René Guarín es un ingeniero de sistemas de 52 años. Trabaja en la Alcaldía Mayor de Bogotá, tiene dos hijos, y ha tenido que exiliarse del país en dos ocasiones en los últimos años como consecuencia de la vocería que asumió del grupo de familias de los desaparecidos del Palacio de Justicia por su condición de hermano de Cristina Guarín, una de las mujeres que murió en circunstancias que aún no han podido ser esclarecidas.
Guarín le concedió una entrevista a EL COLOMBIANO y habló sobre la muerte de su hermana, el reciente hallazgo de su cuerpo por parte de la Fiscalía y las razones por las que se unió a las filas del M-19.
¿Cómo terminó usted en la guerrilla?
“En la medida en que va pasando el tiempo yo voy viendo a mis papás haciendo todas las gestiones ante un Estado que se comportó de forma indolente e infame y les tomaba del pelo con respuestas dilatorias y no hacía nada. En ese momento es que yo decido que legítimamente puedo plantearle una demanda armada al Estado y en el mes de abril de 1986 me vinculo al M-19, inicialmente como colaborador y luego como integrante activo de las fuerzas especiales del movimiento guerrillero. Luego a los dos años caigo preso por más de medio año y después termino como guerrillero rural hasta llegar a Santo Domingo, Cauca, a la dejación de armas en marzo de 1990”.
Pero ¿por qué decide irse al M-19 sabiendo que también eran victimarios en el caso del Palacio?
“Hay un hecho cierto y es que las desapariciones forzadas de nuestros familiares se dan estando en custodia de miembros del Ejército Nacional y de los cuerpos de seguridad y esa es una responsabilidad que le cabe al Estado y que ha sido reconocida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos”.
¿Es cierto que usted fue capturado con una carabina que pertenecía a un miembro de la fuerza pública que murió a manos del M-19?
“Eso es cierto. Cuando me capturaron me aprehendieron con una carabina M1 que portaba el cabo Villamil, que había caído en la toma que llevó a cabo el M-19, en 1986, en Nemocón, Cundinamarca, en un acto que fue reconocido por la justicia como un acto legítimo de guerra entre combatientes, o sea, igual hubiera podido ser yo el que hubiera caído como combatiente del M-19”.
¿Usted cree en realidad que hubo desaparecidos en el Palacio de Justicia?
“Sí. Los desaparecidos fueron capturados por Policía, Ejército y cuerpos de seguridad del Estado y fueron llevados inicialmente a la Casa del Florero y allí fueron considerados sospechosos de pertenecer al M-19, fueron torturados, asesinados y desaparecidos y hasta hace poco mi hermana fue una de las tres personas que apareció en una fosa de otra persona, según nos dijo la Fiscalía. Pero curiosamente en estas 11 exhumaciones no hubo acompañamiento de un ente internacional que fuera veedor a sabiendas de que el Estado en este caso es juez y parte”.
¿O sea que usted duda que ese cuerpo sea el de su
hermana?
“No, a mí no me cabe ninguna duda de que ese sea el cuerpo de mi hermana, yo no creo que el Estado colombiano se vaya a someter a una vergüenza de ese estilo, máxime cuando me mostraron un trozo de la falda con la que ella se ve salir viva del Palacio. Lo que genera dudas es el hallazgo en esa tumba porque estaba abandonada hace 30 años y que no haya habido una veeduría internacional como sí pasó en otros casos”.
¿Qué responsabilidad le cabe al coronel Plazas Vega?
“Yo no creo que el coronel Plazas Vega sea el único responsable, es decir hay una serie de policías y militares que no han sido suficientemente investigados por la justicia. Desde un comienzo se dejó quieto a la Policía, al DAS, al F2 y al Departamento de Inteligencia del Ejército que tuvo activa participación en la retoma del Palacio. De suerte que aquí no son todos los que son, ni son todos los que están”.
Además porque las personas que salieron con vida del Palacio fueron llevadas a la Casa del Florero, que no estaba bajo la jurisdicción de Plazas Vega...
“Sí. Hay un hecho bien particular y es que Plazas Vega siempre ha dicho que él se limitó a hacer la operación de recuperación y que entregó a las personas a la Casa del Florero, sin embargo hace poco conocimos una foto del libro de la escritora irlandesa Ana Carrigan, en donde aparecen personas ya capturadas al interior del Palacio, es decir que al interior del edificio sí hubo capturas y señalamientos”.
¿Hay versiones que sugieren vínculos de su hermana con el M-19, ¿qué piensa de eso?
“A mí no me consta que Cristina haya sido guerrillera, pero si lo fuera recordemos que el Estado colombiano fue condenado por al Corte Interamericana por la desaparición de 11 personas, entre ellas una guerrillera, Irma Franco. A mí lo que me causa gran sorpresa es que quien más ha dicho eso es Plazas Vega, a él parece molestarle el hallazgo de los restos de mi hermana”.
¿Y de las investigaciones que se adelantaron contra su padre y su hermano, con anterioridad a los hechos del Palacio, por pertenecer al M-19?
“Decir que mi papá era del M-19 o lo mismo mi hermana, es algo que ni quita ni pone al delito que cometió el Estado de desaparecer a mi hermana de manera forzada en la retoma del Palacio de Justicia. Ya las instancias nacionales e internacionales de justicia han reconocido el delito de desaparición forzada de unos civiles y de una guerrillera como lo era Irma Franco Pineda de suerte que ese hecho no justificaría lo sucedido. Eso mandaría el mensaje de que el que reza y peca empata”.