La advertencia del Eln de “sorprender con acciones de igual dimensión” a las Fuerzas Militares y la Policía tras lo que ellos consideraron un “uso de manera desproporcionada” de la fuerza para dar de baja a alias ‘Fabián’, líder del Frente de Guerra Occidental –quien finalmente murió en un hospital de Cali el martes–, es considerada por expertos como una amenaza tanto para la seguridad rural como la urbana.
De acuerdo con Néstor Rosanía, especialista en seguridad y director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, esta guerrilla, aunque históricamente ha dado sus golpes más fuertes en las ciudades con su Frente Urbano, ahora centra más sus ataques en la ruralidad “donde emboscan con más facilidad a la Fuerza Pública” y explica que lo hacen a través de francotiradores y explosivistas.
Así mismo, por su presencia y accionar, las zonas de frontera con Venezuela y Panamá, donde disputan las rutas ilegales de la droga con otros grupos ilegales, también podrían ser blancos de esta guerrilla para sus ataques.
Tras la amenaza del Eln, el Gobierno no dudó en responder. El ministro de Defensa, Diego Molano, calificó de “cínicos terroristas” a los guerrilleros y aseguró que solo les queda dos opciones: “O cesan en su actuar criminal, se desmovilizan y se someten a la justicia, o la acción legítima y legal del Estado colombiano irá tras ellos”.
Del mismo modo, el presidente Iván Duque advirtió que quienes amenazan a Colombia lo hacen desde “la protección que les da la dictadura en Venezuela”, y reiteró que su Gobierno no cederá ante ninguna amenaza.
En el comunicado, el Eln también cuestionó las circunstancias de la muerte de ‘Fabián’, ya que, tras el bombardeo a su campamento el pasado 16 de septiembre en zona selvática del municipio Litoral de San Juan, en Chocó, se había informado sobre su muerte en la acción militar, pero finalmente, el ministro de Defensa confirmó que el guerrillero murió esta semana en un centro médico de Cali.
“Ahora el Gobierno cambia la versión y dice que ‘Fabián’ no murió el 16 de septiembre, sino que había quedado herido y se mantuvo vivo durante 11 días; lo curioso del asunto es que no muere estando herido y solo en la selva, y termine muriendo en una clínica a las 12 horas de haber sido capturado”, se lee en la misiva.
En esa línea, el grupo ilegal señaló que el Comité Internacional de la Cruz Roja debía entregarle un informe oficial desde lo acontecido en el bombardeo al campamento hasta el momento que se confirma de la muerte del jefe guerrillero, y cuestionó el cumplimiento de los protocolos humanitarios de las Fuerzas Militares.
Al respecto, el CICR indicó que trabaja en un diálogo bilateral y confidencial con todos los actores armados.
“Esta es la base de nuestra labor humanitaria para mantener la confianza con nuestros interlocutores, y poder asistir a las víctimas del conflicto y la violencia armada”, se lee en el comunicado.
Y agregaron: “En ese sentido, cualquier observación que tengamos sobre la conducción de hostilidades y sus consecuencias, es compartida de manera bilateral y confidencial con los concernidos”.