El 29 de octubre pasado 100.096 chocoanos confiaron en Nubia Carolina Córdoba para ser la primera mujer elegida para llevar las riendas del departamento. El desafío no es de poca monta.
En diálogo con EL COLOMBIANO, la gobernadora entrante habla de los problemas de la región, su cercanía con el presidente Gustavo Petro y la senadora Piedad Córdoba, y la forma como el Gobierno Nacional está liderando la política de paz total. Advierte que con hambre “no habrá paz” e insiste en que se debe involucrar a las comunidades en el proceso.
¿Qué implicaciones tiene que, por primera vez, sea elegida una mujer gobernadora del Chocó por voto popular?
Es una responsabilidad grande para mí. Hoy tengo la posibilidad de representar a todas las mujeres del Chocó. Esta fue una decisión de las mujeres: la rural, la urbana, la de los barrios, la agricultora y la barequera. Fue una decisión de la mujer que todos los días apuesta todo por su familia, la que incluso ha participado en política siempre. Esas mujeres hoy querían la posibilidad de que por primera vez una de nosotras pudiera ser elegida por voto popular en representación de todas.
Sé que de esta tarea depende que queden las puertas abiertas para las mujeres del Chocó que de verdad se merecen la participación en todos los espacios de la vida social, política, comunitaria, económica, académica y productiva.
¿Quién es la mujer que está detrás de la dirigente política?
Vengo del sector académico. Soy abogada de la Universidad Externado. Tengo una especialización en Derecho del Medio Ambiente y maestría en Planificación Territorial y Gestión Ambiental de la Universidad de Barcelona. En este momento estoy cursando estudios de doctorado en la Universidad Católica de Córdoba de Argentina. Soy políglota con dominio de cuatro idiomas extranjeros, entre ellos, japonés.
Soy investigadora, docente y catedrática. Mi énfasis de investigación ha sido el régimen jurídico en las comunidades afrodescendientes, en derechos étnicos y en modelos de desarrollo con enfoque diferencial. Tengo varias publicaciones, entre libros y entrevistas científicas.
Mi objetivo ha sido combinar inicialmente los derechos, pero después la planeación del territorio al modelo étnico-territorial. Sin embargo, también he tenido el sueño de ser funcionaria pública. Por eso pasé de trabajar con cooperación internacional, algunos ministerios y luego en la Unidad para las Víctimas. En 2018 intenté aspirar a la Cámara de Representantes, pero no lo logré.
Después fui secretaria del Interior y de Gobierno de Chocó. Desde allí pude conocer de fondo la administración departamental y me dio la oportunidad de conocer con mucha más profundidad los 31 municipios, la zona rural y la problemática de las comunidades.
A partir de esa experiencia pudimos adquirir todas las herramientas para presentarle al pueblo chocoano una propuesta ya no tanto de problema o una queja, sino una perspectiva de solución, y con esa propuesta me presento a la elección para gobernadora de Chocó.
Logró imponerse a un cacique del calibre de Patrocinio Sánchez Montes de Oca, ¿a qué atribuye que haya podido ganarle a semejante maquinaria?
Fue un desafío grande porque, entre otras cosas, no solo fue él. Él logró la adhesión de otras muchas fuerzas tradicionales alrededor de su candidatura. El candidato que también representaba la tercería se unió a él. Nosotros tuvimos que apelar a unirnos con la militancia de base del Partido Liberal y a partidos emergentes que tienen buen trabajo con la gente, como la Alianza Verde, el Nuevo Liberalismo o el Pacto Histórico, con quien hicimos adhesión formal.
Los cacicazgos políticos no pueden creer que los votos están amarrados en las subregiones. Hay que conquistarlos desde las propuestas y tratarlos con respeto. Son ellos los dueños de los votos y quienes toman la decisión. Apelamos mucho a los jóvenes, a las mujeres y a la revolución de los ciudadanos de base. Eso lo represento yo.
La manera de enfrentar esto fue realmente muy difícil y, de hecho, implicó incluso que mucha gente pensara que era como la pelea de David contra Goliat, pero tal como en el pasaje bíblico aquí también Dios nos permitió la victoria.
A propósito del Pacto Histórico, el presidente Petro salió a reclamar su triunfo también como de él y de la coalición de gobierno. ¿Siente que realmente fue así?
Claro que sí, porque hay que respetar a los aliados políticos y el Pacto Histórico, a partir de su adhesión formal, era parte de esta campaña. Antes de que formalizáramos ya las fuerzas del Pacto estaban contribuyendo con el ejercicio que hicimos desde las bases para poder gestionar y presentar esta candidatura hasta hacerla crecer.
Hay que tener en cuenta que, tanto en el caso de las elecciones presidenciales como ahora, fue el pueblo el que nos dio un apoyo masivo. Acá el presidente obtuvo más de 130.000 votos y nosotros más de 100.000. En el caso de las elecciones presidenciales confluimos muchas de las fuerzas políticas del departamento, muchos sectores sociales y comunitarios, y hoy pasa lo mismo. Ambos, tanto el presidente como yo, le debemos al pueblo la decisión masiva de seguir apoyándonos y les debemos corresponder. Quisiera que pudiéramos contar con el Gobierno Nacional.
El pueblo espera eso de nosotros. Chocó tiene muchísimas dificultades que afrontar hoy y por el volumen que son, pues no podemos afrontarlo solo. No pueden solo los alcaldes. No pueden solo los líderes sociales. Requeriremos la mayor coordinación y la mayor concertación entre el orden nacional y el orden territorial para poder lograr los objetivos que el pueblo espera.
Es decir, ¿usted se considera aliada de Petro?
Me considero aliada del Gobierno Nacional.
¿Qué participación tuvo la senadora Piedad Córdoba en su campaña? Incluso, son familia...
La senadora Piedad Córdoba tuvo la deferencia de venir a la formalización del acuerdo de adhesión entre el Pacto Histórico y el Partido Liberal. Ella es prima en segundo grado de mi difunto padre, que era congresista del Partido Liberal en representación del Chocó. Falleció hace 20 años en esa condición de congresista en un accidente aéreo. Él estaba justo en la campaña por la Gobernación acompañando a un candidato cuando su avión se estrelló en las aguas del río Baudó e infortunadamente lo perdimos.
Nosotros venimos de la familia Córdoba que viene de la zona rural de Quibdó, de un río que se llama Neguá, del tronco familiar de Diego Luis Córdoba, quien es el padre del departamento, porque siendo congresista hace 76 años fue quien logró que Chocó dejara de ser intendencia y se convirtiera en departamento formalmente.
Todos tenemos una dinámica de política muy afincada en el deber, en el servicio y en que el ejercicio político es para la gente. Así que la senadora y yo hemos mantenido siempre una relación de respeto. Ella, por supuesto, respaldó esta candidatura al punto que vino a hacer presencia con nosotros el día de la formalización de esa adhesión.
¿Se considera integrante del cordobismo, uno de los clanes más poderosos del departamento?
El cordobismo es uno de los dos movimientos políticos tradicionales del Chocó. Está afiliado al Partido Liberal. Todos los que somos Córdoba en el departamento no somos familia. Acá hay muchos Palacios, muchos Moreno, Murillo o Córdoba, pero no todos tenemos relación de consanguinidad.
Pero sí el cordobismo es un movimiento político tradicional, el otro es el losanismo. El primero viene afiliado al liberalismo y el segundo al Partido de la U. La característica principal del cordobismo es que tiene una base y una militancia. Son personas de a pie: maestros, agricultores o barequeros. Le tengo un gran cariño a las bases cordobistas porque respaldaron con mucha euforia a mi padre y porque han tenido una historia de participación y de lucha que debe ser recordada, ojalá no de manera manchada, sino del criterio político de un movimiento que ha llevado tantos años en el departamento del Chocó haciendo democracia.
Es decir, ¿sí se reconoce cercana a todo este cordobismo?
Por supuesto. El cordobismo nace de Diego Luis Córdoba y soy descendiente de él.
Una de las grandes apuestas de este Gobierno es la paz total y Chocó es uno de los departamentos más golpeados por el conflicto, particularmente por el ELN. ¿Qué preocupaciones le genera la forma cómo se está liderando el tema de la paz?
El departamento del Chocó siempre le va a decir que sí a la paz, porque somos quienes hemos estado en el centro de ese conflicto. Tenemos que empezar por visibilizar una realidad y es que en las cinco subregiones, en la mayoría de nuestros municipios, hoy el conflicto es la cotidianidad, es lo que ocurre todos los días.
Y muchos de nuestros municipios deberían estar generando progreso y alternativas económicas para nuestra gente a través de poder fomentar la agricultura y el comercio de nuestros productos primarios. Pero la presencia de los grupos al margen de la ley representa un reto muy grande para las comunidades, sobre todo las rurales, que son las más afectadas.
La disputa territorial que existe en el departamento hace realmente muy gravosa la vida de las comunidades y eso pasa todos los días. Ocurre todos los días en la cotidianidad de las comunidades campesinas. Entonces sí queremos ojalá que esta apuesta por la paz total involucre a los chocoanos, que pueda avanzar con la buena voluntad tanto del Gobierno como de los grupos al margen de la ley, incluidas las bandas que hacen presencia en Quibdó.
Esperamos que eso venga de la mano de oportunidades, porque no vale la pena firmar un documento si no se cambian las condiciones que están llevando a los grupos a hacer presencia en el territorio y a la ciudadanía a alimentar las economías ilícitas que también le dan fortaleza a esos grupos, porque las necesidades de la gente van generando esas dinámicas.
Hay que generar alternativas a la gente directamente de rentabilidad económica, de formalización, de progreso y así también contribuimos a la paz total. Lo he dicho varias veces: con hambre no habrá paz y mientras así sea van a seguir con una brecha entre la construcción de entornos de paz y cualquier tipo de acuerdo.
¿Sugeriría algún tipo de modificación o reforma a cómo se está llevando a cabo esa política de paz total?
Hay que vincular un poquito más a la comunidad y lo veo así para varios de los problemas de orden público, del Acuerdo de Paz o con el tema de migrantes. Para todo. No se puede plantear ninguna solución desde arriba, como siempre lo hacemos en este país. Se da una orden desde arriba y miramos a ver si funciona. No, porque lo que termina pasando es que nunca desciende a la base para poder generar la transformación. Tenemos que vincular desde ya a las comunidades y líderes sociales. Si no lo hacemos así y si no fortalecemos con herramientas a quienes están directamente viviendo en el territorio, no veo que la transformación vaya a ser de base.
Estamos en una fase bastante previa, incluso apenas generando acercamientos o instalando mesas, y hay tiempo de poder vincular de mejor manera a las bases ciudadanas que son las más afectadas en esta problemática.
Justo usted menciona el tema de los migrantes, ¿qué ha pensado para atender el problema que se registra en la región del Darién?
Chocó limita con Panamá y entendemos que las relaciones diplomáticas entre país y país se manejan así, de nación a nación, pero entendamos de qué tipo de territorio se trata. En Panamá es una zona altamente selvática, mientras que el Darién nuestro tiene presencia de comunidades indígenas y afros.
Por eso, mi apuesta sería trabajar conjuntamente en una solución que pueda garantizar, primero, la dignidad y protección de derechos humanos, que es lo que me parece más importante para las personas que hacen ese tránsito. Segundo, atender con el criterio de urgencia lo que está pasando, no solamente en lo humanitario, sino también en lo ambiental. Y tres, para que Panamá no sienta que Colombia no le está prestando atención a la problemática tenemos que vincular a las autoridades del territorio, no podemos hacer esa conversación sin ellos.
Todo lo que está pasando en este momento en Acandí, en el Darién o en Necoclí es una afectación directa para las comunidades. A pesar de que sea una relación diplomática de país a país, hay que tratar de que la solución venga concertada con las mismas comunidades.
¿Cuáles son las dos problemáticas más apremiantes de la región y con qué propuestas llega para atenderlas?
Una es desarrollo económico, porque tenemos unos índices de pobreza, pobreza extrema, pobreza monetaria y desempleo de los más altos del país, particularmente desempleo juvenil. Tenemos necesidades básicas insatisfechas en servicios públicos e indicadores que tienen a la gente en condiciones económicas muy difíciles.
¿Cómo queremos rebatir eso? Chocó debe generar condiciones para promover el bienestar económico y progreso. El departamento tiene cinco subregiones con vocaciones económicas muy definidas. Somos el único departamento del país con dos costas y con la red fluvial que conecta esas dos costas. Tenemos dos subregiones enteras con vocación minera, infortunadamente hoy no muy bien gestionadas. Tenemos tres subregiones con vocación agrícola. Tenemos otra subregión muy productiva que es la subregión Baudó y además el río Baudó desemboca en el Pacífico, muy cerca al puerto de Buenaventura con la posibilidad de poder comerciar con el Valle del Cauca.
Tenemos una capital muy próxima a Medellín, otra muy próxima a Pereira y tenemos la posibilidad de garantizar sectores económicos que han generado grandísima rentabilidad a países como Costa Rica, por ejemplo, con el ecoturismo,
Para todo eso se necesita también infraestructura para el desarrollo, porque no podemos decirle a un turista que venga, por más lindo que sea Nuqui para ver ballenas, si sabe que no va a tener energía eléctrica ni internet, o que tiene que pagar tiquetes aéreos cuatro o cinco veces más caros que los de ir a cualquier otro lugar.
Necesitamos construir las vías que nos hacen falta, también las vías terciarias. Que podamos generar servicios básicos como energía eléctrica: tenemos aproximadamente entre el 30 % y 40 % de nuestra población hoy sin interconexión eléctrica. Tenemos que garantizar conectividad, agua y saneamiento básico.
¿Cuál es el otro tema que priorizaría?
El segundo tema es poder garantizar la dignidad de nuestra gente a través de una incidencia importante en el servicio de salud. No tenemos un hospital de tercer nivel, ni uno de segundo nivel porque llevaba cuatro años sin intervención. Necesitamos una buena red primaria de atención de salud. Y esa tiene que ser nuestra apuesta, salvar y dignificar la vida de la gente en la atención de salud, sobre todo porque nuestro departamento es muy rural.
A ello se suma acortar esa brecha que hay entre los niños y jóvenes que están en la educación pública con computadores. También hacer que la universidad pública llegue a las subregiones para abrir la oportunidad de que nuestra gente se eduque. Por todo esto requerimos muchísima concertación, mucha cooperación y poder conectar nuestro Plan de Desarrollo Departamental al Plan Nacional de Desarrollo.
El Chocó tiene que lidiar con muchas cosas. Con la que más lidiamos es el estigma. No todos somos malos, ni todos somos corruptos. Y los que nos dedicamos a la vida pública, también queremos hacerlo con la mayor dignidad. Acá no solo hay corrupción, pobreza o cosas malas. Pero de entrada se nos estigmatiza.