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El drama de 23 personas que salieron de sus casas en 2021 y aún no regresan

Hay otras tres reportadas este año que siguen sin aparecer. Preocupan casos de menores de edad.

  • En el Museo de la Memoria se han hecho eventos para exigir una búsqueda activa de desaparecidos, en especial los que tienen que ver con el conflicto armado. Se exige una mejor articulación entre las instituciones del Estado. FOTO camilo suárez
    En el Museo de la Memoria se han hecho eventos para exigir una búsqueda activa de desaparecidos, en especial los que tienen que ver con el conflicto armado. Se exige una mejor articulación entre las instituciones del Estado. FOTO camilo suárez
  • El drama de 23 personas que salieron de sus casas en 2021 y aún no regresan
28 de febrero de 2022
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El drama de tener un familiar desaparecido, la angustia indecible que genera, no deja vivir tranquilos a amigos y familiares de 26 personas que salieron de sus casas y aún no regresan; 23 en 2021 y 3 en 2022. La cifra obedece a Medellín y, aunque parezca fría, encierra el dolor de un fenómeno que no cesa en la ciudad y en municipios aledaños.

Solo la semana pasada se difundieron avisos de cinco mujeres desaparecidas en el área metropolitana. Dos de ellas eran adolescentes, ambas de 14 años y habitantes del barrio Olaya, comuna 7, Robledo. Aunque aparecieron con vida y ahora se les están restableciendo sus derechos, son casos de un mal que muchas veces termina en tragedia.

EL COLOMBIANO se comunicó con las familias. Una de las menores de edad está en un hogar de paso. Al parecer, se fue de la casa luego de un altercado familiar. De la otra no contaron los detalles.

Una situación similar padeció Tatiana Cataño la semana pasada. Su hija Salomé, adolescente también, fue reportada como desaparecida. La encontraron días después, en buen estado de salud y sin problemas.

Esos finales, sin embargo, no deben restar gravedad al problema. Muchas veces son producto de difíciles relaciones familiares, abuso o acoso dentro del entorno familiar o, incluso, presiones de grupos armados, de acuerdo con los expertos en el tema.

En 2021, según la Alcaldía de Medellín, se reportaron 326 casos de desaparición en la ciudad. De ellos, 185 eran mujeres y 141 hombres. Del total, 282 aparecieron con vida y 21, desafortunadamente, fueron encontrados muertos. De los casos de 2021 todavía hay 23 activos.

El último reporte da cuenta de que en enero de este año se han denunciado 40 desapariciones. En 35 de ellas las personas aparecieron con vida, pero hay tres que no han sido halladas y dos que fueron encontradas sin vida.

El caso más sonado es el de Érica Pérez, una mujer de 37 años que desapareció, en circunstancias aún por esclarecer, el pasado 7 de febrero. Una semana después, el 14, fue encontrada sin vida en el río Medellín. “Fue una muerte demasiado injusta, porque era una persona completamente inofensiva. Cualquiera puede dar fe de eso, una persona inofensiva, una mujer luchadora, una mujer que tenía demasiadas responsabilidades, un hermano y un hijo a cargo. Es imperdonable lo que le hicieron”, dijo en su momento a este medio su prima, Bibiana Orozco.

Hay varios datos que llaman la atención. El primero, que sean más las mujeres desaparecidas que los hombres, como reveló la alcaldía. El segundo, la frecuencia con que se da el fenómeno en menores de edad. Según cifras de Medicina Legal, en 2020, por ejemplo, se reportaron 47 desapariciones de mujeres menores de edad solo en Medellín, frente a 35 de mayores de 18 años. Hay que aclarar que las cifras de Medicina Legal son independientes a las de la alcaldía y no coinciden entre sí, aunque ayudan a dar un panorama del problema.

Las más vulnerables

EL COLOMBIANO conoció uno de los casos de desaparición de menores de edad del año pasado. Se trata de una niña de 13 años que vivía con su madre y la pareja de su madre, un hombre de 40 años.

La familia residía en un barrio popular de la ciudad. Luego de una desavenencia, el hombre se fue del hogar y se llevó a la niña, a quien ya había embarazado producto de un abuso sexual. El caso fue reportado y, con el revuelo mediático y las publicaciones en redes sociales, se logró dar con el paradero. El hombre fue capturado y se le imputaron cargos, entre ellos abuso carnal con persona menor de 14 años. La niña, por su parte, recibió ayuda institucional y decidió tener el bebé. Hoy tiene 14 años.

El doloroso caso, más que un ejemplo, es la muestra del drama que viven muchas menores de edad en la ciudad. Gihomara Aristizábal, líder de la estrategia Buscarlas hasta encontrarlas, del movimiento Estamos Listas, relata que las desapariciones de menores de edad se dan con más frecuencia en la zona nororiental de Medellín, en especial en las comunas 1, 2, 3 y 4.

En general, se presenta en sectores “empobrecidos”, donde hay problemas sociales complejos y dificultades en las familias, como el caso de la niña de 13 años antes expuesto. “Hay un contexto de relaciones abusivas, de niñas de 11, 12 y 13 años que son abusadas por personas adultas. También están inmersas en contextos de violencia, con entornos familiares difíciles”, explica Aristizábal.

Muchas niñas y adolescentes, tratando de huir de esos entornos, buscan una vida fuera de casa. Eso hace parecer que la desaparición sea voluntaria, pero no es tan sencillo definirlo así. Aristizábal comenta que, si bien en un principio parece voluntario, es frecuente que en la búsqueda de ingresos terminen explotadas sexualmente. Ya se ha identificado una práctica que se aprovecha de estas personas vulnerables para explotarlas en otras subregiones del departamento.

Otra arista del problema es la falta de articulación interinstitucional para prevenir y atender la desaparición. “Hay una falta de voluntad política para buscar las niñas. Se demoran las asignaciones de los investigadores, no se hacen campañas de prevención y hay dificultad en el acceso a la información”, precisa Aristizábal.

Ante casos de desaparición, la ruta a seguir es reportar en la línea del 123 y en la Fiscalía (ver recuadro).

Las redes sociales también se han convertido en el espacio para buscar a los desaparecidos. Es un escenario más para combatir este drama

El drama de tener un familiar desaparecido, la angustia indecible que genera, no deja vivir tranquilos a amigos y familiares de 26 personas que salieron de sus casas y aún no regresan; 23 en 2021 y 3 en 2022. La cifra obedece a Medellín y, aunque parezca fría, encierra el dolor de un fenómeno que no cesa en la ciudad y en municipios aledaños.

Solo la semana pasada se difundieron avisos de cinco mujeres desaparecidas en el área metropolitana. Dos de ellas eran adolescentes, ambas de 14 años y habitantes del barrio Olaya, comuna 7, Robledo. Aunque aparecieron con vida y ahora se les están restableciendo sus derechos, son casos de un mal que muchas veces termina en tragedia.

EL COLOMBIANO se comunicó con las familias. Una de las menores de edad está en un hogar de paso. Al parecer, se fue de la casa luego de un altercado familiar. De la otra no contaron los detalles.

Una situación similar padeció Tatiana Cataño la semana pasada. Su hija Salomé, adolescente también, fue reportada como desaparecida. La encontraron días después, en buen estado de salud y sin problemas.

Esos finales, sin embargo, no deben restar gravedad al problema. Muchas veces son producto de difíciles relaciones familiares, abuso o acoso dentro del entorno familiar o, incluso, presiones de grupos armados, de acuerdo con los expertos en el tema.

En 2021, según la Alcaldía de Medellín, se reportaron 326 casos de desaparición en la ciudad. De ellos, 185 eran mujeres y 141 hombres. Del total, 282 aparecieron con vida y 21, desafortunadamente, fueron encontrados muertos. De los casos de 2021 todavía hay 23 activos.

El último reporte da cuenta de que en enero de este año se han denunciado 40 desapariciones. En 35 de ellas las personas aparecieron con vida, pero hay tres que no han sido halladas y dos que fueron encontradas sin vida.

El caso más sonado es el de Érica Pérez, una mujer de 37 años que desapareció, en circunstancias aún por esclarecer, el pasado 7 de febrero. Una semana después, el 14, fue encontrada sin vida en el río Medellín. “Fue una muerte demasiado injusta, porque era una persona completamente inofensiva. Cualquiera puede dar fe de eso, una persona inofensiva, una mujer luchadora, una mujer que tenía demasiadas responsabilidades, un hermano y un hijo a cargo. Es imperdonable lo que le hicieron”, dijo en su momento a este medio su prima, Bibiana Orozco.

Hay varios datos que llaman la atención. El primero, que sean más las mujeres desaparecidas que los hombres, como reveló la alcaldía. El segundo, la frecuencia con que se da el fenómeno en menores de edad. Según cifras de Medicina Legal, en 2020, por ejemplo, se reportaron 47 desapariciones de mujeres menores de edad solo en Medellín, frente a 35 de mayores de 18 años. Hay que aclarar que las cifras de Medicina Legal son independientes a las de la alcaldía y no coinciden entre sí, aunque ayudan a dar un panorama del problema.

Las más vulnerables

EL COLOMBIANO conoció uno de los casos de desaparición de menores de edad del año pasado. Se trata de una niña de 13 años que vivía con su madre y la pareja de su madre, un hombre de 40 años.

La familia residía en un barrio popular de la ciudad. Luego de una desavenencia, el hombre se fue del hogar y se llevó a la niña, a quien ya había embarazado producto de un abuso sexual. El caso fue reportado y, con el revuelo mediático y las publicaciones en redes sociales, se logró dar con el paradero. El hombre fue capturado y se le imputaron cargos, entre ellos abuso carnal con persona menor de 14 años. La niña, por su parte, recibió ayuda institucional y decidió tener el bebé. Hoy tiene 14 años.

El doloroso caso, más que un ejemplo, es la muestra del drama que viven muchas menores de edad en la ciudad. Gihomara Aristizábal, líder de la estrategia Buscarlas hasta encontrarlas, del movimiento Estamos Listas, relata que las desapariciones de menores de edad se dan con más frecuencia en la zona nororiental de Medellín, en especial en las comunas 1, 2, 3 y 4.

En general, se presenta en sectores “empobrecidos”, donde hay problemas sociales complejos y dificultades en las familias, como el caso de la niña de 13 años antes expuesto. “Hay un contexto de relaciones abusivas, de niñas de 11, 12 y 13 años que son abusadas por personas adultas. También están inmersas en contextos de violencia, con entornos familiares difíciles”, explica Aristizábal.

Muchas niñas y adolescentes, tratando de huir de esos entornos, buscan una vida fuera de casa. Eso hace parecer que la desaparición sea voluntaria, pero no es tan sencillo definirlo así. Aristizábal comenta que, si bien en un principio parece voluntario, es frecuente que en la búsqueda de ingresos terminen explotadas sexualmente. Ya se ha identificado una práctica que se aprovecha de estas personas vulnerables para explotarlas en otras subregiones del departamento.

Otra arista del problema es la falta de articulación interinstitucional para prevenir y atender la desaparición. “Hay una falta de voluntad política para buscar las niñas. Se demoran las asignaciones de los investigadores, no se hacen campañas de prevención y hay dificultad en el acceso a la información”, precisa Aristizábal.

Ante casos de desaparición, la ruta a seguir es reportar en la línea del 123 y en la Fiscalía.

Las redes sociales también se han convertido en el espacio para buscar a los desaparecidos. Es un escenario más para combatir este drama .

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