El exministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, rompió su silencio tras su renuncia y rechazó cualquier acusación en su contra, afirmando que no tiene nada que ocultar ni órdenes de captura. Defendió su gestión, negó haber participado en actos de corrupción y acusó a sectores políticos y mediáticos de linchamiento moral.
Pasados casi cuatro meses tras su renuncia del Ministerio de Hacienda, tras salir salpicado en medio del escándalo de corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), este martes rompió su silencio el exministro Ricardo Bonilla, quien ratificó su inocencia al tiempo que sostuvo que no tiene “nada que ocultar” y que en su contra “no hay ninguna orden de captura”.
El exministro, quien salió del Gobierno de Gustavo Petro debido a su supuesta participación en la compra de votos de congresistas a cambio de prebendas, disipó cualquier rumor sobre su salida del país y ratificó que permanece en Bogotá presto a los llamados de la justicia. En esa línea, reclamó que es víctima de un linchamiento mediático y virtual por parte de “barras bravas” de sectores de oposición.
“He aceptado (esta entrevista) para cerrarle la boca a las barras bravas del Centro Democrático y de Cambio Radical que andan sugiriendo que yo estoy por allá perdido, no tengo ni idea dónde. Estoy en Bogotá y me han visto en el barrio, y voy a los restaurantes de la comunidad”, dijo el ministro en diálogo con la emisora W Radio, señalando que hasta ahora no han rastreado ni su patrimonio ni sus cuentas.
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“No tengo nada que ocultar. Entre otras cosas, la Fiscalía no ha hablado conmigo, nadie ha hablado conmigo, ni la Corte. No existe ninguna imputación, no existe ninguna orden de captura. No tengo ni idea de las barras bravas del uribismo y Cambio Radical qué es lo que quieren presionando la calle y poniéndome en la Picota pública. Ese el hinchamiento moral es lo único que me molesta dentro de este proceso”, agregó.
Bonilla también se refirió a los testimonios del exdirector de la UNGRD, Olmedo López y el exsubdirector Sneyder Pinilla, que lo señalan de haber jugado un papel clave que se entrelaza con un ajedrez de presunta corrupción que involucra a congresistas de las comisiones económicas del Congreso.
En efecto, en diciembre pasado chats revelados demuestran conversaciones entre Jaime Ramírez Cobo –asesor de Presidencia cercano a la entonces directora del Dapre, Laura Sarabia–, María Alejandra Benavides, exfuncionaria del MinHacienda y el propio Bonilla con Sneyder Pinilla. El objetivo de la comunicación era coordinar la aprobación de tres contratos por 92.000 millones de pesos del presupuesto de la UNGRD para Cotorra (Córdoba) Carmen de Bolívar (Bolívar) y Saravena (Arauca). Lo anterior, al parecer, por presión de congresistas.
En este contexto aparece el testimonio de la exasesora de Bonilla, María Alejandra Benavides, revelados por Noticias Caracol el pasado 29 de noviembre. Benavides le contó a la Fiscalía que se sintió usada por el ministro Bonilla y que fue presionada en reiteradas ocasiones para autorizar un millonario desembolso a la UNGRD. “Él (Bonilla) sabía que esos contactos los había sacado yo de lo que me habían pasado los congresistas que tenían los cupos indicativos (...) Yo no podía cuestionarlo”, dijo en ese entonces Benavides.
Frente a ello, Bonilla aseguró no tener “ni idea” de lo que su exasesora dijo ante la Fiscalía, señalando que “no tengo acceso al expediente porque yo no tengo ninguna imputación. Como no tengo nada no me dejan ver el expediente”. Para el exministro, se trata de una funcionaria “que cumplía sus funciones, no sé si se extralimitó y eso ya es lo que habría que mirar con la Fiscalía”.
En esa línea, declaró que Benavides era el enlace temporal entre el Ministerio de Hacienda y el Congreso, pero que “de ninguna manera” era su mano derecha. “Nunca estuvo en los consejos directivos de la entidad. Tenía relaciones específicamente con los congresistas. Era muy cercana a los congresistas. Permanecía hablando con ellos, yo no”, agregó.
Bonilla precisó además que usualmente se elaboraban listas de proyectos a priorizar en el Plan de Desarrollo en las que los congresistas tenían algún tipo de injerencia. “Los congresistas siempre estuvieron interesados en que quedaran incorporados una serie de proyectos de sus regiones. Y entonces esa lista quedaba ahí”.
De acuerdo con el exministro –quien alegó que fue víctima de un linchamiento moral por parte del periodista Néstor Morales, director de la emisora Blu Radio–, fue él decidió renunciar al Ministerio. “Esa afirmación de que usé a Benavides fue un mensaje misógino. Yo no me iba a agarrar ni a enfrentar. Preferí irme, hablé con el presidente y preparar el terreno para cuando saliera tuviera mayor información y aclarar las cosas”.
El exfuncionario afirmó además que el exdirector Olmedo López “ha llenado a la Fiscalía de mentiras” al señalar que él tenía la discrecionalidad de entregarle el presupuesto: “No cuenta que él fue en varias ocasiones al Ministerio de Hacienda a indagar cómo conseguía ese presupuesto (...) siempre se reunió con los congresistas en las discusiones de Presupuesto para que eso se agilizara. La mía era la última firma, después de todo un de un largo proceso. Y estábamos en coyunturas de emergencia climática y ya había pasado por diferentes reuniones en donde se pedía recursos”.
El exministro respondió también a los señalamientos del exdirector de la Dian, Luis Carlos Reyes, quien llamó la atención por presuntas prácticas clientelistas en el Ministerio de Hacienda. Frente a ello, declaró que ese despacho tiene la función específica de “organizar el Presupuesto General de la Nación”, una tarea que, añadió, “no se hace de la noche a la mañana”.
“Los proyectos no nacen de la noche a la mañana, los proyectos tienen antecedentes. Hay proyectos que vienen desde hace 10 años y que están incluso ya con conceptos de viabilidad técnica. Hay que mirar si tiene prioridad presupuestal o no. Hasta ahí llega el Ministerio de Hacienda. El Ministerio no ejecuta, no contrata ni se relaciona con contratistas. Y su única otra gran función es entregar la caja. Eso pasa cuando los proyectos están concluidos o avanzados y entonces existen cuentas de cobro”, agregó.
El exministro insistió que sigue viviendo en su casa en Bogotá y que permanece en su barrio, pese a reclamar que lo tienen “azotado” en la red social X, “diciendo que yo debo estar escondido quién sabe en qué hueco por allá en Dubai, en la Cochinhina, no tengo ni idea de dónde. Estoy en el barrio, vivo en mi casa. Todo el mundo me conoce por aquí. No tengo ninguna orden de captura, ninguna imputación. No hay nadie que diga ‘persígalo’”.
