Los momentos más significativos de la Semana Santa tienen algo en común: la presencia de mujeres en ellos. En la crucifixión de Jesús en el Monte del Calvario, por ejemplo, estuvieron María, su madre; María Magdalena y María de Cleofás, la madre de Santiago. Asimismo, el domingo, día en que la fe católica celebra la resurrección de Jesús, fue María Magdalena la primera en ver al enviado de Dios por fuera del sepulcro y la encargada de llevar la noticia de la vida eterna a los apóstoles.
Para los estudiosos de la Biblia –llamados exégetas en términos técnicos–, la presencia de estas mujeres en estos momentos no fue fortuita y habla de la relevancia que tuvieron a lo largo de la vida de Jesús y luego en la expansión de la fe cristiana.
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Paula Andrea García, doctora en Teología y profesora de la Pontificia Universidad Javeriana, asegura que estas tuvieron un papel protagónico en la historia del Mesías. “Los evangelios relatan que cuando llegó el momento del beso de Judas, los apóstoles, por miedo, abandonan a Jesús y las únicas que quedan a su lado son las mujeres. Estos libros son muy específicos al decir que ellas lo siguieron desde Galilea hasta Jerusalén y se quedan al pie de la cruz”, explica la experta.
A pesar de que la mujer se ha relacionado como una figura piadosa y pasiva en la religión, García considera que este imaginario se ha dado, no porque ellas hayan estado al margen de la historia, sino porque se han realizado lecturas e interpretaciones que las colocan a un lado: prueba de ello es su relevancia en la muerte y resurrección de Jesús, un acontecimiento donde su participación no tuvo restricción y que se “ganaron” por méritos propios, según la teóloga.
Pero su “trabajo” no se quedó ahí: hay investigaciones que apuntan que las mujeres cumplieron el rol de benefactoras de Jesús. Una prueba de esto son las excavaciones que un grupo de mexicanos ha realizado en Israel, exactamente en Magdala, donde se cree que nació María Magdalena. Los hallazgos arqueológicos que se han adelantado en la última década podrían indicar que, de haber nacido allí, la seguidora de Jesús fue una mujer influyente económicamente y hasta una de las benefactoras del Mesías, explica García.