Un contenedor repleto de una dulce carga, 22 toneladas de azúcar y panela, les dejó un amargo sabor a 18 traficantes en cuatro países, cuya maraña para introducir cocaína a Europa fue descubierta.
De acuerdo con los informes presentados por la Fiscalía y las policías de Colombia y España, la llamada “Operación Sugar” (“azúcar”) empezó a configurarse el pasado mes de marzo, cuando una compañía francesa gestionó el embarque del producto impregnado del alcaloide.
La empresa, cuyo nombre reservaron las autoridades, era objeto de seguimiento por parte de la Dirección Antinarcóticos de la Policía y la Oficina Antinarcóticos de Francia (Ofast), las cuales presentían que se trataba de una fachada para camuflar movimientos de droga. De hecho, su historial era tan reducido, que la carga de azúcar y panela orgánica en polvo fue apenas su segundo despacho.
Con ese antecedente, las agencias de seguridad permitieron el embarque de los 900 sacos del producto, pero le instalaron un chip de geolocalización al contenedor para vigilar su recorrido.
Después de salir del puerto de Buenaventura (Valle), cruzar el canal de Panamá y navegar el océano Atlántico, el buque llegó el 12 de abril al puerto de El Havre, en la región francesa de Normandía.
Allí estuvo, mientras se hacían los trámites aduaneros y el desembarco, hasta el 26 de abril, cuando un camión recogió el contenedor y lo llevó hasta París, puntualmente a un suburbio llamado Thiais.
La mercancía fue pasada a otro camión y conducida a una bodega en la comuna de Marly la Ville. Estos movimientos fueron espiados por agentes de la Ofast, identificando a los implicados en el transporte y almacenamiento.
Los colombianos
Mientras esto ocurría en Francia, la otra parte del plan se fraguaba en España. Según las autoridades, allí estaba el verdadero destino de la droga.
Tres colombianos de la misma familia arribaron a Cataluña, donde fueron recibidos por dos mujeres de su misma nacionalidad. “Cambiaron de hospedaje en numerosas ocasiones, entre otras medidas de seguridad para evitar ser detectados”, informó la Policía española.
En esa región se reunieron con otros dos colombianos, al parecer “cocineros” o “químicos”, expertos en el procesamiento de droga.
“Todos ellos se habrían desplazado a España con la intención de establecer un laboratorio clandestino para extraer la cocaína impregnada en el contenedor de azúcar”, afirmaron los ibéricos.
Con estas piezas recolectadas, las tres agencias decidieron dar el golpe el pasado 5 de mayo. Capturaron a 10 franceses en ese país, y a siete colombianos en suelo español.
De acuerdo con fuentes cercanas al caso, entre los detenidos estuvieron el quindiano Adalberto Patiño Pareja, de 62 años; su hijo Luis Alberto Patiño López, de 33; y el primo Jorge Hernández Aldana, de 34, quienes, presuntamente, estarían coordinando el montaje de la “cocina”.
El último capturado fue un ciudadano francés de origen árabe, en Dubai (Emiratos Árabes), desde donde al parecer lideraba la organización.
Las 22 toneladas de azúcar y panela fueron decomisadas por los investigadores franceses, quienes las sometieron a un proceso de transformación química, logrando recuperar las 2,5 toneladas de clorhidrato de cocaína que tenían adheridas (ver el recuadro).
Los colombianos y el arrestado en Dubai serán deportados a Francia, donde enfrentarán un agrio proceso por traficar droga camuflada en dulce.