De lunes a viernes en el coliseo de combate de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot de Medellín hay programada una cita deportiva que no tiene excusa y que es cumplida sin falta por un profesor de judo y cinco estudiantes que él instruye.
A dicha cita los cinco estudiantes llegan a diario a las 4:00 p.m., cuatro de ellos con bastones y otro guiado por un perro lazarrillo, y se encuentran con su maestro de judo, el cinturón negro en ese arte marcial, Mauricio Macías, quien con una desarrolada capacidad de escucha, orienta, corrige y enseña tanto aspectos teóricos como prácticos de este deporte.
“Con orgullo puedo decir que somos la primera Selección Antioquia de judo de personas con discapacidad visual y aunque en este momento somos pocos, este grupo de deportistas no tiene límites físicos ni mentales para practicar este deporte de combate de origen japonés”, aseguró el profesor de judo.
Al hablarle sobre su historia a EL COLOMBIANO, lo primero que Mauricio menciona es lo que considera son sus tres pilares: su familia, el deporte y su equipo de judo. Según dice, la práctica de esta disciplina se convirtió en el método con el que ha demostrado que el hecho de no poder ver no le impide luchar.
“El judo es como un reflejo de los retos que nos impone la vida a las personas que tenemos una discapacidad visual. Practicándolo se aprende a desarrollar no solo aspectos físicos, sino también mentales y emocionales, y para llegar a enseñar este deporte tuve que formarme y luchar con paciencia, aprendiendo a caer y a levantarme”, expuso Mauricio.
Una historia sin limitaciones
Este profesional en Deporte del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid asegura que su vida no ha sido muy diferente a la de los 1.948.332 personas con discapacidad visual que hay en Colombia, según las cifras recopiladas por el Instituto Nacional para Ciegos (Inci) y el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) en el censo que se hizo en el año 2018.
“Yo nací hace 40 años en el municipio de Vegachí, Antioquia, y de nacimiento tengo una enfermedad llamada retinosis pigmentaria, que progresivamente provoca la pérdida de la vista. Sé que como yo, miles de personas en el departamento y el país se sienten limitadas, pero yo digo que no somos menos que los demás”, agregó Mauricio.
Y es que su camino para ser profesor de judo no fue sencillo pues, según cuenta, a los 18 años se radicó en el municipio de Itagüí, donde trabajaba su mamá limpiando casas, y allí empezó a escribir una nueva historia de vida.
“Al irme de la zona rural tuve más acceso a educación y tras completar el bachillerato, en 2013 tuve la posibilidad de conocer el deporte y enamorarme de él a través de la academia entrando al Politécnico a la carrera de profesional en Deporte, que me demoré siete años en cursar”, apuntó.
Al empezar su carrera en dicha institución (ver Anécdota), Mauricio se planteó el objetivo no solo de poder practicar deportes, sino de enseñarlos, y al conocer la teoría y práctica del judo, asegura, descubrió un escenario inclusivo desde la parte técnica, táctica, teórica y psicológica.
Entrada al mundo del judo
Hasta el año 2013 Mauricio había entrenado atletismo, participando, por ejemplo, en la media maratón de Medellín, la de La Ceja y la de Rionegro, pero sintió que “ese no era el deporte que me movía, porque para practicarlo necesitaba un guía y en el judo encontré la capacidad de hacer las cosas por mi cuenta y demostrar que puedo competir sin depender de un compañero”.
Hablando con mucha seguridad, Mauricio dice este deporte lo envolvió tanto que logró aprender desde lo teórico hasta lo práctico, y conocer sobre las 67 técnicas de ese deporte que implican movimientos con los pies y en el suelo, durante el combate.
“La disciplina de este deporte me permitió pasar por los cinturones blanco, amarillo, naranja, verde, azul y marrón, hasta llegar al negro con todos los aprendizajes y sin la capacidad de ver, pude competir por años y así conseguí dos medallas de plata en los Juegos Deportivos Paranacionales 2019, en Bolívar, eso me motiva a enseñarle a las personas con discapacidad visual”, contó el judoka antioqueño.
Después de conseguir su título profesional en 2020 y tener el cinturón negro desde 2019, Mauricio recibió de parte del Indeportes Antioquia la propuesta de crear un equipo, idea que pudo materializar y así formó la selección departamental de judo conformada por personas con discapacidad visual.
Tras este proceso que le costó poco más de siete años, Mauricio inició con su equipo con el que cumple la cita diaria en el coliseo de combate, donde se reúne sin falta con sus cinco estudiantes para enseñarles sobre esta lucha cuerpo a cuerpo en la que se busca derribar e inmovilizar en el suelo al adversario, con la disciplina y respeto mutuo, como elementos fundamentales.
“En lugar de creer que somos menos que quienes tienen la capacidad de ver, por el contrario, sabemos que tenemos la habilidad de adaptarnos y demostrar que podemos practicar este deporte de igual a igual porque predomina la fuerza en el área de combate”, planteó Mateo Vélez, quien hace parte del equipo y quien anhela ser medallista en los Paranacionales de 2023.
Así como Mateo, otros cuatro alumnos hacen parte del grupo que orienta Mauricio, quien plantea que aunque su equipo todavía es joven, tiene muchas capacidades y potencial. Además, resaltó que se tienen las puertas abiertas para recibir más personas que quieran practicar judo, esperando también conformar un equipo femenino.
En esa línea, el profesor de judo señaló que como él lo hizo, espera que sus estudiantes lleguen a los podios nacionales e internacionales, dejando a un lado las limitaciones y demostrando el aspecto inclusivo de este deporte