Prado, el barrio patrimonial del Centro de Medellín, quedó desconectado. Es como un reducto de casas antiguas que ha tenido ya dos vidas: antes y después del cruce de la avenida Oriental.
Con la construcción de esta vía, Prado Centro no solo terminó aislado del Parque Bolívar, su plaza insignia, sino también del resto de proyectos urbanísticos que se gestan en la comuna 10 de la ciudad.
Pero su confinamiento obligado llegó con otros problemas: lo dejó sin espacio público para sus habitantes.
Mónica Pabón, arquitecta restauradora y exdirectora de la Fundación Patrimonio para el Desarrollo, recuerda que, décadas atrás, cuando Prado Centro comenzaba a crecer, no se construían parques de barrio porque las casas tenían grandes antejardines donde las personas se reunían. Sin embargo, muchas de estas viviendas ya no existen y, por eso, construir un nuevo parque es necesario.
Y hace ocho años que lo están solicitando. Luz Miriam Arango, presidenta de la Junta de Acción Comunal de Prado, relata que, en administraciones pasadas, la Alcaldía de Medellín adquirió varios lotes de una manzana para la construcción de una plaza. Porque, aunque en Prado les queda el parque Olano, el lugar es “como una bahía que escasamente tiene dos bancas”.
Tras casi una década de espera, el proyecto ya tiene diseños listos. El nuevo parque para Prado estará ubicado entre las calles 66 y 67 (Manizales y Barranquilla), y las carreras 49 y 50 (Venezuela y Palacé).
Para Pilar Velilla, gerente del Centro, este sitio será la centralidad de uno de los más importantes conjuntos patrimoniales que le quedan a Medellín, en medio de un barrio que insiste en salvaguardar su patrimonio.
Pero, por ahora, el área en donde estará el parque es aún una cuadra completa de casas vacías y un parqueadero soterrado entre la maleza. ¿Cuál ha sido la dificultad?
Custodiar la memoria
Serán 4.200 metros cuadrados de intervención y tendrá un costo de 5.000 millones de pesos. Paula Palacio, secretaria de Infraestructura, explica que el parque hace parte del plan de obras que se están ejecutando en el Centro y cuenta que la adquisición de predios sí ha sido compleja “porque estamos comprando toda una manzana que antes era habitada”. Además, añade Palacio, otra de las dificultades es una residencia que hoy es hogar de una comunidad indígena bajo la figura de comodato, a la cual se le está solicitando que devuelva la propiedad para adelantar el proyecto.
La funcionaria enfatiza en que, si bien no han existido retrasos en el cronograma de obra, sí han tenido que replantear los diseños.
Luz Miriam Arango coincide y agrega que, en diciembre, la comunidad pudo ver los diseños finales y están ansiosos de que se inicien las obras. Reconoce, también, que sí ha sido difícil concertar acuerdos con los habitantes, porque había quienes pedían una biblioteca, mientras otros insistían en una Unidad de Vida Articulada -UVA-. Y así, dice, recuerda al menos unos tres rediseños.
Pabón comenta que, a pesar de todo, los vecinos están temorosos de que el parque luego no esté vigilado por las autoridades, que se convierta en foco de delitos o habitantes de calle.
Palacio precisa que, en este momento, se están finalizando los estudios técnicos y que en dos meses iniciaría la licitación. El objetivo es que su construcción comience a mediados de 2019 y que sea un homenaje a la memoria histórica de Prado.
Velilla destaca que el diseño hace honor a las viviendas cuyos patios serán espacios en los que la naturaleza podrá crecer y poblar.
Y así, quizás, el parque permitirá volver la mirada a Prado, recorrerlo sin estigmas, poner nuevas huellas en donde antes solo estaban las ruinas de las casas viejas .
5.000
millones de pesos será el costo del parque, ubicado en el eje de la carrera Palacé.