraldas, la propiedad raíz en los Llanos Orientales y Cundinamarca, y locales comerciales en Bogotá.

Está en guerra contra el Clan del Golfo y otros cabecillas de la Junta Directiva, por una mayor tajada del negocio.

Es posible que suceda lo mismo en el cartel de Sinaloa, tras la captura de Ovidio Guzmán con fines de extradición. La expectativa está en las cosas que podrá contar cuando esté en manos de la DEA, tanto de su red en México como de sus socios en Colombia.

Egresado de la U.P.B. Periodista del Área de Investigaciones, especializado en temas de seguridad, crimen organizado y delincuencia local y transnacional.

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