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Así funcionan las mafias de repuestos robados en Medellín

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24 de diciembre de 2016
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En Colombia donde se roban más de 16.000 motos al año, este mercado negro puede mover alrededor de unos 300 millones de dólares, según cálculos de Asopartes. Así es el oscuro mundo de la venta de repuestos robados en el Valle de Aburrá.

Lea el especial sobre cómo funciona el oscuro mundo de robo de motocicletas en Medellín

La Bayadera 2:00 de la tarde. Cientos de personas se acumulan en las vitrinas de decenas de negocios de la carrera 33. Pasa una moto con dos patrulleros de la Policía y entran a un negocio en la calle 38. Al parecer ocurrió un hurto. Sí, en La Bayadera.

Alguien vino a reclamar una moto fuertemente armado y se la llevó. No se sabe si la moto era suya, del negocio o de quién. Una mujer les muestra un video del atraco. La presencia de la Policía inquieta a todos, y no es de más. El pasado 14 de octubre se llevaron a 37 personas por venta de motopartes hurtadas.

En el operativo cayeron 4.500 repuestos valorados en 456 millones de pesos. Estas partes tenían limados el identimoto, que es la marca de la placa en cada una de las partes que evita su comercialización. El operativo se hizo en La Bayadera y Los Puentes, en el sector de Carabobo con La Paz.

Negocios y pequeñas viviendas de corredores amplios llenos de cuarticos donde desvalijan cualquier cantidad de motos. Se encontraron decenas de placas de motocicletas robadas, montañas de repuestos externos como carenajes, espejos, direccionales, tapas laterales, pues son los más vendidos por los accidentes de tránsito.

Encontraron hasta ascensores con los que escondían las motos robadas en los techos. La motocicleta llegaba e iba directo al ascensor, que la subía hasta quedar mimetizado con el techo y luego era desvalijada. Fueron en total 76 allanamientos y el 54% de estos locales sellados.

Pero hoy todos están operando. El negocio sigue. Más de 10.000 motos hurtadas en los dos últimos años en el Valle de Aburrá necesitan venderse. La Bayadera y Los Puentes están abarrotados de compradores, la misma gente que critica en redes sociales por la gran inseguridad y el hurto de motos.

“El problema radica en que el comprador, en un porcentaje muy alto, busca precio por encima de la calidad y del sitio donde se les pone los repuestos. Que salga todo barato sin importar la procedencia de la parte”, critica Tulio Zuluaga, presidente nacional de Asopartes.

Y es que las autoridades han desmantelado en el Valle de Aburrá 93 despiezaderos este año, se han capturado más de 500 personas por hurto de motos en los dos últimos y más de 2.500 por vender o comprar esta clase de repuestos. Además murieron 17 supuestos delincuentes. Con todo esto, la mafia de motopartes sigue creciendo como espuma. Zuluaga dice que Medellín es el sitio donde más ha crecido, pues factura 90 millones de dólares cada año.

“Se trata de una cifra impresionante si se tiene en cuenta que Medellín tiene mucho menos vehículos que en Bogotá”, dice Zuluaga que explica que si el mercado fuera legal, las motos costarían entre 12 y 15% menos.

“Me va a dar moto”

Así dicen los pillos de bandas de Manrique, Aranjuez, Campo Valdez, Santa Cruz y el sector de Los Populares, que son las que más injerencia tienen en este tipo de delito, se lo dicen a las “chinguitas” antes de ir a robar en Guayabal o el centro de Medellín, que es donde más ocurren estos hechos.

Muchas de las motos se recuperan en estos mismos sectores, comenta el capitán Anyelo Vivas, jefe del Grupo de Patrimonio Económico de la Sijín de la Policía Metropolitana. “Las empresas de seguridad de GPS nos han dado los seguimientos de algunas de las motos que se han hurtado y un 50% van para el Oriente y un 20 y 30% para el sector de Castilla y Robledo”, relata.

Las motos las roban en su mayoría por halado, usando llaves maestras o quebrando el timón y con ganzúas encienden la motocicleta. Otras veces ocurre el atraco a mano armada o simplemente con armas de juguete o fogueo en semáforos, intersecciones y avenidas. Hay algunos que ni siquiera cargan armas y otros más temerarios que se las llevan arrastradas.

Las más apetecidas la AK 125, Bóxer, NKD, Pulsar, Agility, YBR 125 y BWS. Motos que aumentan cada día su número en ventas y exigen a estos mercados más repuestos y por consiguiente, más motos que robar. “La moto más robada es la moto más comercial. Usted podría hacer un paralelo, las 5 motos más robadas son las más comerciales”, me dice un investigador.

El capitán Vivas dice que tienen a seis bandas identificadas por hurto de motos, entre ellas con una mayor injerencia La Viña y Los Triana, pero reconoce que pueden haber más. Todas estas bandas tienen contactos en La Bayadera y Los Puentes, los llamados receptores.

“Se tienen identificadas varias personas que son los que reciben las motocicletas. Por ejemplo, llega un delincuente con la moto y ellos le dan 500, 600, 700 mil pesos. Otras veces llegan con las motos en partes para que ellos la revendan. Son personas específicas que se llaman receptadores mayoristas”, relata Vivas.

Otra de las modalidades es desvalijar las motos en casas de familia. Las investigaciones de la Policía apuntan a que los grandes despiezaderos vienen en caída, ahora es más rentable tener pequeños lugares para desbaratar las motos. “La dinámica cambia y es utilizar casas de familia a los que les pagan 100.000 pesos mientras la moto es desbaratada y sacadas sus partes para comercializarlas”, cuenta Vivas.

Y eso se puede corroborar. En estos lugares si no se tiene el repuesto se consigue. Se contacta por celular o vía WhatsApp a los talleres y viviendas arriba en los barrios donde guardan los repuestos para que los lleven, confirman investigadores de la Sijín.

Otras veces a las personas que montan su negocio en sitios como La Bayadera o Los Puentes, los contactan personas a ofrecer este tipo de repuestos y abastecerlos, como hacen las impulsadoras en un supermercado.

También hay motos encargadas. “Si hay un cliente que necesita repuestos porque su moto fue accidentada en un 60%, entonces les dicen que en dos días les consiguen todos los repuestos. Obviamente la moto la encargan, la desbaratan y le montan los repuestos a la moto accidentada”, dice Vivas.

FOTO @SeguridadMed
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Un combustible para el robo de motos

“¿Tienes un tacómetro para Yamaha- Libero?.- Tengo uno no más, deme 65.000 pesos pues”, responde uno de los jóvenes que vende repuestos en la calle 38. En la carrera 53 y Los Puentes me ofrecieron 70.000 y 80.000, cuando su valor en agencia es de 461.000 pesos. Y es solo uno de los ejemplos.

“La venta de partes es el mayor combustible del robo de motos”, dice Vivas. Un 70% de motos que se hurtan va directamente el despiece y comercialización. El otro 30% las utilizan para venderlas, sacarlas de la ciudad a municipios y otras para “gemeliarlas” y publicarlas por las páginas web, comenta.

El “gemeleo” es una modalidad altamente usada. En esencia, son dos motos similares y lo que hacen es falsificar la placa original y ponérsela a la otra robada. Ocurre más que todo con motocicletas que no tienen identimoto. Con esta práctica las venden luego en páginas como OLX y Mercado Libre, comentan investigadores de la Sijín.

Pero hay algo que tiene más preocupadas a las autoridades, y es un negocio que viene creciendo en el bajo mundo. Los pillos compran decenas de chasises en la Costa Caribe, principalmente del sector del mototaxismo. Motos gastadas y que ya no tienen mercado. Estas llegan a Medellín con sus papeles en regla y las bandas encargan robos para ensamblarles nuevos repuestos y venderlas.

“Adquieren un chasis viejo a 400.000 pesos y roban otra moto último modelo para sustraer todas sus partes. Luego venden esas motocicletas o se quedan con ellas. La semana pasada capturamos a 17 personas que se movilizaban en motos de este tipo, modelo 2005 y con repuestos de 2016, todas con sus partes robadas y matrículas de la zona costera”, cuenta Vivas.

Muchas de estas personas que compran estas motos no las hacen revisar por la Sijín y las compran con las identimotos puestas. Y son capturadas por falsedad de documento privado y receptación. Les toca presentarse ante la Fiscalía y pagar una millonada en abogados, además que quedan con antecedentes en sus hojas de vida, agrega.

Los ladrones también las prefieren así, pues quedan grabados en video y la identidad de la moto se hace imposible de rastrear, todas llevan a propietarios en la Costa Caribe que no saben los destinos de sus motos o simplemente tienen miedo de declarar.

En Manrique, por ejemplo, los investigadores han detectado talleres de motos fachada y que en su interior son deshuazaderos y se utilizan para ensamblar con partes hurtadas estos chasises que vienen directamente de la costa.

“Algunas personas de barrios populares al no tener la capacidad de adquirir una motocicleta en una agencia de venta optan por ese tipo de motos. Los mismos combos que roban y ensamblan se encargan de financiarlas. La gente se evita el trámite ante concesionaria y banco, y tienen una moto con las mismas prestaciones y a menor precio”, relata un investigador.

FOTO @FicoGutierrez
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¿Cómo combatir este fenómeno?

Sin una normatividad clara para impedir la venta de repuestos de segunda y otros problemas como la corrupción en las autoridades y jueces flexibles que no aplican penas ejemplares contra las cabezas visibles de estos negocios de partes robadas, ¿qué se puede hacer?

Una de las únicas soluciones para los motoristas ha sido la de aumentar los niveles de seguridad. GPS, ‘identimotos’, alarmas con sistemas de apagado, switches de seguridad, etc.

“Las motos marcadas con ‘identimotos’ no son rentables para venderlas en el mercado negro y los sistemas de alarma y el GPS han dado resultados de efectividad de un 99% en la recuperación de estas motocicletas”, dice Vivas. Pero ahora el problema viene de otro lado: las ensambladoras de motos.

Hay que señalar, que los dos primeros años tras la compra de la moto en una agencia, es donde más se presenta este crimen. ¿Por qué? Es cuando los repuestos todavía se pueden vender en el mercado ilegal. La persona adquiere la motocicleta y la manda a marcar, le pone GPS, seguros y alarmas, eso se vuelve un impedimento para reclamar la garantía que ofrecen las casas ensambladoras.

La Alcaldía de Medellín ya viene trabajando en este tema, pidiéndole a las ensambladoras que permitan a estas empresas colocar estos dispositivos y marcas sin perder la garantía del vehículo, pero no han llegado a una concertación. Las empresas reclaman costos operativos en el ensamblaje de estos sistemas.

Mientras esto se concreta, la Policía tiene en el ojo en otros mercados negros que se presentan en tres focos del área metropolitana: Bello, Envigado e Itagüí.

“La idea es implementarlo en el resto de municipios del área metropolitana y a nivel nacional. Porque si seguimos atacando este fenómeno como lo estamos haciendo en Medellín vamos a controlarlo. Para nadie es mentira que las partes también las están sacando de Medellín y viceversa”, concluye Vivas.

El hurto de motos parece no tener solución y menos cuando las personas que tanto critican a las autoridades por no controlar este fenómeno criminal, a la vez acuden a comprar repuestos hurtados a muchos de estos sitios donde operan estas mafias. Por esto las autoridades recomiendan siempre dudar de los bajos precios y denunciar.

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