Sonó una explosión seca. Sobre una acera del barrio Naranjal se desplomó Santiago, su inocencia quedó reducida a un baño de sangre tras un disparo que impactó su cabeza. A este niño de 16 años, con síndrome de down, lo mataron por equivocación en el centroccidente de Medellín.
En la tarde del pasado miércoles la alegría de lo que sería un cumpleaños terminó siendo la tristeza más grande para la familia Noreña Cano. Pasadas las 6:50 p.m., un sicario sin mediar palabra llegó a una de las viviendas ubicada en carrera 63B con la 45A y desenfundó su pistola contra el menor. Todo fue confusión.
Las versiones de los familiares del niño asesinado señalaron que el homicida, un joven de contextura delgada, moreno y que cargaba una riñonera iba en busca de otra persona que se encontraba en una tienda que hay debajo de la casa a la que se dirigía Santiago. La equivocación, aseguran testigos que presenciaron el hecho, se presentó porque tanto la persona sobre la que iban a atentar y el menor asesinado estaban vestidos con camiseta roja.
“Un niño muy simpático, el más saludable, amigable, con 16 años pero con la inocencia de un niño de 5 años, con una imaginación locuaz. Era la única compañía de su mamá, su bastón derecho, quien cantando sus vallenatos sacaba mil sonrisas. Solo queda la única esperanza de tener un ángel más quien nos cuida desde el cielo pero con un dolor y una tristeza profunda en nuestros corazones”, narró una tía del menor asesinado.
El victimario, al darse cuenta de su error y percatarse que su objetivo inicial escapaba, disparó cuatro ocasiones contra él, impactando en tres veces el cuerpo de esta persona, un hombre de 19 años. Dos tiros dieron en el pecho y uno en la cabeza. Configurado el hecho, el atacante se lanzó a la canalización de la estación Suramericana del metro y huyó, pese a la rápida operación candado que entabló la Policía Nacional sobre las vías colindantes.
“Mientras Santiago y la otra persona fueron llevados a un centro asistencial, diez motos de la policía se desplegaron por la canalización, por la avenida Regional, por la 65 y por los sectores del Estadio. La familia de la víctima estaba muy acongojada por lo que había pasado y no entendían porque un día de felicidad por un cumpleaños había terminado en tanta tristeza”, dijo un testigo que presenció los hechos.
La otra víctima del ataque del sicario lucha por su vida en una unidad de cuidados intensivos de la ciudad.
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