Santiago Andrés Bolívar Salazar es un colombiano que permanece detenido bajo el régimen de excepción de Nayib Bukele en El Salvador. Fue capturado el pasado 22 de mayo, su familia insiste en su inocencia y pide ayuda de la Cancillería colombiana para su liberación.
“Él decidió viajar a El Salvador porque vio una publicidad, que por supuesto es engañosa, en la que decían que el país era seguro y lleno de oportunidades para los jóvenes. Llegó allá el 7 de diciembre del año pasado y fue capturado el 22 de mayo. Lo acusaron de algo que se llama asociaciones ilícitas”, denunció la madre del joven, Alejandra Salazar.
Es que solo en la última semana han salido del El Salvador 280 colombianos. La presión sobre los nacionales recayó después del desmantelamiento de una red de prestamistas o “pagadiarios” que era conformada, principalmente, por colombianos. En todo caso, la situación de Bolívar Salazar no es la primera que se registra en el país centroamericano.
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La madre del joven relató que –bajo el pretexto del régimen de excepción– a su hijo preso no le permiten visitas, llamadas y tampoco el acceso pleno al derecho a una defensa.
“Mi hijo lo que estaba haciendo era, como todos los colombianos, superrebuscador y entonces consiguió con su amigo un lugar donde vendían camisetas y gafas más económicas y entonces ellos las compraban y se iban para las playas los fines de semana a venderlas. Esa era la actividad económica que mi hijo estaba desarrollando allá”, añadió Salazar.
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El joven, contó la madre, desayunaba cerca a una playa cuando fue requerido por un oficial de Policía. Todos los documentos estaban en regla y la única duda –por la que terminó preso– fue porque el nombre del pasaporte no coincidía con la tarjeta de propiedad de una motocicleta que le habían prestado.
“Pienso que la captura tiene mucho que ver con el hecho de que sea un muchacho joven y de que tenga tatuajes en el cuerpo; él tiene varios tatuajes y pienso que eso pudo ser una de las razones por las que fue requerido por la policía en aquel momento. Allá tiene mucha fuerza de los tatuajes con los pandilleros y tiene varios en su cuerpo, pero no tiene nada que ver con esas pandillas”, añadió Alejandra Salazar.
La mujer señaló que, como ella, conoce a otras 20 madres que tienen a sus hijos presos en el régimen de Bukele. Pidió a la Cancillería y al Gobierno Nacional para que intervenga ante las autoridades salvadoreñas y se pueda dar el pronto regreso de sus seres queridos.
Un caso similar se registró en mayo pasado. Esa vez, las autoridades salvadoreñas tuvieron que liberar al colombiano José Antonio Potes Cáez, a quien detuvieron por tener un tatuaje que llevaba en el pecho y a quien acusaron de Mara. Luego, lo presionaron para que grabara un video y dijera que su detención tuvo que ver con asuntos migratorios.