Los desarrollos urbanísticos en los barrios Sevilla, Chagualo, Jesús de Nazareno y Miranda, de Medellín, no se han materializado, como esperaba la administración municipal dentro del plan de expansión de Ruta N, y la consolidación del Distrito de Innovación en esa zona del norte de la ciudad.
El plan parcial del que se habla hace una década, buscando integrar la Universidad de Antioquia, los parques Explora y Norte, Ruta N y la Sede de Investigación Universitaria (SIU), entre otros espacios de entretenimiento, cultura y ciencia, aún no alza vuelo, no obstante el trabajo esmerado y los avances en socialización y proyectos de emprendimiento con las comunidades.
Para Iván Rendón, líder de Gestión Social del Distrito de Innovación de Ruta N, el principal logro desde 2016, cuando inició el trabajo social para plantear las intervenciones en la zona, en la que la mayoría de asentamientos son estrato 2,3 y 4, es la de superar la percepción, en habitantes, de que renovar implica desplazar.
“El gran miedo de la gente cuando se va a desarrollar un distrito es a que lo desplacen y reducimos esas tensiones. Más allá de grandes edificios necesitamos actividades dinámicas, creativas, de innovación entre comunidades tradicionales. La transformación no son solo edificios”, dijo.
Mejor ambiente
Ruta N, el centro de la innovación de Medellín, adscrito a la Alcaldía, es el encargado del diseño y trabajo social para la creación del plan parcial. La Empresa de Desarrollo Urbano (EDU), es el operador del proyecto (gestión predial y contratación de obras).
En un comienzo, cuando se empezó a hablar del Distrito, las molestias en la comunidad por la renovación que se venía, eran evidentes, aceptó Rendón. Hoy, aclaró, “la totalidad de habitantes y comerciantes de la zona, 6.800, según cálculos de Ruta N, están de acuerdo con el proceso”.
Ese consenso, añadió, se dio producto de un trabajo de identificación de características económicas de la zona y entendiendo las vocaciones, que son asociadas a autopartes, mecánica de vehículos, famihoteles o residencias de estudiantes, y gastronomía.
“Esos factores mueven la economía local. Queremos que se entienda que vivir en un Distrito no implica que se desplacen sus actividades, sino que pueden prestar un mejor servicio”, apuntó.
Rendón agregó que son conscientes de que “la gente se va de la zona, porque no tiene cómo sostener un nuevo tipo de vida” y reportó que están buscando el asentamiento de proyectos detonantes, “que se gestionan con bancas para tener pronto los desarrollos urbanísticos de la zona”.
Entre escepticismo e ilusión
De las dificultades prediales que enfrenten los proyectos de planes parcial, como en el caso de El Naranjal, occidente de Medellín, no se escapa el Distrito de la Innovación.
Aunque la EDU no entregó información sobre propuestas económicas para compra de predios, la comunidad se muestra escéptica con las ofertas económicas que les vayan a hacer los urbanizadores.
Carlos Salazar, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Miranda, uno de los que se intervendrá, enfatizó que les han comunicado sobre el plan, pero los habitantes temen que “los saquen a las malas y sin plata”.
“En estos casos le dan a uno lo que quieran y no lo que vale la propiedad. Conformamos un consejo con habitantes para defendernos”, apuntó.
El líder comunitario comentó que hay expectativa por la ampliación de vías, como sucedería en la carrera 51 c, entre las calle 78 a la 72. Además, explicó, los talleres y bodegas, muchas de reciclaje, que predominan en el sector, serían modernizadas o adquiridas para dar paso a nuevas edificaciones de oficinas y viviendas.
Ruta N 2 aún no va
La meta planteada hace dos años por la EDU, operador urbanístico, era de intervenir 1,5 millones de metros cuadrados en los cuatro barrios que hacen parte del Distrito de Innovación a 2030.
Ese generación de espacio tenía como punto de partida la construcción de Ruta N 2, en un área de 37.000 metros cuadrados, y que iniciaría obras en junio de 2016, pero que hoy sigue sobre el papel.
El retraso de la megaobra, que tendrá además de oficinas, hoteles y vivienda, y en la que se esperaba alojar 150 empresas, es atribuido a dificultades del desarrollador inicial para lograr el cierre financiero del proyecto.
Alejandro Franco, gerente de Ruta N, confirmó que actualmente buscan la manera que el proyecto detone, con inversión pública, “y más adelante privada”.