Tras una reunión que duró dos horas, el Consejo de Defensa de la Nación, convocado anoche por el presidente Nicolás Maduró, ratificó que el Tribunal Supremo de Justicia es la instancia competente para el control de la constitucionalidad y exhortó a dicha corte a revisar las decisiones tomadas recientemente, refiriéndose al fallo en el que asumen funciones del Legislativo.
Maduro aseguró anoche que busca mantener la independencia de los poderes y la democracia en su país y que es falso que en Venezuela se esté dando un golpe de Estado. De igual forma, le pidió a los países de la región que no se involucren en asuntos internos.
Antes de que Maduro convocara a la reunión, el Gobierno de Colombia reaccionó ante las decisiones del Tribunal y decidió que por un tiempo indeterminado el embajador de Colombia en Venezuela, Ricardo Lozano, permanecerá en Bogotá.
Según el excanciller Fernando Araujo esta decisión del Gobierno significa que hay una molestia con las actuaciones recientes de su par venezolano. “Es una de las primeras medidas de presión que ejerce un gobierno a nivel diplomático”, explicó Araujo.
¿Significa esta decisión una ruptura diplomática o retiro del embajador? El excanciller Julio Londoño, precisó que este es un incidente normal, que busca unos efectos, pero no implica el rompimiento de relaciones, que es un paso más elevado en la diplomacia y cree que no se dará porque la situación es coyuntural.
Sobre si Maduro puede reaccionar, Londoño afirmó que ya ha sido suficientemente procaz en los últimos años con respecto a Colombia.
¿Decisión blanda?
Una frontera de 2.219 kilómetros, la amenaza tradicional por el diferendo fronterizo con el Golfo de Coquivacoa (o de Venezuela) y la instrumentalización política que ese país hace de la relación con Colombia son para Marta Ardila, coordinadora del Observatorio Latinoamericano y del Caribe de la Universidad Externado, algunas de las razones por las que es difícil una ruptura total o el retiro del embajador.
Agregó que Colombia ya tiene una posición más fuerte frente al vecino y la va a sostener. Prueba de ello es el apoyo a los países que sugerían en la OEA que hubiese una reunión del Consejo Permanente para analizar el caso venezolano.
“Seguramente Colombia va a ser partidaria de aplicar la Carta Democrática, pero hasta ahí. Tiene que mirar el tema de manera muy racional porque se esta sintiendo muy perjudicada con la presencia de emigrantes venezolanos”.
Por su parte Luis Fernando Vargas, coordinador del Área de Relaciones Internacionales de la Universidad Eafit, después de lo sucedido, ya Colombia tiene que ser enérgico en rechazar el régimen. Explicó que al cerrar el poder Legislativo, la situación se torna dictatorial y ante ello, Santos no debe mantener vínculos formales con la “dictadura” de Nicolás Maduro.
“Cayó la gota que rebosó la copa. Así como Perú se pronunció retirando a su cuerpo diplomático de Caracas, Colombia debe proceder en igual forma. Aclaro que no se trata de romper relaciones, pero sí de sentar una posición de rechazo ante lo que está sucediendo en Venezuela”.
Según Santiago Castro, vicedecano de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda, si de verdad existe un compromiso del gobierno colombiano con la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos, y con la democracia como tal, lo mínimo era llamar a consultas, como ocurrió. Agregó que también deben hacerle un llamado de atención al gobierno de Maduro para que respete la separación de poderes que es, en últimas, el pilar de cualquier forma de gobierno democrático.
¿Qué sigue?
El excanciller Rodrigo Pardo (1994-1996) afirmó que las variables y determinantes de la situación venezolana son internas y no hay mucho margen de maniobra para que Colombia, o cualquier otro país, pueda hacer algo para cambiar esa coyuntura interna. “Priman los intereses nacionales, no los del otro país. La democracia en Venezuela es algo deseable pero, pero los intereses nacionales que tienen que ver con las fronteras, el apoyo del proceso de paz, entre otros”.
Pardo agregó que Colombia debe seguir actuando dentro del consenso latinoamericano, porque entiende que los cambios no dependen de lo que ellos digan. “En el gobierno de Álvaro Uribe rompimos relaciones en solitario, y eso fue muy costoso porque nos aisló del resto del continente”.
Según el excanciller Araujo la solución a los problemas de Venezuela la deben encontrar los venezolanos, pero que todos los gobiernos deben ayudar para que se restablezca la democracia.
“No hay muchas herramientas. Se requiere una presión internacional para hacerle ver a Maduro que sus actuaciones son equivocadas. Se puede acudir a la persuasión directa o a la nota de protesta, o a los organismos multilaterales”.
Por un tiempo indeterminado el embajador de Colombia en Venezuela, Ricardo Lozano, permanecerá en Bogotá. Esto en vista de que la canciller de Colombia, María Ángela Holguín, decidió llamarlo a consulta, pese a que al inicio se anunció solo como un llamado a informar.
Según el excanciller Fernando Araujo (2007-2008), esta decisión del Gobierno significa que hay una molestia con las actuaciones recientes de su par venezolano. El pasado miércoles el Tribunal Supremo cerró la Asamblea Nacional de Venezuela.
“Es una de las primeras medidas de presión que ejerce un gobierno a nivel diplomático, y las medidas pueden ir escalándose. El llamado a consulta no tiene tiempo definido”, explicó Araujo.
¿Significa esta decisión una ruptura diplomática o retiro del embajador? El excanciller Julio Londoño Paredes (1986-1990), precisó que este es un incidente normal, que busca unos efectos, pero no implica el rompimiento de relaciones, que es un paso más elevado en la diplomacia y cree que no se dará porque la situación es coyuntural.
“El llamado a consultas es una razón simbólica, en el sentido de que se ha presentado una situación complicada, pero no significa el retiro de definitivo del embajador, que puede regresar en cualquier momento”. Sobre si el gobierno de Nicolás Maduro puede reaccionar, Londoño afirmó que ya ha sido suficientemente procaz en su lenguaje en los últimos años con respecto a Colombia y considera que no habrá otra reacción adicional a ese lenguaje conocido.
¿Decisión blanda?
Una frontera de 2.219 kilómetros, la amenaza tradicional por el diferendo fronterizo con el Golfo de Coquivacoa (o de Venezuela) y la instrumentalización política que ese país hace de la relación con Colombia son para Marta Ardila, coordinadora del Observatorio Latinoamericano y del Caribe de la Universidad Externado, algunas de las razones por las que es difícil una ruptura total o el retiro del embajador.
Agregó que Colombia ya tiene una posición más fuerte frente al vecino y la va a sostener. Prueba de ello es el apoyo a los países que sugerían en la OEA que hubiese una reunión del Consejo Permanente para analizar el caso venezolano.
“Seguramente Colombia va a ser partidaria de aplicar la Carta Democrática, pero hasta ahí. Tiene que mirar el tema de manera muy racional porque se esta sintiendo muy perjudicada con la presencia de emigrantes venezolanos”.
Por su parte Luis Fernando Vargas, coordinador del Área de Relaciones Internacionales de la Universidad Eafit, después de lo sucedido, ya Colombia tiene que ser enérgico en rechazar el régimen. Explicó que al cerrar el poder Legislativo, la situación se torna dictatorial y ante ello, Santos no debe mantener vínculos formales con la “dictadura” de Nicolás Maduro.
“Cayó la gota que rebosó la copa. Así como Perú se pronunció retirando a su cuerpo diplomático de Caracas, Colombia debe proceder en igual forma. Aclaro que no se trata de romper relaciones, pero sí de sentar una posición de rechazo ante lo que está sucediendo en Venezuela”.
Según Santiago Castro, vicedecano de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda, si de verdad existe un compromiso del gobierno colombiano con la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos, y con la democracia como tal, lo mínimo era llamar a consultas, como ocurrió.
Agregó que también deben hacerle un llamado de atención al gobierno de Maduro para que respete la separación de poderes que es, en últimas, el pilar de cualquier forma de gobierno democrático.
¿Qué sigue?
El excanciller Rodrigo Pardo (1994-1996) afirmó que las variables y determinantes de la situación venezolana son internas y no hay mucho margen de maniobra para que Colombia, o cualquier otro país, pueda hacer algo para cambiar esa coyuntura interna. “Priman los intereses nacionales, no los del otro país. La democracia en Venezuela es algo deseable pero, pero los intereses nacionales que tienen que ver con las fronteras, el apoyo del proceso de paz, entre otros”.
Pardo agregó que Colombia debe seguir actuando dentro del consenso latinoamericano, porque entiende que los cambios no dependen de lo que ellos digan. “En el gobierno de Álvaro Uribe rompimos relaciones en solitario, y eso fue muy costoso porque nos aisló del resto del continente”.
Según el excanciller Araujo la solución a los problemas de Venezuela la deben encontrar los venezolanos, pero que todos los gobiernos deben ayudar para que se restablezca la democracia.
“No hay muchas herramientas. Se requiere una presión internacional para hacerle ver a Maduro que sus actuaciones son equivocadas. Se puede acudir a la persuasión directa o a la nota de protesta, o a los organismos multilaterales para un diálogo, o buscar sanciones de a aislamiento político o económico”.
2.219
kilómetros de frontera comparten Colombia
y Venezuela.