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SIP pide a Quintero detener ataques contra EL COLOMBIANO

La Sociedad Interamericana de Prensa exhortó al alcalde a respetar la libertad de prensa.

  • El alcalde Quintero Calle publicó esta portada falsa de EL COLOMBIANO en su cuenta de Twitter, que se hizo mediante un montaje de la portada real.
    El alcalde Quintero Calle publicó esta portada falsa de EL COLOMBIANO en su cuenta de Twitter, que se hizo mediante un montaje de la portada real.
  • Fragmento del documento que expidió la Sociedad Interamericana de Prensa este domingo.
    Fragmento del documento que expidió la Sociedad Interamericana de Prensa este domingo.
31 de octubre de 2022
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La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) —que agremia a 500 medios del continente— le pidió al alcalde Daniel Quintero y a su gabinete cesar los ataques en contra de este periódico.

Luego de cinco días de sesiones, de la Asamblea número 78 de la SIP, esta organización emitió una única resolución sobre Colombia y la dedicó específicamente a Medellín.

“El alcalde Quintero y miembros de su gabinete, en respuesta al periodismo de investigación de EL COLOMBIANO, han arreciado sus ataques contra el diario utilizando las redes sociales”, dice la SIP. Y más adelante recalca que quienes “coartan severamente la libertad de expresión y de prensa deben ser investigados con prontitud y sancionados con severidad”. En esta dirección ya otras organizaciones se han pronunciado, como la Fundación para la libertad de prensa (Flip).

Apenas unas horas después de que se conoció la resolución de la SIP, el mismo domingo, arreciaron los ataques por parte del alcalde Quintero y de su esposa Diana Osorio contra este medio.

Lo que preocupa a la SIP es que desde el gobierno local se estén utilizando todo tipo de herramientas para ir en contra de la libertad de prensa y de esa manera socavar la democracia. La SIP advierte sobre una campaña de descrédito contra este periódico orquestada desde cuentas de redes sociales de miembros del gabinete, de ataques directos del alcalde y de la manipulación de portadas del periódico.

La campaña negativa de la alcaldía contra EL COLOMBIANO se intensificó desde cuando este medio creó la unidad investigativa y comenzó a publicar una serie de reportajes en los que se han puesto al descubierto irregularidades y presuntos hechos de corrupción de la alcaldía y de varias entidades. Historias como el sorpresivo enriquecimiento del hermano del alcalde, el ‘negociazo’ por 48.000 millones de pesos que querían hacer con el lote de Aguas Vivas, la ‘mega mordida’ que pidió el hermano del alcalde para vender el llamado Lote de Carabineros, el descalabro con los contratos del Hospital General, y los graves errores que han cometido con EPM, son apenas algunas de las decenas de denuncias.

Tanto el alcalde Quintero, como su esposa Diana Osorio y demás miembros del gabinete —así como los que acaban de renunciar y se unieron a los ataques de las últimas horas— suelen actuar de manera coordinada en una acción que termina siendo una suerte de burla a la democracia.

No solo por los ataques a la prensa que los investiga, también porque no le dan la cara a la opinión pública como corresponde en un estado democrático de derecho. Dice la SIP que: “El secretario de Comunicaciones de la Alcaldía de Medellín ha dado instrucciones a los equipos de prensa del gobierno local de no atender los requerimientos de información de EL COLOMBIANO”.

Los gobernantes deben rendir cuentas. Y en el caso de Quintero y su gabinete muestran desdén a la hora de hacerlo ante el Concejo o ante la ciudadanía organizada. Es bien sabido que Quintero nunca ha asistido a la entrega del informe Medellín Cómo Vamos y por el Concejo pocas veces se aparece a dar la cara por sus actuaciones. Su estrategia consiste en construir una narrativa en Twitter, donde no tiene que rendir cuentas ni responder preguntas incómodas.

Esas actuaciones antidemocráticas recuerdan a presidencias como la de Donald Trump, hoy recordado por sus salidas disparatadas y por atacar con mentiras o verdades manipuladas a los medios de comunicación que investigaban sus decisiones.

Así como Trump, el alcalde también hace a un lado a los medios que lo investigan: niega entrevistas y su equipo de trabajo decididamente no contesta a las preguntas que se les formulan o que se les envían por correo electrónico con tiempo, cierran cualquier forma de interacción con la prensa. Una vez se publica el artículo suelen decir que nadie los consultó.

Ha tomado tal fuerza esa campaña de evadir a la prensa —en este caso a EL COLOMBIANO—, que hasta procuran no enviar invitaciones ni convocan a las ruedas de prensa de eventos tan importantes para la ciudad como la Feria de las Flores. De esa manera no dan voz a la prensa local. ¿Cómo tener una democracia fortalecida cuando se veta la participación de los medios de comunicación en las discusiones de ciudad?

Otro de los considerandos de la SIP es la campaña de desprestigio. Quintero ha compartido en varias oportunidades portadas falsas de EL COLOMBIANO, piezas que muchas veces se publican primero en cuentas de quienes hacen parte del movimiento Independientes, liderado por Quintero; allí surgen y luego son distribuidas por WhatsApp y Twitter.

Dichos ataques siempre aparecen en las redes sociales del alcalde y su gabinete cuando este medio publica investigaciones sobre posible corrupción en la Alcaldía, una costumbre bastante habitual en gobiernos dictatoriales: no dan respuestas al control político, tratan de borrarlo aduciendo que se trata de un ataque o apelando a una supuesta incapacidad moral de quien investiga y les pide cuentas

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