Tenía 22 años cuando hizo el primer pesebre. Lo fabricó para Coltejer, empresa donde hacía mantenimiento de equipos, y tuvo tal impacto que el gerente, al ver que tenía un talento innato para la creatividad, le pagó seis años de estudio en el Instituto de Bellas Artes.
Desde entonces, Jairo Franco (de Amagá) no ha parado de elaborar pesebres, campo en el que es tal vez el artista más reconocido de Antioquia.
-Fue un pesebre hecho en siluetas de madera en 1968, muy diferente a los comunes, eso le gustó a mi jefe y por eso me mandó a estudiar-, cuenta Jairo, que este 2018 cumple 50 años en este oficio, su pasión, y que no para de sorprender, cada año, con una obra diferente.
Este cincuentenario lo celebra con una obra de 824 piezas que instaló en el sede pastoral de la parroquia el Santo Sepulcro, de Manrique (calle 44 N° 79-24), en agradecimiento al padre Fabián Ortega, que tiene allí una obra social de apoyo para niños con discapacidad y ayudas en mercados para las familias más pobres del sector. Tardó cinco años elaborándolo.
-Hace siete años me operaron de cáncer, estaba tan mal que mi esposa llamó a este sacerdote para que me aplicara los santos óleos, pero él me llevó la única medicina que me pudo curar: Dios. A los ocho días me levanté de la cama y al mes estaba terminando una obra pictórica que tengo: los 125 municipios de Antioquia, me faltaban 20 y ya los terminé todos-, relata Jairo, cuyos pesebres no retratan solo las escenas bíblicas sino también la vida moderna.
En modo gigante
Mientras hay pesebres que se limitan a tres figuras (San José, María y el niño Jesús), los suyos no tienen límites. Su récord quedó en la Terminal del Sur, donde construyó hace 20 años una obra de 254 m2. El actual no es tan grande, mide algo más de 80 m2, pero es impactante de todos modos. El espacio no le permitió hacerlo más grande.
Además de las escenas bíblicas, su obra tiene varios submundos. Uno muestra la explotación minera del carbón de Amagá, con 54 mineros, entre barreteros, cocheros, bulteadores, picadores y las distintas etapas del proceso. Todo es con movimiento.
El otro submundo es el de la cultura paisa, con figuras que representan al panadero, al carnicero, al aserrador, la alfarera, los arrieros y el albañil. Otra capítulo muestra los procesos industriales del café, los textiles, el petróleo y la producción de panela.
-Todas las figuras las fabrico y las pinto yo mismo, la parte eléctrica la manejo desde que trabajaba en Coltejer.
Jairo dice que hará pesebres hasta que la salud, de la que ha sufrido altibajos en los últimos años, se lo permita. Y como no quiere que la tradición se extinga, tiene videos en los que explica su arte.
-Es un conocimiento que tiene que pasarse a las nuevas generaciones, que los jóvenes se enamoren del oficio y haya muchos pesebres en el mundo-, afirma este amagaseño sencillo, carismático y dotado con una alta dosis de creatividad, quien con sus pesebres ha encantado, por años, a propios y extraños, pues cada año, muchos visitantes de la ciudad aprovechan para darse una pasada por sus obras, que han estado expuestas en el cerro El Volador, en el parque de las Luces y en Guayabal, entre otros escenarios.