Ni una botella ni una moneda, tampoco las vasijas u objetos de oro y plata del navío español que naufragó en aguas colombianas, hace 311 años, podrán ser comercializadas para financiar su rescate de las profundidades del mar caribe.
Así lo explicó en la mañana de ayer la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, en rueda de prensa con el director de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, Camilo Gómez. Ambos anunciaron que el pasado 19 de diciembre el Galeón San José fue declarado bien cultural de la nación colombiana por parte del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural.
La implicación directa es que los términos en que se había configurado la Alianza Público-Privada (APP) con la empresa inglesa Maritime Archaeological Consultants (MAC), no podrán ser cumplidos. Esto es, que la maniobra de extracción sería costeada con parte de los tesoros rescatados, que no fueran declarados como bien cultural, y que estuvieran repetidos, por ejemplo, las monedas de oro.
Esta fórmula se planteó en el gobierno de Juan Manuel Santos para evitar que el Estado tuviera que asumir los altos costos de la operación (que en ese momento se calculó entre 70 y 100 millones de dólares). Esto abrió un debate entre puristas y pragmáticos, los primeros alegan la riqueza de cada detalle que se pueda recuperar; los segundos, que ven en algunos tesoros una salida para la costosa financiación de la extracción.
Con el cambio de Gobierno la opinión sobre la importancia patrimonial del navío se decantó por la preservación de la totalidad de la estructura y su contenido. “Para el presidente Duque es fundamental que ninguna moneda, ninguna astilla de madera vaya a estar en los anticuarios del mundo”, afirmó Ramírez en la rueda de prensa.
Esta visión es apoyada desde algunos sectores de la academia. David Rubio, presidente del Patronato Colombiano de Artes y Ciencia y del Colegio Máximo de las Academias de Colombia, señala que esta declaratoria es valiosa, sobre todo porque en la sociedad en la que estamos, el valor de las cosas visto desde la economía se fundamenta en la oferta y la demanda “y el mismo artículo puede tener precios diferentes dependiendo de la región”, pero con la decisión del Gobierno, se hace un llamado a concientizar “el valor de los objetos, de lo material, histórico y patrimonial como el Galeón, que son objetos invaluables para ponerles un precio”.
Su concepto, argumenta, se basa en que en el país se ha perdido el valor de la memoria histórica por el hecho de ponerle signo pesos al patrimonio que se encuentra.
“El Galeón es un patrimonio sobre el valor de nuestra historia”, agrega el experto, quien aprovecha para llamar la atención del gobierno para que, a la hora de revisar el ordenamiento jurídico y legal para financiar la protección del Galeón y adelantar su recuperación, “pero debemos sacarlo del marco comercial”.
Rubio, para poner un ejemplo de lo relevante que es la protección de este bien, menciona “el orgullo” que da visitar el Museo del Oro, donde “independiente del valor comercial, estamos valorando un testimonio de nuestro pasado”.