viernes
8 y 2
8 y 2
A Lucía Margarita Toro ayer no le hicieron una prueba de ADN. Ella ya había pasado por el pinchazo que se lleva la sangre propia para luego cotejarla con otro cuerpo; uno desconocido o que quizá perdió la identidad hace años; o uno que tal vez desapareció y luego fue hallado muerto. Pero ella guarda la esperanza. Durante el primer día de las pruebas biológicas convocadas por la JEP en Medellín, se enteró de que su hijo podría ser uno de los 49 cuerpos encontrados en el cementerio de Dabeiba. Eso, dice, la devolvería a la vida: “Encontrarlo, vivo o muerto”.
Mientras que uno de los salones de la Ciudadela para la Cuarta Revolución Industrial luce casi vacío, con personal de la JEP, Medicina Legal, la Unidad de Víctimas, la Gobernación, la Alcaldía y un par de organismos internacionales, Lucía escucha atenta: le dicen que las versiones entregadas por diez integrantes del Ejército, que ya tienen calidad de imputados, podrían guardar relación con la desaparición de su hijo, Víctor Alfonso Flórez Toro: “Que ellos venían a Medellín y se los llevaban con engaños hasta Dabeiba; que por allá los mataban, nos dijeron”, cuenta, tras precisar que ajusta 15 años en esta búsqueda.
En paralelo, avanza la primera de varias jornadas en las que la JEP, a través de su Sala de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad, busca obtener 700 muestras biológicas de personas que han reportado desapariciones forzadas en Medellín. La jornada, que tiene su segundo día hoy martes, atenderá en principio a 30 familiares que podrían tener relación con 21 de los cuerpos no identificados hallados en Las Mercedes, cementerio de Dabeiba.
Esto, dice uno de los delegados de la JEP, porque de nada sirve exhumar si no hay muestras que permitan cotejos y posteriores identificaciones. Esa, precisamente, fue la orden emitida por la Sala de Reconocimiento en este proceso, adscrito a los casos que investigan los falsos positivos y la situación del conflicto en Urabá. Las pruebas ya habían tenido lugar en Carepa y Dabeiba, por lo que ahora el piloto se concentrará en Medellín.
¿La razón?
La información que recibió Lucía, quien ayer estaba con su compañero, Jorge Humberto Moreno, reseña el porqué de esta priorización. “Mire”, dice Lucía, “mi hijo desapareció en 2007 por la Terminal del Sur, debajo de los puentes que hay allá. Él era reciclador, indigente. Se mantenía entre la casa y ese lugar”. Un día de Madres, luego de prometerle un regalo, no apareció más.
Lo que supo después Lucía, por parte del mayor de sus hijos, fue que unos señores, bien vestidos, en camioneta de cuatro puertas, los abordaron. “Les ofrecieron trabajo, me contó él. Pero el mayor no aceptó y le insistió mucho a Víctor: que eso era muy raro, que quién les iba a ofrecer trabajo. Y así pasó: a mi muchacho se lo llevaron. Él dizque contestó: ‘yo sí me voy, para ganarme una plata y poder llevarle el regalo a mi mamá a la casa’”.
Como este, dice el delegado de la JEP, son los casos reportados desde Medellín. El patrón encontrado, según los militares imputados, habla de reclutamientos de personas vulnerables para ejecuciones extrajudiciales. Hablamos de habitantes de calle, que permanecían cerca de la Terminal del Sur o en el corredor vial del Río, quienes habrían sido llevados con engaños hasta zonas cercanas a Dabeiba para ser luego ejecutados.
Respecto a los hallazgos en Las Mercedes, 11 de los 49 cuerpos ya fueron identificados, según el reporte de la JEP. El proceso es complejo, dice una funcionaria de Medicina Legal, pues aunque se tiene claro que se harán cerca de 700 pruebas biológicas para ampliar el universo de búsqueda en la ciudad, algunas personas que reportaron las desapariciones ya no viven en Medellín.
“Quiero que me ayuden. Yo me mantengo muy pensativa. Lloro mucho. Todos los días que me levanto, tengo eso en la cabeza. Que lo encuentren, por favor, así sea vivo o muerto. Porque él es un ser humano como cualquiera y no es justo lo que le hicieron”, dice Lucía mientras mira unos papeles desgastados por el tiempo, en los que aparece su hijo Víctor.
Periodista y politólogo en formación. Aprendo a escribir y, a veces, hablo sobre política.