Una vez asuma como vicepresidente de la República, luego de la renuncia de Germán Vargas Lleras, el general Óscar Naranjo empezará la tarea que le encomendó el presidente Juan Manuel Santos de fortalecer el posconflicto y avanzar en la implementación del acuerdo con las Farc.
En diálogo con este diario dijo que los colombianos podrán estar tranquilos porque él no tiene pretensiones políticas sino de servicio público.
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Reconoció que la situación del Gobierno es difícil, ante el escándalo de Odebrecht, pero que tiene como reto ayudar el acuerdo con la guerrilla avance por la ruta adecuada que le convenga al país, y atacar problemáticas de seguridad urbana que tanto aquejan a la ciudadanía.
Naranjo, además, resalta la labor de su antecesor, habla de las estrategias para frenar el crecimiento de las áreas sembradas de coca, que en el último, según reporte del Ministerio de Defensa, aumentó en un 13 %.
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Agrega que perseguirán las disidencias de la Farc, aunque celebra que los casos están por debajo del promedio internacional, en relación a otras negociaciones de paz del mundo.
Sin posesionarse el presidente Santos lo encargó de toda la coordinación, por parte del Estado, de la visita del papa Francisco a Colombia en septiembre próximo.
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Según Naranjo, habrá austeridad para esta visita apostólica, pero agregó que será digna y con las mejores condiciones logísticas. Aunque quisiera que en adelante lo llamaran Óscar Naranjo, a secas, dice que respetará el sentimiento que tiene mucha gente, que prefieren llamarlo siempre: general.
En la edición de mañana domingo de EL COLOMBIANO, exclusiva del impreso, podrá ver la entrevista completa con el designado vicepresidente de la República.