De aquí al 30 agosto, al menos, 125 personas identificadas como víctimas de la violencia y actualmente desempleadas deberán tener puestos de trabajo en empresas del Valle de Aburrá.
El reto es del programa Construye paz emplea más, que pretende motivar a los empresarios a darle oportunidad de empleo a este grupo poblacional, generalmente llegado del campo a la ciudad, víctima de desplazamiento, desarraigo y sin mucha capacitación académica y técnica.
“Les pedimos a los empresarios que no sean tan rigurosos en los perfiles, que les bajen a las exigencias para que estas personas puedan aspirar al puesto”, explica Paola Jiménez Escamilla, coordinadora nacional de Comunicaciones de la ong Volver a la Gente, ejecutora del programa.
Se trata de establecer una ruta del empleo exclusiva para las víctimas de cara al posconflicto, lo cual se constituye en un aporte a la paz hecho por los empresarios y que, a la vez, les da ventajas tributarias.
La meta para el Valle de Aburrá, a pesar de que es de 125 personas laborando de acá al 30 de agosto (menos de dos meses), es conseguirle trabajo al mayor número de personas.
Se deben censar y registrar 400 personas, de ellas caracterizar laboralmente a 200 y luego de ubicadas las 125, 50 de las restantes serán capacitadas para seguir el proceso.