Para la temporada decembrina y de Año Nuevo, los 10 alcaldes del Valle de Aburrá prohibieron el uso y comercialización de pólvora en sus territorios. A pesar de esto, las autoridades decomisaron 3.5 toneladas del material y el área metropolitana puso 32 de los 69 quemados que hubo en Antioquia. ¿Cómo fue esto posible, en medio de esas restricciones?
De acuerdo con la estadística de la Gobernación, con corte al 12 de enero, cuando finalizó el Puente de Reyes, de esos 32 casos de quemaduras, la mayoría ocurrieron en Medellín (23), seguido de Bello (3), Itagüí (2) y, con un caso cada uno La Estrella, Envigado, Caldas y Girardota.
Apenas en tres municipios no se registraron lesionados (Barbosa, Copacabana y Sabaneta), lo cual no quiere decir que no hubieran existido, sino que no fueron atendidos por la red de salud.
En el caso específico de la capital paisa, de acuerdo con la Secretaría de Salud de Medellín, esos 23 casos significaron un aumento del 15% en las afectaciones con relación al mismo periodo de la anualidad pasada (cinco casos más). Entre las víctimas, 12 estaban manipulando los artefactos y 11 eran observadores; 15 fueron adultos y ocho niños y, en cuestión de género, 20 hombres y tres mujeres.
A raíz de lo sucedido, EL COLOMBIANO indagó de dónde salió tanta pólvora, pese a los decretos prohibicionistas y al contexto de la pandemia, que añadió más restricciones como la limitación a la movilidad, el encierro obligatorio y los toques de queda.
Movimientos clandestinos
El coronel Daniel Mazo, comandante operativo de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, explicó que la mayoría de los artefactos incautados eran de elaboración artesanal, como los totes y voladores, por lo que la principal hipótesis es que fueron producidos por polvoreros informales que desobedecieron las medidas.
Los dispositivos más complejos, como los llamados volcanes y los cohetes luminosos, son traídos de China por vía marítima e ingresan a Colombia por los puertos de Turbo y Buenaventura. Desde estos sitios hacen un recorrido terrestre, encaletados en automotores, hasta llegar al Valle de Aburrá. En algunos casos, los traficantes usan buses de servicio público y taxis.
La distribución clandestina “es liderada por contrabandistas y comerciantes ilegales”, precisó el oficial. Agregó que no se ha detectado la participación en este negocio de las bandas de crimen organizado tradicionales; sin embargo, señaló que muchas de estas quemas de pólvora se realizaron muy cerca de plazas de vicio identificadas en San Javier, Santa Cruz, Manrique, Doce de Octubre, Bello y Envigado, lugares que están bajo el dominio de los combos.
El coronel manifestó que de las 3,5 toneladas decomisadas, solo 986 kilos fueron judicializados y procesados en la estadística, “lo demás se incautó y se destruyó en conjunto con otras autoridades”. De esa cuasi tonelada documentada y reseñada en el dosier policial, se extraen datos interesantes sobre la pólvora que se traficó en esta época y a qué destinos llegó.
Por ejemplo, de los 567 kilos aprehendidos en Medellín, 225 estaban en el Doce de Octubre, 186 k. en Manrique, 60 k. en Castilla, 25 k. en Villa Hermosa y de a 20 k. en Popular y Santa Cruz, por citar las comunas con más casos.
En cuanto a municipios, a la capital antioqueña le siguieron Sabaneta (197 kilos), Caldas (76 k.), Itagüí (60 k.), Bello (44 k.), Envigado (29 k.), Barbosa (13 k.) y Copacabana (2 k.).
Respecto al tipo de elementos pirotécnicos que más se incautaron, la lista la encabezaron los voladores, con 482 kilos. Estos son de los objetos más peligrosos, pues es difícil predecir dónde caerán, lo que puede producir incendios y heridas a los transeúntes.
Le siguieron la pólvora negra, con 232 kilos; los volcanes, con 76 kilos; y las mechas (56 k.), tacos (43k.), la llamada torta anunis de 25 tiros (36 k.), cohetes (15 k.) y la torta argentina de 15 tiros ( 12 k.).
“La prohibición desestimuló la producción en el Valle de Aburrá, en especial por parte de algunas familias tradicionales que la fabricaban de manera artesanal en La Estrella, Caldas y Barbosa. Aún así, se sigue quemando mucha pólvora. La que vimos en la calle, la incautamos, pero muchas de las quemas se hicieron en patios internos de las casas, solares, balcones y terrazas”, contó el coronel Mazo.
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