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Mi hijo hace bullying, ¿qué puedo hacer?

Identificar las causas de los comportamientos agresivos y enseñar sobre la empatía son los primeros pasos. Consejos para actuar desde casa.

  • ilustración sstock
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30 de agosto de 2021
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El bullying, matoneo o acoso escolar es una situación con la que lidian alrededor de 150 millones de niños en el mundo, de acuerdo con Unicef. La entidad explica que este surge en los entornos educativos, pero los episodios de violencia pueden ocurrir fuera del aula de clase e incluyen violencia física, psicológica, cibernética, verbal e incluso sexual. La organización lo describe como una forma de discriminación por motivos de raza, orientación sexual, nacionalidad, etnia, condición socioeconómica, discapacidad física, creencias religiosas, entre otras.

En Colombia, entre finales de 2017 y comienzos de 2021, la ONG Bullying Sin Fronteras documentó 8.981 casos graves. Javier Miglino, director de la organización, especificó en un comunicado que no se incluyen todos los casos “ya que es imposible cuantificarlos”.

¿Por qué hay bullying?

Si bien los niños que son víctima de este tipo de violencia deben recibir atención y ayuda psicológica, hay que prestar atención a los motivos por los que uno decide hacer bullying a otro. Brenda Ospina, psicóloga de la Universidad Javeriana y especialista en gestión y desarrollo de niñez y adolescencia, expresa que “generalmente puede ser derivado de ciertas dinámicas que se están presentando dentro de la familia, por esto es clave entrar a valorar cómo estamos criando a nuestros hijos, si esta crianza está o no atravesada por la violencia y qué tipos de valores vivimos en nuestras familias”. Añade que “es clave comprender que dentro del bullying no solamente está el agresor y la víctima, sino que hay un ambiente favorecedor del mismo, ya sean las familias o el entorno escolar”.

La psicopedagoga María Alejandra López resalta que muchas veces los niños actúan por impulso y creen que la forma adecuada de resolver los problemas es mediante la violencia, “porque es lo que ven y lo que conocen. Estos niños necesitan de atención y amor porque cometemos el error de castigarlos, etiquetarlos y apartarlos, pero no nos percatamos de que necesitan apoyo”. López llama la atención sobre cuatro razones.

En primer lugar, señala que no hay un buen ejemplo en el hogar ni un buen modelo a seguir, y ya que los niños aprenden por imitación, pueden copiar estas conductas. En segundo lugar está la opción de que vean mucho contenido violento en programas, películas o videojuegos, y en su cotidianidad repiten lo que ven. Adicionalmente, destaca la falta de habilidades sociales. Por último, cuando tienen poca tolerancia a la frustración, “no son capaces de asumir las consecuencias y por esta razón prefieren actuar de manera inadecuada”, explica López

A lo anterior, Child Mind Institute, organización estadounidense enfocada en la salud mental infantil, añade que otra razón común es que el niño quiera encajar en un grupo de amigos que le hace matoneo a otro y, en consecuencia, repite ese trato agresivo.

Favorecer el diálogo

Ospina asevera que lo primero que debe hacerse es revisar con detalle el entorno. “Es importante que como padres tengamos una mirada amorosa y crítica hacia nosotros mismos. Sin culpas, pero sí desde la objetividad. Luego de esto, hay que entrar a dialogar con los niños”.

En caso de recibir algún aviso por parte de los colegios o instituciones, Child Mind Institute recomienda ser directo con los niños y preguntarles al respecto. Utilizar frases como “me enteré de lo que sucedió, estoy preocupado, cuéntame lo que pasó”, es una de las sugerencias. López agrega que hay que “explicar lo que está bien y lo que no, poner límites, enseñar reglas claras y precisas que entiendan y que puedan seguir”.

Ambas expertas recalcan la importancia de buscar ayuda. “En algunos casos es importante que tanto los padres como los niños puedan acceder a terapia psicológica, ya que el acompañamiento debe ser multidisciplinar”, manifiesta Ospina.

Establecer consecuencias

Más allá de castigar o reprender al niño por sus comportamientos “hay que responsabilizarlo por sus actos, con límites claros, precisos y amorosos” comenta Ospina. “Es importante que las consecuencias no tengan que ver con la comida, o el ir o no a estudiar”. Por ejemplo, si el niño o adolescente está involucrado en un caso de ciberacoso, una posible consecuencia que se propone desde el Child Mind Institute es la pérdida del internet o del celular. Aunque se especifica que hay que demostrarle al niño que puede volver a ganar esos privilegios en algún punto, pues si el niño piensa que no va a recuperar lo que se le quitó, no tiene caso intentar cambiar sus actitudes para hacerlo.

López manifesta que hay que “reorientar el mal comportamiento, algunas veces los niños se portan mal simplemente porque están aburridos”.

Forjar relaciones respetuosas

La institución estadounidense recalca la importancia de explicar al niño que si cometió un error debe repararlo de alguna manera. Ya sea una disculpa frente a frente, un mensaje de texto, una carta o con una acción como una manualidad.

“Debes ser amable con tu hijo, no te sientas mal por decir ‘lo siento’, ‘por favor’ y ‘gracias’. Los niños merecen ser tratados con amor y amabilidad, y si al momento de equivocarte te disculpas, le estás enseñando a asumir sus errores y ser humilde de corazón”, añade López.

En los padres recae la responsabilidad de enseñar a los niños cómo reaccionar ante burlas o comentarios sin llegar a las agresiones. López explica que “es importante hablar a los niños acerca de la empatía, que aprendan a ponerse en el lugar de la otra persona”.

Hablar sobre la diferencia

Ospina resalta que inculcar el respeto hacia los demás y hacerlos conscientes de que no todos somos iguales “es una tarea casi diaria, sin duda el ejemplo es una brújula que le permitirá al niño guiarse, así como ven los adultos que tratamos a los demás, ellos lo imitarán”.

Otra manera de criar niños más conscientes es exponerlos a situaciones en las que se relacionen con otras culturas. Unicef propone actividades como ver películas relacionadas con la diferencia, leer historias o cuentos en los que los personajes principales pertenezcan a una minoría o tengan alguna situación de vida compleja

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