Un panorama con técnicos extranjeros es el que se aprecia cuando multinacionales llegan al suelo colombiano a adelantar labores. Esta movida es una situación en la que estas empresas se ven obligadas a traer mano de obra foránea calificada, pues en el país se cuenta con baja capacidad de esta para cumplir las tareas específicas que demandan las organizaciones internacionales.
Este es uno de los aspectos que resalta Jaime de Jesús Pérez Tamayo, rector del Instituto Metropolitano de Educación (IME), al resaltar la importancia que tiene estudiar una técnica.
“Es la mejor manera de vincularse al mundo profesional laboral, es la manera más eficiente y con mejores resultados para que la gente consiga trabajo, porque la capacitación de los programas técnicos que damos las instituciones de formación para el trabajo son basadas en competencias laborales. Las competencias laborales son estandarizadas a nivel mundial, lo que permite, inclusive, la movilidad de la mano de obra a otros países”, dice.
Para Albert Corredor Gómez, presidente del Centro de Sistemas de Antioquia (Censa), “se debe recomendar estudiar una técnica porque nuestra pirámide educativa está invertida. Cualquier país industrializado y de primer nivel, por cada profesional que existe egresado de una universidad, existen cuatro tecnólogos y ocho técnicos. Una empresa necesita un solo gerente y muchos operarios, entonces se requiere mucha más mano de obra calificada”.
Es en este sentido que las instituciones de formación para el trabajo ofrecen programas que permiten acercarse a labores específicas. En este proceso de formación, las instituciones educativas tienen claro que no solo es formar en un saber específico, es también dar insumos como persona, garantizar un aprendizaje donde lo humano tenga relevancia.